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Un martes y 13 en la historia de Podemos
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Antonio Casado

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Un martes y 13 en la historia de Podemos

Iglesias y su equipo reconocen los riesgos de la moción de censura contra Rajoy que se escenifica en el Congreso desde mañana. Saben que pueden salir mal parados

Foto: El grupo parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea presentan la moción de censura contra Rajoy. (EFE)
El grupo parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea presentan la moción de censura contra Rajoy. (EFE)

Pocos días antes de que “doña Irene Montero y 36 diputados y diputadas más” interpusieran una moción de censura para que el Congreso exija responsabilidad política al Gobierno por “las circunstancias de excepcionalidad y emergencia democrática que vive España”, escuché a una dirigente de un partido asociado electoralmente a Podemos, que eso era “como poner la traca final al principio de la fiesta”.

Todos los analistas han coincidido, con esas u otras palabras, en que es un mal paso. Sobre todo después del 'efecto Sánchez' en los últimos sondeos electorales, donde el líder rehabilitado por los militantes mejora la posición del PSOE en la misma medida que empeora la de Podemos.

Iglesias y su equipo reconocen los riesgos de la iniciativa que se escenifica en el Congreso desde mañana. Saben que pueden salir mal parados. Y que solo pueden ganar si los herederos de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, ahora representados en su flamante secretario general, se toman en serio a Pablo Manuel.

Pedro Sánchez le ha dicho a Iglesias que no se siente concernido ni poco ni mucho por su iniciativa parlamentaria

No es el caso. Pedro Sánchez tiene su propia agenda y no quiere adherirse a la de otros. Le ha dicho, con todo el respeto a los votantes de Podemos, que no se siente concernido ni poco ni mucho por la iniciativa parlamentaria de su líder, más próxima a las artes escénicas que a la política. Ergo, aplicará la doctrina Lastra sobre un Rajoy muy censurable y un Iglesias ni de lejos presidenciable. Significa neutralidad a la hora de votar al candidato que se ofrece a librarnos del PP y salvar la democracia. O sea, abstención del PSOE. Junto a los cantados noes del PP y Ciudadanos, la ocurrencia va camino de convertirse en el martes y 13 de Pablo Manuel Iglesias.

Entre el desdén de los socialistas y las mofas de los teloneros de Rajoy, tiene muchas papeletas para quedar de fecha maldita en el historial de Podemos. Como maldito quedó en el historial del PP aquel 30 de mayo de 1987, cuando un impaciente líder del PP, Antonio Hernández Mancha (y por impaciente, fallido), quiso acabar con Felipe González a contrapelo de la política, la matemática y el sentido común.

Mariano no es Felipe, pero tiene aprobados los PGE y están de su parte la política, la matemática, el sentido común y el nulo interés de los socialistas por coronar a Iglesias como alternativa de poder. Si otrora el actual presidente del Gobierno tuvo la tentación de promocionarle como aparente jefe de la oposición, por segarle la hierba al PSOE, ya se le quitaron las ganas. Ni el presidente de ahora ni quien aspira a serlo tienen la menor intención de hacerle el juego. Empezando por su participación en los cruces de mañana y pasado, encargados de entrada a sus segundos. Rajoy y Sánchez solo se levantarán del asiento si el calibre de las provocaciones de Iglesias —previstas en el guion— lo hace inevitable.

No es extraño, pues, que todas las fuerzas políticas, excepto los nacionalistas radicales y quizás los ocho exconvergentes catalanes, se desmarquen de la iniciativa. En definitiva, 90 diputados como mucho (sumando a los exconvergentes) contra 260. Solo por hacerse visibles, salir de la irrelevancia en la que se encuentran y poner en apuros al PSOE. “Así sabremos si está con los corruptos o contra los corruptos”, suele decir Irene Montero, que mañana será telonera de Iglesias.

Uno de los dirigentes de Podemos que apadrinaron la moción dijo que se trata de “salvar la democracia”. Si fuera verdad que la salvación de la democracia depende de este candidato alternativo al presidente elegido hace apenas seis meses, habría colas en los aeropuertos. Pero es mentira. Como decir que la iniciativa recoge un clamor de los españoles. Lo cierto es que se plantea con el respaldo de apenas el 18% de los militantes de UP. Los que se molestaron en pronunciarse en la consulta convocada al efecto. Es decir, que más el 80% de los seguidores de Iglesias no están tan motivados ni participan del supuesto clamor social que pide a gritos el destronamiento de Rajoy.

Pocos días antes de que “doña Irene Montero y 36 diputados y diputadas más” interpusieran una moción de censura para que el Congreso exija responsabilidad política al Gobierno por “las circunstancias de excepcionalidad y emergencia democrática que vive España”, escuché a una dirigente de un partido asociado electoralmente a Podemos, que eso era “como poner la traca final al principio de la fiesta”.

Irene Montero