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Catalá al atac y otros palíndromos
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Álvaro Robles Cartes

Ángulo Inverso

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Catalá al atac y otros palíndromos

No podemos culpar a los nacionalistas por no entusiasmarse ante los pactos en solitario PP - PSOE. A menudo han servido a objetivos poco confesables, como

No podemos culpar a los nacionalistas por no entusiasmarse ante los pactos en solitario PP - PSOE. A menudo han servido a objetivos poco confesables, como los pluriempleos de sus señorías, sus indemnizaciones y pensiones o el reparto de prebendas en las Cajas de Ahorro para hacerlas compatibles con el chorreo de dinero público.

Pero la reacción de CiU por no haber sido convocada a la reforma estival exprés de la Constitución fue sobreactuada. Alegar la ruptura del pacto constitucional tras el consenso parlamentario registrado en su reforma- con menos votos en contra que la redacción original- es un exceso.

CiU y el Govern deberían liderar, en dirección contraria, no una ley sino un movimiento para tramitar la inclusión del objetivo de equilibrio fiscal en los estatutos autonómicos. A la Hacienda catalana no le iría nada mal para reducir la prima de riesgo y sus gastos financieros. Y eso que el eficaz  Consejero de Economía Mas-Colell, cumpliendo la reducción del 10% del gasto prometido y desoyendo las instrucciones del Gobierno en el papel de  maestro Ciruela,  ha situado a Cataluña en la mitad buena del ranking de CCAA a primer semestre  de 2011. Un logro, viniendo del furgón de cola. Claro, que el señor Colell es sólo candidato a Premio Nobel, no como el insigne Barreda que, tras haber quebrado Castilla-La Mancha y dejado 170.000 facturas sin pagar, presume de ser un estadista, no un contable.

Mas-Colell ha pedido garantía española para los bonos de la Generalitat, como el Tesoro español pide insistentemente la europea para los suyos. Lógico. Cataluña evitaría así la "doble insularidad"  financiera (como llaman algunas regiones ultraperiféricas a los problemas de competitividad derivados de su  condición). Es decir, dos primas de riesgo -española y catalana- acumuladas  para financiar su deuda. Cataluña podría, con riesgo español, ahorrar aproximadamente 1.300 millones al año, importe que casi se duplicaría si España consiguiera emitir a través de eurobonos con riesgo alemán. La magnitud de las cifras y el imperioso calendario de refinanciaciones aconsejan menos orgullo y más pragmatismo. La reforma estatutaria debería estar ya en la agenda.

Los excesos de Duran

Por eso, la actuación de Duran Lleida en actitud despechada ignorando las demandas de los congresistas con un libro sobre el déficit fiscal catalán en el escaño no fue buena idea. Recordaba al pícaro senador Clay Davis (The Wire, HBO) cuando acude a declarar por desvíos en fondos sociales portando  un ejemplar de Prometeo (castigado por robar a los dioses el fuego para entregarlo a los hombres). La sobreactuación socava la credibilidad, patrimonio ultimo del político.

Otro exceso de Duran fue amenazar con un choque de trenes que nadie quiere, por más presuntos agravios que se acumulen en sus vagones: sentencia contra la inmersión lingüística, desplantes constitucionales o  pérdida de influencia de la antigua Caixa en Repsol y Gas Natural. La colisión no va a producirse. El PSC,  con o sin grupo parlamentario, con o sin líder, pero definitivamente sin pulso y sin ideas, no va a provocarla. Chacón, obligada tras el downgrade de su candidatura de jefa del PSOE a jefa del PSC a afilar su perfil nacionalista-lingüístico, no resulta muy creíble si le recordamos gritar ¡Viva España! o pasar revista a las tropas como Ministra de Defensa.

CiU, por su parte, sabe que cargar las tintas en el debate lingüístico beneficia a ERC y  tiene otras prioridades. Debe mantener puentes que permitan aprobar el presupuesto 2012 con nuevos recortes y preparar la previsible mayoría absoluta del PP, un filón en la oposición y un hermoso forúnculo estando ella en el  poder. Finalmente, el PP no repetirá los errores estéticos de una mayoría absoluta percibida como avasalladora... Especialmente antes de ostentarla.

La balacera política está siendo y será con armas de fogueo. Un espectáculo  de violencia verbal, controlada y conocida: desafección, incomodo encaje, visión excluyente, transición nacional, rotura de reglas dadas… y la pequeña innovación presidencial de no contestar en castellano el día nacional. Por eso hay que agradecer que se enriquezca desde fuera de la política.

En la Diada del pasado domingo, Diada capicúa (11-09-11) y de marcado contenido lingüístico, el brillante Màrius Serra ( La Vanguardia ) triunfó recogiendo la sensibilidad del ambiente con un palíndromo ( texto simétrico que se lee también de atrás adelante ) gamberrete: Catalá al atac. ¡Bravo! Algunos medios asociaron lo que sólo era una proclamación del submarinismo lingüístico con las quemas de banderas (españolas) de horas después.

Hablando de palíndromos…

Eso es ir demasiado lejos: quedémonos con los palíndromos. Los catalanes no escucharán -ya  nunca, de nadie- réplicas capicúas del tono "sometamos o matemos" (al idioma, claro). Ni siquiera en una eventual crisis de desacato judicial de su Gobierno. Lo vimos  en la declaración formal de apoyo del Congreso a la inmersión y en la nula beligerancia de Rajoy y del candidato catalán al Congreso, Jorge Fernández-Díaz, quien a su vez citó a Alicia Sánchez-Camacho: La Generalitat tiene un problema con la justicia, no con el PP”. Así que, manteniendo por encima de cualquier conflicto la declaración de amor al catalán y a Cataluña ("amad a la dama"), al PP le toca ganar las elecciones y esperar la propuesta catalana (“¿ávida de dádiva?” ) de un nuevo Pacto Fiscal, confiando en que no sea asimétrico ("al reparto sacas otra perla") con todos los cauces de diálogo abiertos. 

Como el ruido dialectico irá in crescendo desde el principio de otoño hasta alcanzar su cénit en la campaña electoral, brindemos ("arriba esa birra" ) porque, quien no tenga novedades que anunciar, al menos, como Màrius Serra, entretenga y enseñe a la audiencia. Al resto de portavoces de letanías cansadas resta pedirles respetuosa, serena y amablemente "amigo, no gima".

No podemos culpar a los nacionalistas por no entusiasmarse ante los pactos en solitario PP - PSOE. A menudo han servido a objetivos poco confesables, como los pluriempleos de sus señorías, sus indemnizaciones y pensiones o el reparto de prebendas en las Cajas de Ahorro para hacerlas compatibles con el chorreo de dinero público.