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27S: los graves errores y los grandes aciertos de los candidatos (y el baile de Iceta)
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Imma Aguilar

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27S: los graves errores y los grandes aciertos de los candidatos (y el baile de Iceta)

En ausencia de marcas políticas que seduzcan por su proyecto, los candidatos pasan al primer plano por sus aciertos y por sus errores

Foto: Los candidatos en las elecciones del 27-s participan en un debate en 8tv. (EFE)
Los candidatos en las elecciones del 27-s participan en un debate en 8tv. (EFE)

La contienda electoral está ya servida. Y sólo nos queda asistir al transcurrir de una campaña como un baile de máscaras con premio final al mejor disfraz. Son independentistas contra unionistas en una suerte de polarización a lo Barrio Sésamo. Fuera o Dentro de la Unión Europea. Votos o Escaños. Catalanes o Españoles. Sí o No. Buenos o Malos.

Y en ausencia de marcas políticas que seduzcan por su proyecto o que apelen a una razón capaz de competir en sencillez y fácil digestión como la de “salir o quedarse en España”, los candidatos pasan al primer plano por sus aciertos y por sus errores. Surge el candidato pop, aquel de los cabeza de cartel capaz de enganchar con el electorado por la vía del optimismo, de la alegría y el humor. Un candidato que marque la campaña para bien o para mal, que centralice las miradas críticas o condescendientes. Ha tardado en aflorar el humor en esta campaña, una de las más graves de los últimos años, escrita en términos de vida o muerte. Las emociones aplastan los debates.

Ya se detectan los errores más graves de la campaña y los presuntos aciertos. Dijo en Madrid hace unos días el politólogo catalán Lluís Orriols que Catalunya sí que es pot, el conglomerado de partidos en torno a Iniciativa per Catalunya-Verds, Esquerra Unida, Podemos y Equo, comete los tres errores mayores: la frase de su nombre es incomprensible e incorrecta (Cataluña sí que se puede), sus siglas son jeroglíficas (CSQEP) y su cabeza de cartel es un completo desconocido. Una estrategia muy alejada de la operación electoral “Ada Colau” del Ayuntamiento de Barcelona. Y añado que hay un pequeño juego siniestro en el apellido del candidato. Descubro al leer la papeleta que su primer apellido no es Rabell, sino Franco, una circunstancia que no ha determinado antroponímicamente al candidato, por suerte. El tercero en la lista por Barcelona, Joan Coscubiela, hubiera sido mejor cabeza de cartel, por su experiencia como parlamentario y su gran capacidad oratoria. Y algo menos desconocido que Lluís Rabell. Sumémosle a este derroche que el CIS arroja el sorprendente dato de que los exvotantes de ICV tienen más predisposición a votar a ICV –que no se presenta– que a la formación electoral CSQEP en la que los ecosocialistas se han subsumido.

¿Puede un baile marcar una campaña? Yo creo que sí. Al menos en esta primera fase. En medio del desierto de la crispación frontista, surge de la esquina del escenario el candidato de Socialistes, Miquel Iceta, bailando imprevisiblemente y sorprendiendo más a propios que a extraños. Su movimiento convulso, ilusionado y aparentemente al margen de los atributos que sus rivales le puedan asignar, le han granjeado un plus de notoriedad y una sobredosis de empatía. Se equivocan los rivales que le afeen la conducta en aras de una situación de alta gravedad, “con la que está cayendo”, dijo Xavier García Albiol, candidato del Partido Popular. Y se equivocan porque Iceta no es sospechoso de personaje pop, ni de oportunista mediático, ni de insolvente. Partía de ser uno de los candidatos más experimentados, menos desconocidos y ahora, suma la empatía y el liderazgo sin complejos de un perfecto candidato pop.

El fenómeno cabe analizarlo en clave sociológica y emocional. Si damos una mirada rápida sin aspiraciones de rigor –y espero que me permitan la frivolidad–, podríamos concluir que el baile de Iceta ha gustado especialmente a las mujeres que, en este país, no votamos a los guapos, sino a los mejores compañeros.

Es el candidato más pop en esta campaña. También lo es Xavier García Albiol. O al menos eso esperaban los suyos de él. Ambos candidatos, el socialista y el popular se sitúan en el eje de la vieja política, pero este eje ha quedado desactivado por la superposición del debate independentista. Ya no es una debilidad tener historial de gestión, por lo que debería tornarse en una fortaleza. En tiempos revueltos, acudir a lo conocido, a la seguridad. Y esta estrategia podría no ser descabellada, vista la dudosa capacidad de Catalunya sí que es pot de liderar el unionismo.

El Partido Popular de Catalunya no tiene muchas opciones de pelear el centro, así que ha optado por jugar por el extremo derecho, totalmente desasistido con el divorcio entre Convergència y Unió. García Albiol es el gran candidato en esta estrategia. Nadie mejor que él para identificar opciones radicales “anticasitodo” en Catalunya. Apuntalará a los votantes seguros y jugará en la campaña a rebañar votos de Ciutadans.

Ciutadans, en su cartel, juega a la diferencia y en clave de generales. La candidata Inés Arrimadas parte con una fortaleza: la diferencia por ser la única mujer, y eso le dará ventaja en los debates, pero es una total desconocida. Su recorrido mediático ha sido demasiado breve y le faltan kilómetros de calle y de platós. Cuesta no deducir que es Albert Rivera, una vez más, el candidato a la Generalitat por su presencia constante en fotos, vídeos, actos y entrevistas. Es la misma baza que ya usó en las últimas elecciones municipales y autonómicas la formación naranja. Seguramente no tiene muchas más y, habiendo conformado uno de los mejores equipos de estrategia y comunicación, apuesto a que acertarán. Creo que los errores de los demás sumarán votos a Ciutadans. La cabeza de cartel no es su apuesta.

Totalmente desdibujado y con todas las necesidades de espacio, de notoriedad, conocimiento y perfil propio ausente de polémicas, el candidato de la escindida Unió Democràtica de Catalunya, Ramón Espadaler.

¿Qué decir de Antonio Baños? Aprecio que es el candidato de la CUP más especial de todos. Su nombre es en castellano y lo hemos visto más con corbata que sin ella. Un completo desconocido que apuesta por ser la llave en la suma hacia el Sí. Tiene poco que perder y puede arrastrar el descontento de los republicanos, de los socialistas y los ecologistas; además de ser alternativa al conglomerado confuso que es CSQEP. Ofrece una imagen mucho más moderada que el líder natural de su formación. Visto el primer vídeo electoral, la campaña promete.

Y dejo para el final el verdadero plato fuerte de la campaña en lo que a candidatos se refiere. En Junts pel Sí presentan a un candidato de tres cabezas o a una cabeza con tres rostros. La amalgama independentista se representa por un cabeza de lista que no será president, un president que no es cabeza de lista y un borroso Oriol Junqueras que ha entregado la marca ERC a la causa sin calibrar las consecuencias que de ello resulten. Pero el verdadero morphing se conforma de la imagen de Mas hacia la de Romeva y al revés. Tanto monta, monta tanto. Han generado una línea porosa de intercambio de atributos entre los dos. Artur Mas le presta a Romeva su infraestructura de president y su regio aplomo y Raül Romeva le traspasa su novedad, su europeísmo y trazas de progre para completarse en un candidato perfecto y omnipresente.

La contienda electoral está ya servida. Y sólo nos queda asistir al transcurrir de una campaña como un baile de máscaras con premio final al mejor disfraz. Son independentistas contra unionistas en una suerte de polarización a lo Barrio Sésamo. Fuera o Dentro de la Unión Europea. Votos o Escaños. Catalanes o Españoles. Sí o No. Buenos o Malos.

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