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A Convergència no le gusta la literatura en español

El departamento de Cultura, recién conquistado por una convergente, acaba de retirar las ayudas a Jornadas Visor, uno de los encuentros literarios más importantes de España

Foto: Jornadas Visor.
Jornadas Visor.

José Luis Espina es un catalán adoptivo pero se le nota el gen asturiano en las maneras, la napia, la gorra y las hombreras. Lleva los últimos 40 años viviendo en El Vendrell y está casado con una catalana guapa, como nos pasa a muchos. Sin embargo, las nuevas autoridades de la ciudad han sufrido el arrebato poético, que diría Latino de Hispalis, y se han comportado como si 40 años no fueran nada. “Parece que quieren que me sienta forastero”, me dice José Luis Espina, sentado en un banco del parque de la Ciudadela.

El departamento de Cultura, recién conquistado por una convergente, acaba de retirar las ayudas al festival literario que organizaba José Luis. Todo quedaría en un asunto local si no fuera porque este festival, las Jornadas Visor, era uno de los encuentros literarios más importantes de España y uno de los pocos que mezclaban la literatura en español y en catalán. Pero parece que a la nueva regidora de Cultura le sobra algo. Algo debe molestarle de José Luis.

Esta historia empieza hace unos años, cuando a nuestro protagonista le falla la suerte y se queda en el paro. Ante la perspectiva de empantanarse, decide aprovechar el tiempo por su cuenta. El tiempo lo recompensa con la oportunidad de hacer algo por su ciudad. Se inventa las Jornadas Visor, un encuentro entre escritores en lengua catalana y española con los lectores de la localidad, y lo que podía haber sido una feria de poca monta, una línea en el programa de festejos locales, se convierte en un encuentro literario del que ponentes y asistentes hablan bien.

No es poca cosa a la luz del coñazo que suelo encontrarme en la mayor parte de los actos culturales. Año tras año, Visor ha logrado tres cosas inusuales: la primera, mezclar la literatura catalana con la española, dos ámbitos que suelen convivir como el agua y el aceite; la segunda, congregar a cientos de lectores en un pueblo ávido de actividad cultural; la tercera, sobrevivir a la crisis económica y a varios cambios de Gobierno, haciendo de la austeridad su signo zodiacal.

Aunque Espina ha escrito algunos libros, hace de la discreción su seña de identidad. Está triste y bastante cabreado con su ayuntamiento, pero se anima cuando habla las tertulias pequeñitas que fueron el embrión de Visor. 'Pequeñitas' lo dice él, porque pasaron por ahí Juan Marsé, Joan de Sagarra, Santiago Roncagliolo e Isabel Núñez. Pero añade que, como aquello se le quedaba chico, se puso a la tarea de montar el festival en El Vendrell.

En 2005 se fue Espina al ayuntamiento, donde gobernaba el PSC. “Conseguí cuatro duros y palmé dinero yo, pero vinieron Mercedes Abad, Javier Tomeo, Susana Lastra y Pedro Zarraluqui, que acababa de ganar el Nadal”. Al año siguiente repitió, y al otro. Cada vez se acercaban más vendrellenses, que tenían el privilegio de conocer a autores de la talla de Ignacio Martínez de Pisón, Pepe Ribas, Lorenzo Silva, Cristina Fernández Cubas, Raúl Argemí, Vicent Villatoro, Albert Sánchez Piñol, Care Santos, Cristina Fallarás, Ignacio del Valle, Vanessa Monfort, Masoliver Ródenas, Marc Caellas, Miqui Otero, Jorge Carrión, Ricard Ruiz Garzón, Antonio Iturbe, Álvaro Colomer, Pablo Martín Sánchez, Jordi Ledesma, Coia Valls, Carme Riera, Llucia Ramis, Jenn Díaz, Miguel Serrano Larraz, Marcos Ordóñez y Helena Rotés. Y me dejo muchos.

Mientras tanto, claro, cambiaban los culos en las sillas del ayuntamiento. Espina trató con alcaldías del PSC, CiU y de nuevo PSC, y las Jornadas Visor llegaron a su 11ª edición con una salud de hierro. En los años más negros de la crisis, cuando la asignación del ayuntamiento era irrisoria, Espina seguía adelante gracias al entusiasmo de los asistentes y a la generosidad de los autores. Con cuatro duros, él solo programaba la web, la llenaba de contenido en español y catalán, azuzaba a los medios de comunicación, pagaba comidas, trenes y alojamiento y se dejaba el resto en un pago a los autores.

Recibió como respuesta un mail frío donde le decían que ya se puede olvidar. ¿Los motivos? La regidora de CDC quiere dedicar el presupuesto a otras actividades

Pero entonces aparece en Cultura, el año pasado, esta nueva Convergència ombliguista y nacional en un ayuntamiento tripartito (PSC, CiU y ERC). Lo primero que hizo Espina fue escribir un correo a los técnicos de Cultura para informarles de que este año seguían las jornadas, las únicas de esta clase que se celebran en El Penedés. Recibió como respuesta un 'mail' frío y escueto donde le decían que ya se puede olvidar. ¿Los motivos? Espina se enteró por la tele local: la regidora de CDC quiere dedicar el presupuesto de cultura a otras actividades.

-¿Qué actividades -se pregunta él- si aquí nunca se ha hecho nada parecido?

-¿Crees que hay motivos políticos?

-No son económicos, porque este dinero, ya me dirás tú. Ni motivos de calidad literaria: por Visor ha pasado el premio Goncourt de este año, el premio Nacional de Literatura Carme Riera, el premio Nacional de Narrativa Pisón, y premios Nadal, y premios Planeta... Toda clase de autores en lengua catalana y española.

-¿Entonces?

-Aquí pasa una cosa. Barcelona es una gran ciudad, pero El Vendrell es Barceluña. Lejos de la ciudad, más abierta, estamos los tres millones de habitantes que vivimos en provincias. Allí, la cultura que proviene de Andalucía, Extremadura o Asturias es percibida como algo menor. ¿Sabes qué es lo que les jode? Les jode que tú quieras ser partícipe de esa cultura con mayúsculas, porque hay gente que se ha arrogado una superioridad moral sobre los demás. Cuando tú quieres entrar ahí y ofrecer algo, te chocas de frente.

-Sin embargo, escritores catalanes y españoles te defienden y acuden a tu llamada.

-Sí, a los escritores, a su generosidad y a su interés, se deben las Jornadas Visor. Pero cuando quieres ser tú un gestor cultural y quieres mover las cosas con un horizonte amplio, y salir de la cultura de aquí para los de aquí, ya ves.

Así que 2015, el año del ensimismamiento catalán, será el primero sin Jornadas Visor desde 2005. Lo que no destruyó la crisis económica lo ha derribado una regidora que eludió responder a mis 'emails'. Pero Espina asegura que Visor seguirá adelante:

-Si ha de ser en otra parte de Cataluña o de España, será. Y te diré algo: aunque las tenga que llevar a Soria, en las Jornadas Visor seguirá habiendo un espacio para la cultura en catalán.

José Luis Espina es un catalán adoptivo pero se le nota el gen asturiano en las maneras, la napia, la gorra y las hombreras. Lleva los últimos 40 años viviendo en El Vendrell y está casado con una catalana guapa, como nos pasa a muchos. Sin embargo, las nuevas autoridades de la ciudad han sufrido el arrebato poético, que diría Latino de Hispalis, y se han comportado como si 40 años no fueran nada. “Parece que quieren que me sienta forastero”, me dice José Luis Espina, sentado en un banco del parque de la Ciudadela.

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