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La abdicación del Rey: 465 días, 10 horas y 11 minutos para la exclusiva de la década
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Nacho Cardero

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La abdicación del Rey: 465 días, 10 horas y 11 minutos para la exclusiva de la década

España muda de piel. En este caso, de monarca. Pero no solo. Como decía Honoré de Balzac, “aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”.Ayer, El

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España muda de piel. En este caso, de monarca. Pero no sólo. Como decía Honoré de Balzac, “aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”.

Ayer, El Confidencial dio la exclusiva más relevante de la década, tal vez de los últimos veinticinco años: la abdicación del Rey. Lo hizo adelantándose al resto de cabeceras, entre ellas las tradicionales. Las redes sociales establecieron inmediatamente la analogía entre uno y otro hecho: “Enhorabuena a @elconfidencial. Los primeros en dar la noticia. Algo está cambiando en el periodismo”; “@elconfidencial acaba de dar un golpe de autoridad pasando muy por delante de la prensa tradicional. Enhorabuena”; “Y mira este gráfico. Llevan días trabajando en esta información…”.

Efectivamente, teníamos la noticia. La escribimos el sábado y la dejamos en barbecho a la espera de una confirmación oficial que sabíamos que nunca llegaría. A decir verdad, la teníamos de mucho más tiempo atrás, de hace año y medio, cuando José Antonio Zarzalejos publicó en este diario que “El Rey barajaba ya su abdicación”. En ese artículo, por el que fuimos cuestionados tanto por la propia Casa del Rey como por algunos compañeros, que se referían a El Confidencial “como uno de esos medios digitales”, fue donde verdaderamente empezó a gestarse la primicia de ayer.

Desde aquel día, nos propusimos hacer un marcaje estrecho al proceso de abdicación. En su intervención, el Rey aseguró haber tomado una decisión en firme “el día en que cumplí 76 años”, es decir, el pasado mes de enero. A partir de ese momento, tocaba trazar una hoja de ruta. Se habló del 18 de junio para el anuncio, luego del 11 y finalmente, tras los resultados electorales del 25-M y la próxima salida de Rubalcaba de la Secretaría General del PSOE, se optó por precipitarlo al lunes 2 de junio.

El Confidencial tuvo conocimiento de la decisión en la tarde del sábado 31 de mayo. La maquinaria estaba en marcha: redacción, diseñadores, infografistas. Todos estaban preparados. Finalmente, a pesar de las energías empleadas, optamos por escribir la noticia pero no publicarla. Lo hicimos así por dos motivos: por el apagón informativo de Zarzuela y Moncloa, que desactivaron sus móviles sin dejar el más mínimo resquicio para contrastar la noticia, y por Responsabilidad. Pero Responsabilidad con mayúsculas, en tanto en cuanto afectaba a la más alta institución del Estado y a su hijo, el heredero, próximo Felipe VI.

El desánimo se apoderó el domingo de la redacción. Se encontraban frente a la noticia de la década, de una información por la que Walter Cronkite habría dado el dedo meñique de su mano izquierda y tal vez alguno más, pero no podían hacer nada. No había confirmación. Las horas pasaban.

Quisimos, eso sí, lanzar un guiño apócrifo a nuestros lectores desde primera hora de la mañana del lunes con la noticia titulada “Los ecos del 25-M llegan a Zarzuela”, en la que se insistía en que el Príncipe Felipe “estaba listo para reinar”. Poco después, a las ocho horas, llamé a Arantxa Palacios, responsable de edición, para que estuviera ojo avizor a cualquier comunicado de la Casa en el que se anunciara una comparecencia del Rey. A las nueve y cuarenta y dos llamaba para decirme que sí, que había un comunicado, pero no de la Casa del Rey, sino de la Moncloa, que Rajoy comparecía para mandar un mensaje institucional y que no se trataba de una crisis de Gobierno. Minutos después, la llamada que no había llegado el fin de semana entraba en el móvil.

A las diez horas y once minutos enviábamos la información a la portada de El Confidencial. Una exclusiva complicada y trufada de sinsabores que nos ha costado 465 días, 10 horas y 11 minutos de duro trabajo.

Regeneración y responsabilidad

Dos conceptos, una sola letra: “R” y “R”, Regeneración y Responsabilidad. Desde mayo de 2001, fecha de nuestro nacimiento, y en especial desde el año 2007, cuando irrumpe una crisis institucional, social y económica de dimensiones oceánicas cuyos efectos comienzan hoy a vislumbrarse, El Confidencial ha tenido a gala propugnar siempre una misma idea: la Regeneración democrática de España. Lo hace con la legitimidad que le otorga su juventud, el ser hijo de la revolución digital y carecer de ataduras políticas y económicas. Y lo hace también, y sobre todo, con Responsabilidad.

Los principios de El Confidencial están escritos en una pizarra de dos por tres metros en la sala de reuniones de nuestras oficinas, donde queda plasmada nuestra apuesta por la libertad e independencia, por el rigor y solvencia de las informaciones. Algunas veces nos critican, y con razón, porque nos equivocamos. Es justo reconocerlo. En otras ocasiones, sin embargo, estas críticas no son más que producto de la desconfianza, de miedo a lo nuevo, al cambio. El Confidencial está ahí para superar esos temores. Decía Octavio Paz que “las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio”.

España muda de piel. En este caso, de monarca. Pero no sólo. Como decía Honoré de Balzac, “aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”.

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