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'Chucky' y otras pesadillas púnicas: así son las cloacas municipales de Madrid
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Nacho Cardero

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'Chucky' y otras pesadillas púnicas: así son las cloacas municipales de Madrid

Pedro García es uno de los siete detenidos que permanecen en prisión incondicional en el marco de la Operación Púnica. El juez lo coloca en la

Foto: El exsenador y exdiputado Francisco Granados. (Efe)
El exsenador y exdiputado Francisco Granados. (Efe)

Pedro García es uno de los siete detenidos que permanecen en prisión incondicional en el marco de la Operación Púnica. El juez lo sitúa en la cúspide, al mismo nivel que Francisco Granados, David Marjaliza o Alejandro de Pedro Llorca, auténticos capos de la trama. Los que lo han tratado aseguran que Pedro García, directivo de Cofely, no pertenecía a este cuerpo de élite de la corrupción, esto es, ni presumía de tren de vida ni se rodeaba de ostentación. Al revés, iba más que justo para mantener su estatus de clase media, pagar su coche, su hipoteca de Pinar de Chamartín y otras menudencias familiares. De formar parte de un elenco de serie de televisión, no pasaría de figurante de Los Soprano. Más bien, Pedro García era el chico de los recados de la Púnica. Si el juez Eloy Velasco lo mantiene en prisión es por sus conexiones políticas y sus ‘cualidades melómanas’. La Fiscalía debe entender que, si se le aprietan las tuercas, comenzará La Traviata.

Pedro García era el chico de los recados de la Púnica. El juez lo mantiene en prisión por sus conexiones políticas y entiende que, si se le aprietan las tuercas, comenzará a cantar La Traviata

Pedro García apenas es un muñeco roto. Dentro del círculo del ejecutivo de Cofely se encuentra Fernando García Rubio, asesor jurídico de un nutrido grupo de Ayuntamientos de la Comunidad de Madrid y profesor titular de la Universidad Rey Juan Carlos. García Rubio, alias el Ojitos, alias Chucky, también luce trazas de muñeco, pero en este caso muñeco maquiavélico. Es todo un funambulista. Por mucho que haya caminado sobre el alambre, todavía no le han pillado en ningún renuncio. De sus manos han salido las estructuras que han dado cobertura legal a contratos adjudicados a las empresas implicadas en la Operación Púnica. Privatizar servicios públicos con concesiones a 15, 20 e incluso 50 años. Así funcionaba la cosa. De él han tirado, entre otros, los Ayuntamientos de Madrid, Majadahonda, Alcalá de Henares y San Sebastián de los Reyes. Es al funcionario al que recurren para elaborar los contratos. Para dejarlos atados y bien atados. Entre sus amistades figura Miguel Ángel Villanueva, quien tuviera que dejar su puesto como vicealcalde por el caso Madrid Arena para pocos meses después, casualidad, recalar en Cofely.

Según ha informado este diario, Cofely, filial de la multinacional francesa GDF Suez, ha ido arañando contratos millonarios en diversos ayuntamientos y Administraciones gracias a la red Púnica. Se calcula que, en los últimos dos años, habría logrado más de 200 millones con este tipo de concesiones. Para conseguirlas, sospecha el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, la compañía habría hecho uso de una red de tráfico de influencias.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil barrunta que lo destapado hasta ahora no es sino ‘la punta de la punta’ del iceberg y que probablemente estemos delante de un nuevo caso de financiación ilegal –una parte para el partido, otra para mi bolsillo– en este Madrid de usar y tirar que se repartían don Vito Correa Corleone y Tony Granados Soprano. Hablamos de una corrupción institucionalizada que ha calado hasta el tuétano de la clase política y que durante largo tiempo se ha visto como algo indoloro, normal, casi tan cotidiano como la factura sin IVA del fontanero.

Majadahonda: en brazos del turbio Romero de Tejada

Para sacar adelante las concesiones públicas más delicadas, los Ayuntamientos acudían al ‘mejor’, a García Rubio, por sus habilidades para engrasar la maquinaria legal. Al tratarse de grandes municipios, lo fichaban como puesto de libre designación con sueldos que podían rondar los 6.000 euros al mes, más la voluntad, al tiempo que le buscaban una silla en las mesas de contrataciones donde se adjudicaban los contratos.

Las piezas iban encajando sutilmente. Por un lado, la filial de GDF se llevaba las concesiones y, por el otro, cuidaba su relación con el asesor hasta el punto de patrocinar ocasionalmente sus conferencias. Lo ha hecho en varias ocasiones. Así fue en unas jornadas en Almería que se desarrollaron entre el 27 y 29 de junio de 2012, y lo habría vuelto a hacer en las que tuvieron lugar el pasado 6 de noviembre en la Rey Juan Carlos, Campus de Vicálvaro, si no hubiera sido por el estallido ensordecedor de la Operación Púnica. García Rubio había solicitado una ‘donación desinteresada’ a Urbaser, FCC, Técnicas Reunidas y Cofely de 2.000 euros por cabeza para el evento, propuesta que se retiró posteriormente tras la escandalera montada.

Su historial sirve de epítome para entender la forma de gobernar y hacer negocios que ha imperado durante décadas en la Comunidad de Madrid. Se crio políticamente en Majadahonda, en los brazos del exalcalde y exsecretario general del PP de Madrid, Ricardo Romero de Tejada, ese hombre un tanto pagado de sí mismo al que han señalado como el maquinador de algunos de los asuntos más turbios del partido, véase el tamayazo. Allí, García Rubio fue presidente de Nuevas Generaciones del PP y tuvo como número dos a Guillermo Ortega, salpicado hasta el corvejón en la trama Gürtel. De ahí pasó a la concejalía de Personal del Ayuntamiento de Madrid y después regresó a Majadahonda como jefe jurídico.

Aunque hay sospechas sobre su figura, el peso de la ley jamás ha caído sobre sus espaldas. Todo ello a pesar de que, en diciembre de 2013, la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) remitió un informe al juez que incluía varios correos electrónicos de trabajadores de Correa a García Rubio que, supuestamente, probaban el amaño de un concurso del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón antes incluso de que aprobara el pliego de condiciones. Aparecía como director de servicios jurídicos y administrativos de Pozuelo, aunque él niega que haya trabajado para este Consistorio.

Alcalá de Henares: un contrato de 14 millones a Cofely

Su siguiente destino lo encontró en Alcalá de Henares. De Majadahonda a Madrid pasando por Pozuelo y de ahí a Alcalá. El tablero de las finanzas municipales, de las que García Rubio es jugador avezado, tiene estas cosas: de oca en oca y tiro porque me toca.

Hace unos días, los partidos de esta localidad decidieron enviar a la Fiscalía Anticorrupción varios expedientes relacionados con las empresas de la trama Púnica, entre ellos un contrato de 14 millones a Cofely para el mantenimiento y gestión de las instalaciones de dos polideportivos y seis colegios. García Rubio era por entonces el jefe de la asesoría jurídica de Alcalá y formaba parte de la mesa de contrataciones. Aunque la favorita para la adjudicación era la también francesa Dalkia, finalmente se la quedó Cofely. En una minuciosa investigación de Jaime G. Treceño en el diario El Mundo, se hacía hincapié en el hecho de que Cofely, a pesar de presentar una peor oferta económica (789.831,99 euros más 142.169,76) que Dalkia (748.270 euros más 134.688,60), se llevara el gato al agua.

Lo que nadie ha destacado en este maremagno de cifras son las deserciones que se produjeron en aquellos días en los que se estaba negociando el millonario contrato. Por aquel entonces, el equipo directivo de Dalkia, filial de la también francesa Veolia, que estaba conformado por Constantino Álvarez de la Cueva y Pedro García, se pasó con armas y bagajes a Cofely. ¿Les suenan? Son los mismos que han sido detenidos en el transcurso de la Operación Púnica. Los dos primeros han salido en libertad. Al tercero no le dejan pisar la calle. Nadie sabe por qué extrañas circunstancias hace unos años, a finales de 2011, decidieron cambiar de equipo.

En septiembre de 2012, García Rubio puso pies en polvorosa y salió del Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Su carta de despedida la dedicó, básicamente, a salir en defensa de la filial de GDF Suez, cuyo contrato estaba adjudicado pero no cerrado. Advertía de que la no formalización del mismo era una “clara falta de legalidad” y de que habría que indemnizar a la empresa “sin perjuicio de otras interpretaciones jurídicas” si no había acuerdo.

San Sebastián de los Reyes: concesión de 50 años a Técnicas Reunidas

Tras su controvertido paso por Alcalá, prosiguió la tournée madrileña siempre con esa aureola de funcionario de élite y experto de la cosa pública. Le ficharon en esta ocasión en San Sebastián de los Reyes. El alcalde, el popular Manuel Ángel Fernández Mateo, ponía el cheque y García Rubio, la cifra. Reclamaron su presencia en esta localidad madrileña para que deshiciera algunos entuertos, entre ellos el del centro deportivo y comercial de La Viña, una concesión a la UTE Técnicas Reunidas-Altamarca que estaba 'bloqueada', básicamente porque hubo cambio de regidores, y nadie sabía ni a quién, ni cómo, ni cuándo. Nada más llegar, García Rubio modificó los dos contratos de gestión deportiva de manera unilateral, sin escuchar a la oposición, como ha denunciado Izquierda Independiente, lo que “afectará a la política de gestión del servicio de deportes de los próximos 50 años y durante ese periodo serán muchas las corporaciones elegidas y muchos los gobiernos de todo color que deberán asumir las decisiones de sus antecesores”.

La UTE liderada por Técnicas Reunidas disfrutará de una concesión que ni Matusalén: 50 años. El 1 de octubre de 2013, el alcalde inauguraba La Viña junto con el concejal de Deportes, Miguel Ángel Martín, y el director general de Infraestructuras de Técnicas Reunidas, Macario Sánchez Magdaleno, que es quien esta empresa del Ibex ha puesto al frente de tan inmarcesible negocio. Este último, albricias, es hermano de María Teresa Sánchez Magdaleno, gerente general y una de las cabezas visibles de la Universidad Rey Juan Carlos. Siguiendo el hilo de las casualidades, el 20 de junio de 2014, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba una resolución mediante la cual se integraba a Fernando García Rubio, hasta ahora simple profesor asociado de la URJC, en el cuerpo de Profesores Titulares de dicha Universidad, adscrito al área de conocimiento de “Derecho Administrativo”.

Tocata y fuga

Un nuevo contrato, en ese caso el de las fiestas del pasado mes de agosto de San Sebastián de los Reyes, que se adjudicó a otra empresa implicada en la trama Púnica, Waiter Music, por sólo 14.300 euros, volvió a poner el foco en Fernando García Rubio. Sorprendía el bajo montante del que dispuso Waiter Music, con el que se trajo a grupos de renombre como Duncan Dhu o Love Of Lesbian, y sorprendía igualmente que, de los cinco aspirantes a los que se invitó a pujar por las fiestas, sólo lo hiciera la empresa de José Luis Huerta, en prisión por el affaire Granados, ya que el resto se negó a competir con un presupuesto tan magro.

Tantas son las sombras que se ciernen sobre García Rubio, tantas veces va el cantarillo a la fuente que ha terminado por romperse. Hace diez días, en plena vorágine de la investigación de la UCO, el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes le invitó a dejar su puesto como asesor jurídico. En esta ocasión no se trata de que Chucky busque nuevo municipio al que ofrecer sus servicios, sino desaparecer como en un truco de magia. El Confidencial se ha puesto en contacto con Fernando García Rubio, pero éste ha rehusado hacer ningún comentario. "La última vez que hablé con un periodista me costó el puesto de trabajo", se excusa. No obstante, insiste en que "no he hecho nada ilegal ni he cobrado jamás ninguna comisión".

Pedro García es uno de los siete detenidos que permanecen en prisión incondicional en el marco de la Operación Púnica. El juez lo sitúa en la cúspide, al mismo nivel que Francisco Granados, David Marjaliza o Alejandro de Pedro Llorca, auténticos capos de la trama. Los que lo han tratado aseguran que Pedro García, directivo de Cofely, no pertenecía a este cuerpo de élite de la corrupción, esto es, ni presumía de tren de vida ni se rodeaba de ostentación. Al revés, iba más que justo para mantener su estatus de clase media, pagar su coche, su hipoteca de Pinar de Chamartín y otras menudencias familiares. De formar parte de un elenco de serie de televisión, no pasaría de figurante de Los Soprano. Más bien, Pedro García era el chico de los recados de la Púnica. Si el juez Eloy Velasco lo mantiene en prisión es por sus conexiones políticas y sus ‘cualidades melómanas’. La Fiscalía debe entender que, si se le aprietan las tuercas, comenzará La Traviata.

Operación Púnica Francisco Granados