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El síndrome de abstinencia de ‘Quijote’ Zapatero y ‘Sancho Panza’ Barroso
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Nacho Cardero

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El síndrome de abstinencia de ‘Quijote’ Zapatero y ‘Sancho Panza’ Barroso

El expresidente trata de mantenerse vivo en los salones del poder minimizando los peligros de Podemos. Mientras tanto, Barroso vela armas desde Cuba esperando el momento de asaltar el PSOE

Foto: El síndrome de abstinencia del 'Quijote' Zapatero. (P.L.L.)
El síndrome de abstinencia del 'Quijote' Zapatero. (P.L.L.)

“Tras el reconocimiento de su impostura”, reflexiona Javier Cercas, “no reconoció su equivocación ni permaneció en silencio ni se conoció a sí mismo o se reconoció como quien era, sino que se negó a aceptar su verdadera identidad y salió a defenderse de la prensa, la radio, la televisión y el cine, salió a defender su yo inventado, el yo heroico que querían abatir apuntalando a duras penas, con elementos de su pasado real, la existencia de aquel tambaleante personaje ficticio”. Zapatero, como el Quijote, como Enric Marco, el gran impostor del libro de Cercas, se resiste a desaparecer, a ser un personaje a pie de página.

José Luis Rodríguez Zapatero, igual que Rubalcaba, Aznar o el propio Felipe González, padece el síndrome de abstinencia. Existe en tanto en cuanto su nombre entinta los titulares del día.Debe aparecer para continuar con la farsa y dar verosimilitud a la misma. Por ese motivo, se ve impelido a arrastrar la polémica con viajes relativamente improvisados como el de La Habana y por eso, tal vez, se nos ha hecho de Podemos. Para que hablen de él y su nombre no sea pasto del olvido. Una vez que se ha subido a lomos de Rocinante y se ha encasquetado la bacíaen la cabeza, ya nadie le impide decir cosas tales como que la formación de Iglesias y Monedero no es “populista” sino “socialdemócrata”. Cosas veredes, amigo Sancho.

Ahora que se celebra el cuarto centenario de la segunda parte de la obra de Cervantes, de cuyos fastos fueron testigos los castellano-manchegos en un concierto monumental el pasado sábado, el de la Novena Sinfonía de Beethoven, en la catedral de Toledo, uno tiene la impresión de que el antiguo inquilino de la Moncloa, del que todavía, a día de hoy, se debate si fue peligrosamente ingenuo o retorcidamente malévolo, tiene mucho de Quijote.

Zapatero, igual que Rubalcaba, Aznar o González, padece el síndrome de abstinencia. Existe en tanto en cuanto su nombre entinta los titulares del día

Lanza en ristre, el expresidente del Gobierno se ha convertido sin querer, o queriendo, en uno de esos múltiples embajadores de Podemos que, con la etiqueta de legitimidad que le da el haber estado dirigiendo este país, se pasean por los salones de la política y la empresa defendiendo a estos chicos rebeldes. Los emisarios podemistas se afanan en descafeinar la imagen de los neocomunistashasta casi convertirlos en querubines de la Capilla Sixtina. Así, al menos, se lo transmiten a los gerifaltes del Ibex. Les dicen que no hay de qué alarmarse, que estos ‘chavales’ son menos fieros de lo que los pintan, que en el fondo son unos utópicos, quién sabe si los salvadores de la patria.

Pero no hay nada que hacer. Los empresarios dicen nones. “No puede ser que ahora quieran que me reúna con Errejón”, espeta uno de los capos del selectivo treinta y cinco. Ningún miembro destacado del Consejo Empresarial parala Competitividad (CEC) se va a reunir con Podemos. Tampoco con Ciudadanos. Noen estas delicadas fechas electorales. Como ya es sabido, no hay mayor adalid del bipartidismo que el CEC de Alierta, Fainé y Galán.

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El destino de Barroso en la ínsula Barataria

Curiosamente, otro que ha marchado a la ínsula Barataria –perdón, queremos decir a la isla de Cuba– es Miguel Barroso, quien fuera secretario de Estado de Comunicación y fiel escudero de Zapatero. Al marido de Carme Chacón le han dado una patada –no se sabe si hacia arriba, hacia abajo o hacia dentro– en Young & Rubicam y le han mandado a lampar con los Castro.

Martin Sorrell, propietario del gigante de la comunicación WPP, del que cuelga Young & Rubicam, decidió a finales del año pasado prescindir en España de Fernando Ocaña y Miguel Barroso. Al primero por no haber colmado las previsiones de facturación y al segundo por quedarse muy lejos de las expectativas que venían aparejadas a su fichaje.

Al marido de la exministra de Defensa le echa en cara que, además de no haber logrado tender puentes con el poder, le metiera de hoz y coz en el ruinoso negocio de Mediapro, la plataforma mediática de Roures al servicio de Podemos, donde WPP se hizo con un 30% (hoy 17%) por una pastizara.Por estos motivos, y por otros de índole personal, a Ocaña lo han aparcado en una presidencia honorífica y a Barroso le han mandado con los Castro y le han puesto al frente de Labstore, una filial menor dedicada al retail y packaging.

Barroso, orillado en Young & Rubicam, maneja un escenario de debacle territorial del PSOE tras el que su mujer, Carme Chacón, podría dar el paso

Pensar que Barroso se va a estar de brazos cruzados tras los últimos movimientos en Y&R es como creer que las niños vienen de París en cigüeña. También sufre del síndrome de abstinencia. Y tal vez por ello, por esa sensación de que lo mejores laureles están por venir, el exsecretario de Estado de Comunicación alberga la idea de que su mujer pueda ser la candidata del PSOE a las elecciones generales. No sólo maniobra para ello, sino que ha metido cual caballo de Troya a uno de sus hombres de confianza, Luis Arroyo, en las reuniones de estrategia de las nueve de la mañana de Ferraz.

Barroso maneja un escenario que no resulta del todo inverosímil como que, en los comicios que están por llegar, el PSOE quede cuarto en Madrid por detrás de Podemos y Ciudadanos, tercero en Valencia, cuarto o quinto en Cataluña, y así sucesivamente. Si se diera esta debacle territorial, Carme Chacón podría dar un paso en pos de la candidatura.

También podría hacerlo Susana Díaz, que es quien controla esa máquina de ganar elecciones llamada PSOE-A, que supone para Andalucía lo que el PRI a México, pero el calendario no acompaña. Además, la idea –siempre rumiada por la andaluza– no resulta del agrado de Felipe González. El expresidente se ha posicionado del lado de Pedro Sánchez porque piensa, y posiblemente con razón, que si Susana Díaz da el salto de forma apresurada, es probable que los votantes le den la espalda en las próximas autonómicas y se derrumbe la única locomotora socialista que funciona: la de la federación andaluza. Así las cosas, el partido está listo para disputarse. Muchos jugadores. Tenemos a Barroso con Chacón, a Felipe con Sánchez… y a Zapatero con Errejón.

“Tras el reconocimiento de su impostura”, reflexiona Javier Cercas, “no reconoció su equivocación ni permaneció en silencio ni se conoció a sí mismo o se reconoció como quien era, sino que se negó a aceptar su verdadera identidad y salió a defenderse de la prensa, la radio, la televisión y el cine, salió a defender su yo inventado, el yo heroico que querían abatir apuntalando a duras penas, con elementos de su pasado real, la existencia de aquel tambaleante personaje ficticio”. Zapatero, como el Quijote, como Enric Marco, el gran impostor del libro de Cercas, se resiste a desaparecer, a ser un personaje a pie de página.