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Fainé y Oliu (Fast & Furious)
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Nacho Cardero

Caza Mayor

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Fainé y Oliu (Fast & Furious)

De las palabras de Fainé en el 'FT' y de los movimientos de Oliu en Reino Unido se deduce que la reorganización bancaria española está todavía lejos de terminar. El Banco Popular, en el punto de mira

Foto: (Pablo López Luarte)
(Pablo López Luarte)

“¿Quién es este señor español al que el Financial Times dedica una página entera?”, interrogaba un inversor británico a su socio español el viernes por la mañana, justo antes de la hora del desayuno. El corresponsal del rotativo, Tobias Buck, ya advertía en el subtítulo de que se trataba de un hombre poco conocido en el extranjero pero de gran influencia en el ámbito local. Ese señor de buen porte y seniority, que parecía vistiera con bombín y levita para la ocasión, no era otro que Isidro Fainé, el hombre que desde lo más alto de las Torres Negras de la Avenida Diagonal, Barcelona, rige los designios del Imperio Caixa. El prestigioso rotativo, que es para los mercados lo que el papel verjurado para los notarios, dedicaba una página a glosar su figura.

Quiero hacer de CaixaBank uno de los mayores bancos de Europa y no cejaré en el empeño hasta que lo consiga”, vaticinaba Fainé. Si para ello tiene que irse de compras al extranjero o, como señalan los expertos, engullirse al Popular, lo hará. Y no es el único. A sólo unos cientos de metros de sus oficinas, en la Torre Banco Sabadell, otro hombre, Josep Oliu, viene bosquejando unos planes similares. Después de un aluvión de adquisiciones, tales que las recientes de Banco Gallego, Guipuzcoano y CAM, y de la expansión en mercados foráneos, véase Estados Unidos y México, entre otros, ahora el mandamás del Sabadell se ha lanzado, en un doble salto mortal con tirabuzón, a poner una pica en el alambicado mercado financiero del Reino Unido. Lo ha hecho mediante la compra del TSB por 2.300 millones de euros, operación que financiará mediante una ampliación de capital de 1.600 millones, a la que acudirán todos sus accionistas.

Tal y como señalara S. McCoy en su Valor Añadido, la transacción ha despertado las suspicacias de las autoridades británicas, no por la falta de músculo financiero de Sabadell, sino porque España no termina de desembarazarse del estigma de los ‘pigs’ que tanto gusta pregonar a la prensa de aquellas islas. Algo de lo que puede dar testimonio el Banco Santander, al que le hicieron pasar las de Caín con la adquisición del Abbey, hasta que, luego de mucho trajinar, los supervisores entendieron que los españolitos no iban a desmantelar la red de oficinas sino a tratar de gestionar el negocio y sacarlo adelante. Más tarde aterrizaría Ana Patricia, que le dio ese toque british del que le gusta presumir, y la cosa empezó a funcionar.

De las palabras de Fainé y de los movimientos de Oliu se colige que no hay hueco para la distensión. Después de una infinidad de decretos, circulares, intervenciones, fusiones, absorciones y ampliaciones, el runrún de que a esto hay que darle una vuelta más, de que hay que crecer, concentrarse, buscar denodadamente la eficiencia en un mercado cada vez más competitivo y pulir los requisitos de capital conforme a las exigencias de Basilea III, resuena en los oídos de los principales actores del mercado. La reorganización del sector no termina nunca. Es más largo que el serial de los coches de Fast & Furious.

Y en las quinielas, como no podía ser de otra forma, aparece de nuevo el nombre del Popular. “Existe la sensación generalizada de que, de toda la gran banca, el que sigue arrastrando los problemas más graves es el Popular”, reflexiona un alto directivo del sector financiero. “No termina de arrancar. Al final acabará absorbido o fusionado. Si se lo quedara el Sabadell, conformaría una gran entidad y tengo la impresión de que el Banco de España estaría encantado. Se convertirían en el tercer partner. La Caixa tampoco ha abandonado la idea de hacer más operaciones de integración. Si se le pusiera a tiro el Popular, lo haría”.

 “Quien arrastra más problemas es el Popular. Vuelve a existir la percepción de que finalmente acabará fusionado/absorbido por CaixaBank o Sabadell”

Entre los pecados cometidos por la entidad presidida por Ángel Ron, causa de algunos de los males que le aquejan hoy, se encuentra la machada (o ingenuidad) de haberse llevado a pulmón el Banco Pastor, es decir, sin contar con esquema de protección de activos (EPA) y otras prebendas similares de las que gozaron sus rivales en operaciones parecidas. En un informe de JP Morgan con fecha de 31 de marzo, los analistas rebajaban la recomendación de Popular de neutral a infraponderar, ya que, “aunque la entidad tiene recorrido en el largo plazo gracias a la recuperación de España, en el corto estamos cada vez más preocupados por la presión de la estrechez de los márgenes y el final del carry trade”. Sitúa su precio objetivo en los 4,10 euros por acción, cuando el pasado viernes cerró en los 4,6.

Aunque en Economía descartan una nueva oleada de fusiones en este 2015 debido a la reciente puesta en marcha del Mecanismo Único de Supervisión Bancaria (MUS) y la necesidad de los bancos de adaptarse a este nuevo paradigma antes de acometer nuevos procesos de concentración, lo cierto es que Fráncfort ejerce de ‘gota malaya’ en su presión a las entidades españolas. Les pide que se dejen de juegos –que si unas veces es el MUS, que si otras veces treinta y una sin pares, que si otras nos hacernos trampas al solitario– y cojan definitivamente el toro por los cuernos.

¿El fin del proceso de concentración? España sigue siendo el país de la UE con más sucursales bancarias, doblando la media europea

En un sentido similar se pronunciaba el Lex Column del FT del 8 de abril, aventurando que el valor de las entidades financieras “continuará languideciendo por debajo del, 0,9 veces valor en libros” si los bancos no se dejan de parches, es decir, de apoyarse en fórmulas artificiales como los DTA, y apuestan de una vez por todas por el core.

Danièle Nouy [presidenta del MUS] es una señora menuda pero con carácter”, explica un asesor del nuevo supervisor. “Ni al BCE ni a Danièle les gusta el soft capital y están presionando para que las medidas transitorias de Basilea se implementen antes de lo previsto. Si bien las entidades españolas han pasado los test de estrés con nota, no nos podemos olvidar que tienen un problema grave de márgenes. Este escenario obliga a emprender un proceso de concentración en busca de sinergias y eficiencia. Habría que acometerlo ahora, pero no se va a hacer. Y si no se hace no es por culpa del MUS, sino por estar en un año electoral, en el que ni Gobierno ni comunidades autónomas quieren meterse en este fregado”.

El informe de JP Morgan también incidía en esta idea y en la posibilidad de concentrar entidades para conseguir sinergias: “España, con el doble de sucursales bancarias por cada 1.000 habitantes que el resto de Europa, tiene margen para recortar costes”. Sin embargo, los analistas descartaban que lo fuera a hacer por los argumentos anteriormente expuestos.

Además de Popular, el proceso de concentración debería implicar a los denominados ‘siete enanitos’ (Ibercaja, Unicaja, BMN, Liberbank, Kutxa, Abanca y Bankinter), que acabarían fusionados entre ellos, absorbidos por un grande o incluso comprados por una entidad extranjera ahora que la supervisión única está en marcha y reduce la posibilidad de inesperadas y desagradables ‘sorpresas’.

“¿Quién es este señor español al que el Financial Times dedica una página entera?”, interrogaba un inversor británico a su socio español el viernes por la mañana, justo antes de la hora del desayuno. El corresponsal del rotativo, Tobias Buck, ya advertía en el subtítulo de que se trataba de un hombre poco conocido en el extranjero pero de gran influencia en el ámbito local. Ese señor de buen porte y seniority, que parecía vistiera con bombín y levita para la ocasión, no era otro que Isidro Fainé, el hombre que desde lo más alto de las Torres Negras de la Avenida Diagonal, Barcelona, rige los designios del Imperio Caixa. El prestigioso rotativo, que es para los mercados lo que el papel verjurado para los notarios, dedicaba una página a glosar su figura.

Isidre Fainé Josep Oliu Ángel Ron