Es noticia
Pacto Rajoy-Sánchez para tratar de abortar los 'golpes de Estado' internos
  1. España
  2. Caza Mayor
Nacho Cardero

Caza Mayor

Por

Pacto Rajoy-Sánchez para tratar de abortar los 'golpes de Estado' internos

Susana Díaz tiene la convicción de que Rajoy y Sánchez han pactado para afianzar sus respectivos liderazgos ante la amenaza que supone el caso Rato, para uno, y las primarias, para el otro

Foto:

Las piezas del puzle comienzan a encajar. El año pasado, mes de julio, Vega Sicilia celebró su 150 aniversario con una fiesta de alto copete como pocas veces se han visto en el Valle del Duero. Los invitados, más de setecientos apellidos de relumbrón, acudieron acicalados con smoking al fastuoso convite que había preparado la familia Álvarez para tan castellana ocasión. Entre los presentes, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, la ministra Isabel García-Tejerina, el presidente castellanoleonés Juan Vicente Herrera, así como destacados personajes de la economía, la cultura y el entretenimiento.

Las viandas corrieron a cargo de El Celler de Can Roca, mientras que el vino lo puso la afamada bodega, que descorchaba botellas de miles de euros como el que se toma una mirinda en la plaza del pueblo. Hete aquí que, entre tanto nombre ilustre, también se encontraba el de Rodrigo Rato. El hoy ángel caído participó con normalidad del cóctel hasta que llegó la hora de la cena. Entonces, le mudó el rictus y se marchó escopetado como si le persiguiera el diablo. Los anfitriones perdieron el habla. “¿Qué le ha pasado a Rato?”, inquirieron al final de la velada a Pablo Álvarez, consejero delegado de Vega Sicilia. “Me ha dicho que no quería sentarse junto a ella”, respondió el CEO sin medias tintas. Se daba la circunstancia de que a Rato le habían colocado silla con silla con Sáenz de Santamaría. Lo dicho: las piezas comienzan a encajar.

Para desentrañar los misterios que rodean al affaire Rato y poder montar o desmontar toda esa pléyade de teorías conspiratorias que se escuchan en las tertulias y en las sobremesas de los restaurantes de billetera en torno al asunto, es necesario una piedra Rosetta, un Maimónides, una Agatha Christie o cualquier otro escritor de misterio que haga con la escena de Rato en la fiesta Vega Sicilia lo mismo que David Niven en Un cadáver a los postres. 

Algo singular y nada baladí está aconteciendo en el Gobierno. Tanto es así que ha obligado al presidente Rajoy a levantarse de su poltrona y engrasar sus oxidados huesos antes de que alguno de sus súbditos le eche cicuta en el vino.

placeholder Pinche aquí para ver el álbum del 150 aniversario de Vega Sicilia.
Pinche aquí para ver el álbum del 150 aniversario de Vega Sicilia.

El Ejecutivo y sus entornos del PP se han dividido en tres facciones que parecen no perseguir los mismos intereses. El primero es el club de ‘los sorayos’, cuyo último retrato de familia data de hace sólo dos semanas, durante la intervención de Cristóbal Montoro en el diario La Razón, con la presencia del citado ministro de Hacienda, la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, el responsable de Política Territorial del PP, Javier Arenas, y el secretario de política local del partido, Manuel Cobo. Todos ellos flanqueados por el presidente organizador del evento, Mauricio Casals. El segundo bando, más conocido como G-8, está compuesto por los ministros Pastor, Soria, Margallo y Fernández Díaz, al que se han sumado Wert, Catalá y García-Tejerina, además de Cañete. Luego vendría una tercera facción comandada por Cospedal y su guardia pretoriana de Génova.

A tenor de lo acaecido últimamente, ninguno de estos tres bandos está limpio de polvo y paja. Como en el juego del Cluedo, unos y otros se tantean con recelo y se miran de reojo preguntándose quién será el asesino.

Rajoy, que es un tipo que de tonto no tiene un pelo, de esos que fuman debajo del agua, se ha encasquetado la armadura y se ha situado en primera línea de batalla antes de que una espada amiga le rebane el cuello. Ha levantado puentes con los medios de comunicación, restando protagonismo al rol que hasta ahora ejercía en exclusiva Sáenz de Santamaría, a la que culpan de no haber gestionado bien el caso Rato, y se ha puesto a los mandos de la estrategia electoral con el objetivo de blindarse en el puesto. 

Video embebido

Rajoy anda diciendo en petit comité que le están arreando por las esquinas pero que no puede hacer gran cosa, que sí, que la situación es preocupante, que los datos de las municipales y autonómicas no van a ser buenos, pero que no habrá cataclismo, que en muchos sitios, especialmente en los Ayuntamientos, gobernará la lista más votada y esa será la del PP. De tal forma que, si no hay debacle, el ‘golpe de Estado’ interno quedará abortado.

Esta tesis se fundamenta en el hecho de que el resultado de estas elecciones no se medirá por votos, sino por gobiernos, y no el 24 de mayo, fecha de los comicios, sino un mes más tarde, una vez concluyan las complicadas mesas de negociaciones. ¿Cuántos alcaldes tenemos y cuántos teníamos? ¿Cuántos presidentes autonómicos hemos conservado? Las respuestas a estas preguntas tardarán en saberse por la progresiva atomización de la política española y el complejo proceso de negociación que se desencadenará entonces. Un proceso de negociación en el que caben todo y todos, Gobierno andaluz incluido, en lo que parece una thermomix político-electoral..

En esta carrera por la supervivencia, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se necesitan como la punta del zapato necesita a una piedrecita para jugar a la rayuela. No para sustentar eso que llaman bipartidismo, sino para aplacar sus golpes de Estado intestinos. El uno, por las tramas derivadas del caso Rato; el otro, por la inmarcesible amenaza de Susana Díaz. 

Díaz aventura un pacto Rajoy-Sánchez para retrasar su investidura, evitar que concurra a las primarias y permitir que el PP conserve las capitales andaluzas

Se ha extendido la especie en el PSOE andaluz de que Rajoy y Sánchez han pactado, y que dicho acuerdo pasa por repartirse el gobierno y las capitales de esta comunidad. Hasta después de las municipales, no habría nihil obstat del PP para la investidura. La obsesión del actual secretario general del PSOE no es otra que evitar que Susana Díaz se presente a las primarias y dé el salto a la plaza nacional. Para ello, tiene que hacer jugar el calendario en su contra, dejándola sin investidura hasta después de las municipales.

A pesar de que Susana Díaz vocifera a los cuatro vientos su inminente proclamación como presidenta, el resto de formaciones no lo tiene del todo claro por mucho Griñán y Chaves que lleven a la pira. Ciudadanos y Podemos no van a entrar en el juego de la andaluza. No, al menos, por ahora. No lo necesitan y tampoco quieren correr el riesgo de que los acusen de haberse dejado seducir por la casta, lo que les restaría votos de cara a las generales. Pablo Iglesias y Albert Rivera sólo quieren llegar vírgenes a esta cita.  

placeholder Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. (Efe)
Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. (Efe)

Tampoco al PP le interesa bailarle el agua a la sevillana. Los populares pretenden dar hilo a la cometa hasta finales de mayo y luego sentarse a negociar. ¿El qué? La Junta a cambio de capitales. Actualmente, hay ocho en las que ondea la bandera de la gaviota y que podrían quedar reducidas a dos/tres si el PSOE se coaliga con Podemos e Izquierda Unida. Con este horizonte, el pacto sería meridianamente claro: te doy la abstención que necesitas para ocupar San Telmo y, a cambio, me permites gobernar en las capitales donde haya sido la lista más votada. Ese es el juego de Rajoy. También el de Sánchez.

Las aspiraciones de Soraya y Susana, que emergían como figuras clave ante la falta de liderazgo e indolencia de sus respectivos partidos, están siendo cercenadas con pulso de cirujano. La cosa hay que descodificarla en clave interna. Aquí, parece obvio, nadie está pensando en la España de 2025. Aquí en lo único que piensa la clase política es en salvar su propio culo.  

Las piezas del puzle comienzan a encajar. El año pasado, mes de julio, Vega Sicilia celebró su 150 aniversario con una fiesta de alto copete como pocas veces se han visto en el Valle del Duero. Los invitados, más de setecientos apellidos de relumbrón, acudieron acicalados con smoking al fastuoso convite que había preparado la familia Álvarez para tan castellana ocasión. Entre los presentes, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, la ministra Isabel García-Tejerina, el presidente castellanoleonés Juan Vicente Herrera, así como destacados personajes de la economía, la cultura y el entretenimiento.

Pedro Sánchez Susana Díaz Soraya Sáenz de Santamaría Mariano Rajoy Rodrigo Rato