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El padre de Pablo Iglesias y el Corpus Christi de María Dolores de Cospedal
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Nacho Cardero

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El padre de Pablo Iglesias y el Corpus Christi de María Dolores de Cospedal

El hecho de que Podemos y Ciudadanos hayan obtenido un 15 y 10%, respectivamente, lo mismo que los sondeos daban a IU y UPyD antes de las europeas, indica que queda mucho partido por delante

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El Confidencial

A Zamora la llaman ahora la Córdoba de Castilla y León. Allí, Izquierda Unida, esa formación que anda hecha jirones, que camina hacia la irrelevancia más absoluta y con visos de convertirse en un simple apéndice de Podemos, en una especie de club social donde los nostálgicos del Partido Comunista puedan rememorar ‘La Nueve’ y echar sus dioses por la boca, pues bien, allí, en Zamora, esta formación se va a hacer con la alcaldía.

El nuevo califa, Francisco Guarido, cuenta con los votos de sus ocho concejales de Izquierda Unida, más los cinco de undesarbolado Partido Socialista. La aritmética impide que el PP, que fue la lista más votada con diez actas, pueda formar gobierno con Ciudadanos (dos concejales). En cuanto a Podemos, la formación estrella de las pasadas elecciones, la que está destinada a fagocitar y devorar a su padre como el que se succiona flanes, ha obtenido 1.183 votos y cero concejales. Han oído bien: cero concejales.

Los malos datos cosechados por Podemos en Zamora son algo más que una mera anotación estadística, sobre todo si tenemos en cuenta que la imagen visible de este partido en la capital castellano leonesa es Francisco Javier Iglesias Peláez, efectivamente, el padre de Pablo Iglesias. Aunque es cierto que estos últimos han evitado dar su apoyo explícito a ninguna de las plataformas que se presentaron al 24-M por esta localidad, también lo es que los votantes identifican ‘Gana Zamora’ como la marca local de Podemos, de la misma forma que Ada Colau lleva la chapa de ‘Guanyem Barcelona’ y Manuela Carmena la de ‘Ahora Madrid’.

Javier Iglesias (Madrid, 1954), inspector de trabajo, profesor de Historia Contemporánea e Historia de Relaciones Laborales, hoy retirado, hace las veces de groupie de Podemos. Organiza mítines al hijo como el que monta conciertos de AC&DC e incluso se atreve a ejercer de telonero recitándoles versos del poeta fallecido García Calvo, un soneto que le inspiró, dice, la actitud de su hijo Pablo a la hora de evaluar las elecciones europeas, con unos resultados que eran buenos pero insuficientes, porque no cumplían los objetivos: “Todavía no hemos ganado. Bendito fracaso, bendito fracaso”.

El padre del secretario general de Podemos se da un aire a Monedero pero sin barnices ni eufemismos. Se muestra como un activista total. Militante de IU hasta que el pasado año se cambió de bando, es autor de Stalin en España: la gran excusa (Raíces, 2008) y formó parte del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), siendo detenido en 1973 por pertenecer a esta bandaterrorista, una organización tan efímera como letal que, dos años después, en 1975, asesinaría a dos miembros de las Fuerzas de Seguridad.

El hecho de que Podemos y Ciudadanos hayan tenido en las municipales y autonómicas un 15 y un 10%, respectivamente, lo mismo que los sondeos daban a IU y UPyD antes de las europeas, y la concatenación de toda una serie de detalles que resultan mucho más que anecdóticos, tales que esta especie de monstruo zurcido con retales ideológicos en el que va a quedar el mapa de España, los renovados bríos de Pedro Sánchez, la mejora en las encuestas del PP tras el 24-M, la sorpresiva victoria de formaciones en vías de extinción (Izquierda Unida) en territorios inesperados como el ya descrito, o el desafecto manifiesto de algunas filiales de Podemos respecto a la matriz tratando de desligarse de la misma, nos vienen a indicar que todavía hay mucho partido que jugar, que nada está dicho, que hasta el rabo todo es toro.

Sin embargo, mientras unos ponen cara de póquer para ver por dónde cae este ayuntamiento o aquella comunidad, en el PP continúan lamiéndose las heridas. El pasado jueves, festividad del Corpus Christi, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, asistía por sorpresa a la misa pontifical de la Catedral de Toledo. No estaba previsto en la agenda. La presidenta en funciones de Castilla-La Mancha desfiló por las calles de negro riguroso y sin mantilla. En la plaza de Zocodover, donde se levanta el edificio de Caja Castilla-La Mancha (CCM), intervenido en su día por el Banco de España y epítome de los desmanes de la égida socialista en aquella comunidad, los balcones volvían a estar repletos de gente después de unos años sin apenas actividad. No por nada el PSOE regresa al Palacio de Fuensalida. La memoria da para cuatro años y ya nadie se acuerda de lo sucedido con CCM.

A Cospedal apenas le faltaron quinientos votos para repetir. Esa fue la exigua distancia que le separó de la mayoría absoluta, de convertirse en el referente territorial del PP. Pero no lo consiguió y ahora está a la espera de encontrar un hueco en una formación que se desparrama como los hilillos del Prestige. Tampoco NúñezFeijóo ha salido bien parado de la debacle del 24-M. A quien todos señalaban como el bote de salvación del centro derecha le han dado del derecho y del revés. Nadie se salva.

El Gobierno, en estado de 'shock'

La actitud de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría el pasado viernes, el uno durante su encuentro con su homólogo marroquí, la otra en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, profundamente irritados y perplejos con los pactos poselectorales, nos mostraron a un Gobierno en estado de shock. Exhiben tal grado de descomposición que más que contar con mayoría absoluta para marcar directrices, parece que sólo les quedenfuerzas para cavar su propia tumba. En Madrid, donde el partido funcionabacomo una maquinaria perfectapara ganar elecciones, es como si no existieran.

Sin capacidad de reacción, se aferran como un clavo ardiendo al ‘voto del miedo’ para las próximas generales. No se trata de una estrategia propia sino que les viene de fuera, de la mera sucesión de declaraciones poco afortunadas de sus rivales -por ese vicio de la izquierda de querer poner lavativas en culos ajenos-, que provoca que el dinero extranjero se haya puesto en guardia y que algunos agoreros vaticinen que España va camino de convertirse en la nueva Grecia, que un país sin leyes y con las casas llenas de okupas, es decir, un país sin el PP y con el PSOE entregado a Podemos, es el principio del fin del sistema financiero, y que si ya ha habido un corralito en Banco Madrid por qué no otros tantos en el resto de entidades… Llega el ‘voto del miedo’ para poder remontar en las encuestas y parece que puede funcionar.

A Zamora la llaman ahora la Córdoba de Castilla y León. Allí, Izquierda Unida, esa formación que anda hecha jirones, que camina hacia la irrelevancia más absoluta y con visos de convertirse en un simple apéndice de Podemos, en una especie de club social donde los nostálgicos del Partido Comunista puedan rememorar ‘La Nueve’ y echar sus dioses por la boca, pues bien, allí, en Zamora, esta formación se va a hacer con la alcaldía.

María Dolores de Cospedal