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Iñaki Urdangarin no lee a Séneca (o por qué Zarzuela abjura de un pacto con la Fiscalía)
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Nacho Cardero

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Iñaki Urdangarin no lee a Séneca (o por qué Zarzuela abjura de un pacto con la Fiscalía)

El inicio de reinado de Felipe VI está tachonado de innumerables desafíos. El que da comienzo el 11-E, con la Infanta en el banquillo y Urdangarin enfrentándose a 19,5 años de prisión, es uno de ellos

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Iñaki Urdangarin no lee a Séneca. De haberlo hecho, hubiera tenido en cuenta aquella advertencia del pensador romano, según la cual el destino ayuda a quien lo acepta y arrastra a quienes lo resisten. El marido de la infanta Cristina no lee a Séneca, pero sí los editoriales del ‘ABC’, que al parecer le son más útiles a la hora de desencriptar su futuro judicial.

“Que comiencen las sesiones de la vista oral y que el Tribunal depure las responsabilidades penales hasta sus últimas consecuencias”, exhortaba el periódico monárquico el pasado viernes en su afán por sintetizar el devenir de los acontecimientos que afectan al otrora duque de Palma. Si damos por bueno que estas palabras no son sino eco de los comentarios que vienen de Palacio, ni la invocación a los siete dioses de la fortuna ni las negociaciones con la Fiscalía librarán al matrimonio de sufrir una severa condena.

La sociedad española no entendería de componendas ni manejos en el caso Nóos que no fueran los estrictamente judiciales. Tampoco Felipe VI. Los actuales inquilinos de La Zarzuela solo contemplan un escenario: que haya vista oral, la Infanta se siente en el banquillo y caiga sobre Urdangarin todo el peso de la Ley, lo que implicaría indefectiblemente su entrada en prisión. Solo así el Rey podrá legitimarse ante sus ciudadanos y materializar los gestos y discursos con los que ha ido salpicando el casi año y medio que lleva de reinado.

Los actuales inquilinos de Zarzuela sólo contemplan un escenario: que haya vista oral, la Infanta se siente en el banquillo y caiga todo el peso de la ley

En este tiempo, Felipe VI ha tratado de erigirse en epítome de la regeneración que demandaba el país, ha introducido la Ley de Transparencia a la Casa y ha limitado la Familia Real al matrimonio, sus padres y sus dos hijas, provocando un cisma irreparable con las hermanas. Por si no bastara con la simbología, abogó el año pasado en su primer mensaje navideño por “cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción” como “objetivo irrenunciable” para la “profunda regeneración” que precisa nuestra “vida colectiva”. Toda una declaración de intenciones que, a ojos de la opinión pública, ha de pasar aún la prueba del algodón.

De ahí que en Somontes no hayan visto con buenos ojos la posibilidad de un acuerdo de la Fiscalía con Iñaki Urdangarin y su socio Diego Torres para cerrar el caso en falso, lo que iría en menoscabo de esa imagen impoluta que quiere mostrar la Corona. “El proceso está en marcha y nada lo debe detener”, señalan desde los entornos de Su Majestad. “El juicio tendrá más o menos repercusión mediática, pero poco más cabe señalar desde aquí, sobre todo teniendo en cuenta que ya no forman parte de la Familia Real”.

La noticia del pacto entre Fiscalía e imputados saltó a los medios con el único objetivo de abortar el mismo. Así al menos lo ha entendido la infanta Cristina, que ha transmitido su malestar a los Luca de Tena, familia fundadora del diario que ha dado carta de naturaleza a la información y con la que mantenía relación de amistad. Esta pequeña ‘traición’ ahonda en esa sensación de abandono que los Urdangarin-Borbón van percibiendo con mayor nitidez según se acerca el 11 de enero, fecha de inicio del juicio. Tal es la angustia que el matrimonio se ha desplazado hasta Ginebra a penar su soledad sin que nadie les moleste, aunque si por ellos hubiera sido, se habrían quedado en ‘Marte’, como Ridley Scott en su última película.

Por desconfiar, ya empiezan a tener recelos hasta de su abogado, Miquel Roca, ese hombre para todo que igual sirve al Ibex 35 que a la Corona o a los independentistas. Debido a su marcado perfil institucional, la Infanta tiene dudas de si trabaja para ella o se ha vendido a la nueva causa, la de su hermano Felipe, ejerciendo de ‘agente doble’.

Los acusados por el caso Nóos comparecerán entre el 9 y el 26 de febrero del próximo año. Se prevé que la última en hacerlo sea doña Cristina. Previamente, el tribunal de la sección primera de la Audiencia de Palma habrá tenido que decidir si juzga a la hermana del Rey o la exime en aplicación de la llamada ‘doctrina Botín’, que establece que, en el procedimiento abreviado, no puede abrirse juicio oral solo a instancias de la acusación popular. La Fiscalía siempre ha ‘absuelto’ a la Infanta. Es Manos Limpias quien la sienta en el banquillo.

Un informe apócrifo cuestiona las finanzas de Manos Limpias y se hace eco de una sentencia que lo deslegitima para ejercer la acusación popular

Tal vez por ello no sea casualidad que, en paralelo a los pactos y no-pactos en torno al caso Urdangarin, se hayan empezado a producir una serie de movimientos y circulación de dosieres que ponen en jaque al Colectivo de Funcionarios Públicos Manos Limpias. Entre estos movimientos figura la investigación de la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid al secretario general de este sindicato, Miguel Bernad, y a la abogada de la acusación popular en el caso Nóos, Virginia López, por blanqueo de capitales y apropiación indebida.

En un informe apócrifo al que ha tenido acceso El Confidencial, se pone el acento en las vinculaciones de Bernad con la ultraderecha, se cuestionan las fuentes de ingresos del sindicato (“¿Quién aporta donativos para esta organización? ¿Quién paga las fianzas o los gastos infraestructurales?"), se especula con la posibilidad de que reciban dinero de los fondos reservados y se hace hincapié en una sentencia judicial que “desactiva el margen arbitrario de actuación del sindicato y le deslegitima para ejercer sin control la acusación popular”, un auto que actualmente está recurrido ante el Constitucional.

El inicio de reinado de Felipe VI está tachonado de innumerables desafíos, algunos de los cuales resultan vitales para la pervivencia de la institución. El que da comienzo el 11-E, con la Infanta en el banquillo y Urdangarin enfrentándose a 19,5 años de prisión, es uno de ellos. Habrá que dejar hacer a la Justicia. De no ser así, pintarían bastos para la Corona.

Iñaki Urdangarin no lee a Séneca. De haberlo hecho, hubiera tenido en cuenta aquella advertencia del pensador romano, según la cual el destino ayuda a quien lo acepta y arrastra a quienes lo resisten. El marido de la infanta Cristina no lee a Séneca, pero sí los editoriales del ‘ABC’, que al parecer le son más útiles a la hora de desencriptar su futuro judicial.

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