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Los pecados catalanes de CUP y Podemos: ¿era esto el espíritu del 15-M?
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Nacho Cardero

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Los pecados catalanes de CUP y Podemos: ¿era esto el espíritu del 15-M?

La CUP ha enterrado su asamblearismo con la pala que le ha prestado Junqueras, se ha travestido de liberal por unas horas para investir a Puigdemont y se ha prestado al juego del 'tamayazo'

Foto: Antonio Baños y Anna Gabriel, ayer en el pleno de investidura de Carles Puigdemont. (EFE)
Antonio Baños y Anna Gabriel, ayer en el pleno de investidura de Carles Puigdemont. (EFE)

“La CUP ha sido la única que se ha podido cargar a Artur Mas. Ni el PP, ni el Gobierno de España, ni los periódicos, ni los dosieres habían podido con el 'Convergència-business'...”, reflexionaba este fin de semana un dirigente de la formación anticapitalista. “Viendo quién votó a favor y en contra, ¿qué parte del 'NO' a Mas ha sido venganza fría del 15-M?, ¿qué parte es consecuencia de las actuaciones represivas de los Mossos, el 27-M, ‘rodea’ el Parlament, cierre de hospitales, desahucios, corrupción, privatizaciones, utilización de la justicia, liquidación de la educación...?”.

Argüía que había sido el 15-M, el espíritu de la Puerta del Sol, quien se le había aparecido a Convergència esta Navidad, pero no con sábanas blancas sino luciendo chanclas de playa y camisetas de Kortatu. Ese fantasma se había encargado de recordarle a Scrooge, perdón, a Mas, escenas de su vida pasada, de cuando se hacía llamar Arturito y jugaba a ser Jordi Pujol. Ese fantasma, encarnado en la CUP, había puesto punto y final al pujolismo.

Nada más lejos de la realidad. Los antisistema tratan de hacer pasar como victoria lo que ha sido una sonora derrota. Para no ser acusados de bloquear el proceso independentista y poder cobrarse como trofeo de caza la cabeza del hoy 'expresident', esta organización ha vendido su alma -o al menos lo que quedaba de ella- al mejor postor, que no era otro que Junts Pel Sí.

La CUP ha hecho oídos sordos a los interminables debates de sus militantes, ha enterrado su asamblearismo con la pala que le ha prestado Junqueras, se ha travestido de liberal por unas horas para investir a Carles Puigdemont y se ha prestado al juego del 'tamayazo' para garantizar la gobernabilidad de Cataluña. Lo soltó el propio Mas antes de santiguarse en rueda de prensa: “Lo que las urnas no nos dieron directamente se ha tenido que corregir a través de la negociación”. Ni Tony Soprano lo hubiera dicho mejor: “No es nada personal. Solo negocios”. Se vieron fuegos artificiales en Montjuic en la madrugada del sábado al domingo. ¿Era esto el espíritu del 15-M?

El trágala de Artur Mas, que quiere hacer ver ahora que ha sido él quien ha consensuado el nombre del 'president' y el artífice del acuerdo final, tampoco parece tener fondo. Hay que acudir a los culebrones venezolanos para encontrar tamaño grado de humillación. Puigdemont no lo va a tener mucho más fácil. Además de demostrar que no es un títere de Mas, deberá lidiar con dos diputados prestados de la CUP cuyo principal cometido en los próximos 18 meses va a ser “hacer el bestia” lo más posible bajo amenaza de romper el pacto en cualquier momento.

Esa hoja de ruta decimonónica de la CUP, más propia de un fanzine punk de Las Ramblas que de una comunidad que representa el 20% del PIB de España (casi 200.000 millones) y el 25% de las exportaciones (unos 60.000 millones), no parece ahora tan descabellada como hace tan solo unos meses. Después de haber obligado a postrarse en hinojos al 'expresident', por qué no salirse de Europa, dejar de pagar la deuda, iniciar una lucha sin cuartel por los derechos sociales, la defensa de la sanidad y la educación pública universal y gratuita, tener una banca estatal, etcétera, etcétera. ¿Y qué ha sido de la burguesía catalana? ‘Res se sap’.

España, un país en funciones

Ayer también habló Rajoy en referencia al proceso de desconexión de España iniciado en el Parlament. Dijo que “el Estado funciona siempre, independientemente de que el Gobierno esté en funciones”. Rajoy es un presidente en funciones. Como su Gobierno, como la oposición... Hasta los Reyes Magos de Oriente están en funciones, a tenor de esas capas de celofán y esas carrozas de segunda mano que lucieron durante el desfile de la pasada semana. El Ejecutivo ni puede legislar ni firmar acuerdos. El bloqueo, mientras tanto, es casi total.

Un bloqueo derivado de los resultados salidos de las urnas del 20-D, de la atomización del Parlamento y de la imposibilidad (por ahora) de formar Gobierno. Según Rajoy, ayer pudo hablar con los líderes de PSOE y Ciudadanos, que le dieron su apoyo para hacer valer el cumplimiento de la ley. Con Podemos no tuvo tanto éxito. No logró contactar con su líder, Pablo Iglesias.

La mascarada de Podemos, como la de la CUP, ha quedado al descubierto con su raca-raca sobre el referéndum, un discurso totalmente superado con la investidura de Puigdemont. La formación morada insiste en la consulta para la autodeterminación cuando ya vamos por la declaración unilateral de independencia. Lo de Iglesias ha dejado de ser un argumento para convertirse en una excusa con la que bloquear la política madrileña. No se trata del referéndum sino del ‘sorpasso’ con el PSOE en unas nuevas elecciones. Podemos se apropió sin escrúpulos del espíritu del 15-M cuando, visto está, su meta era otra: asaltar los cielos y poner en jaque al Estado.

Interinidad asfixiante

Si se repiten elecciones, es probable que no haya Gobierno hasta bien entrado el verano, lo cual supone un mal asunto para lidiar con un morlaco astifino como el catalán. Y aun entonces habría que ver. “Questo paese e ingobernabile. Non caspico niente” (“Este país es ingobernable. No entiendo nada”), que exclamara Amadeo de Saboya ante el Parlamento el día de su renuncia al trono.

España está empantanada y el Gobierno, atado de pies y manos. El Título IV de la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, establece que el Ejecutivo en funciones no tiene más misión estos días que facilitar “el normal desarrollo del proceso de formación del nuevo Gobierno y el traspaso de poderes al mismo, y limitará su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar, salvo casos de urgencia debidamente acreditados o por razones de interés general cuya acreditación expresa así lo justifique, cualesquiera otras medidas”. Los expertos no se ponen de acuerdo en este punto y lo dejan abierto a múltiples interpretaciones.

Entretanto, Rajoy se ha visto obligado a bloquear las puertas de La Moncloa para que los miembros de su Gabinete no pongan pies en polvorosa. El presidente ya ha advertido a los suyos, especialmente a aquellos que tenían preparada la maleta dirección a la empresa privada, que 'quietos paraos' todos, que hay que seguir en el puesto para abordar el tema catalán y que el país no encalle. La situación no es cosa de broma. Los economistas y expertos señalan que la falta de un Gobierno estable obstaculiza la recuperación económica y genera incertidumbre en el mercado laboral. Los inversores han frenado en seco sus operaciones en España. ‘Wait and see’.

“La CUP ha sido la única que se ha podido cargar a Artur Mas. Ni el PP, ni el Gobierno de España, ni los periódicos, ni los dosieres habían podido con el 'Convergència-business'...”, reflexionaba este fin de semana un dirigente de la formación anticapitalista. “Viendo quién votó a favor y en contra, ¿qué parte del 'NO' a Mas ha sido venganza fría del 15-M?, ¿qué parte es consecuencia de las actuaciones represivas de los Mossos, el 27-M, ‘rodea’ el Parlament, cierre de hospitales, desahucios, corrupción, privatizaciones, utilización de la justicia, liquidación de la educación...?”.

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