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El Ibex 35 está con Trump: “No nos va a ir peor que con Obama”
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Nacho Cardero

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El Ibex 35 está con Trump: “No nos va a ir peor que con Obama”

Ha ido mudando su retórica anti-Trump con el transcurso de las horas. Ha pasado del "es un peligro y no tiene programa" al "hacía falta un revulsivo y él es un empresario como nosotros”

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Los ha dejado descolocados a todos. Ora por pereza intelectual, ora por cohabitar en un mundo encorsetado, elitista y excesivamente endogámico, los ha pillado con el pie cambiado. A los sesudos intelectuales norteamericanos, a los medios de comunicación, a los expertos en demoscopia y a los mercados de acciones. Sí, también a estos últimos. Había consenso en que las bolsas sufrirían un desplome con la victoria de Trump y, abracadabra, ha sucedido lo contrario. Al menos en algunos mercados. El principal índice norteamericano, el Dow Jones de Industriales, se encuentra en zona de máximos históricos. ‘God bless Donald’.

La gran empresa española ha ido mudando también su retórica anti-Trump con el transcurso de las horas. Ha pasado del “es un peligro y no tiene programa, solo quería llegar”, al “de irle bien a alguien, les irá bien a los norteamericanos y a los del Brexit”, para luego ir modulando su discurso con un “puede no ser tan malo, lo de Hillary no tenía un pase” y terminar finalmente con un “hacía falta un revulsivo; Trump es un hombre de negocios como nosotros”.

Los empresarios no están ni con los burros ni con los elefantes. Los empresarios siempre están donde hay margen de beneficio. Como decía en este mismo periódico Ángel Corcóstegui, exbanquero, máximo responsable de Magnum Capital y consejero junto a Trump en la Wharton Business School: “Nunca le oí decir una chorrada. Es un tío 'full of common sense', no un loco. Lo que hay que preguntarse es por qué los americanos le han votado”.

¿Donald Trump, proteccionista? “No lo va a ser más que Obama, que se ha cargado a toda la banca comercial europea que había en Estados Unidos”

Hay muchos otros como Corcóstegui que opinan de la misma forma, pero no lo dicen por eso de que si uno lanza una flor al actual inquilino de la Casa Blanca, corre el riesgo de que le llamen paleto o empiece a recibir tuits amenazantes sacados de un capítulo de ‘Black Mirror’, así que a cerrar la boca hasta que escampe el temporal. Luego, en 'petit comité', se les escapa:

“Con Donald Trump viviremos mejor. No hay que decirlo públicamente porque entonces nos matarían, pero es así. Es cierto que hay que ir con cautela por eso de que el personaje presume de antisistema, pero al final los americanos son muy corporativos y pragmáticos y cuentan con una importante base administrativa”, confiesa el CEO de una empresa del Ibex 35.

¿Cómo puede ser que el nuevo presidente de los Estados Unidos, un hombre que desprende un tufillo xenófobo, que improvisa hasta las relaciones internacionales, que no tiene más programa económico que unas ideas esbozadas a carboncillo, que pretende limitar el comercio mundial y aumentar las políticas proteccionistas, sea percibido con tamaña indulgencia por los valores que más pesan en el Ibex? Sencillo: consideran que no les puede ir peor que con Obama.

“Los americanos son los más proteccionistas del planeta. Ya lo eran con Obama, y te aseguro que no lo van a ser más con Trump. No son proteccionistas con leyes, que también, sino sobre todo con la forma que tienen de hacer las cosas, poniendo trabas para que las compañías extranjeras puedan competir en igualdad de condiciones con las americanas. Fíjate en el sector financiero. A Deutsche Bank le acaban de poner una multa de 14.000 millones por hipotecas que vendió hace 10 años. ¿Cuántos bancos de consumo extranjeros quedan en EEUU? Muy pocos. Solo los españoles: Santander y BBVA. El resto se ha ido”, añade.

Es precisamente el sector financiero, según recoge un informe de Xtb Trading, uno de los que más saldrán beneficiados debido a que “el candidato republicano propone desregularizar la banca a través de la eliminación de la reforma financiera ‘Dodd Frank’ que rige desde 2010; tampoco se decanta en cuanto al nivel obligatorio en los coeficientes de caja para los bancos”. Otras empresas que verían mejorar sus márgenes serían, entre otras, petroleras, mineras y compañías gasistas (por el apoyo de Trump a los combustibles fósiles), así como todas las relacionadas con la defensa y la industria armamentística.

Las grandes operadoras de telefonía y tecnológicas españolas, y en general europeas, tampoco consideran que la llegada de Trump les vaya a suponer un quebranto en sus cuentas de resultados. “No nos puede ir peor que con Obama”, aseguran. Tienen la convicción de que la anterior Administración norteamericana, amparada por la laxitud de las autoridades europeas, ha promovido unos gigantes de la tecnología de pedigrí USA con el principal objetivo de devorar a sus homólogos al otro lado del Atlántico y monopolizar el mercado.

“En la última década, aprovechándose de la gran crisis por la que ha atravesado Europa, los americanos han tratado de quedarse con nuestro negocio. Hacen el dinero aquí y luego, para más inri, no pagan impuestos. Estos señores no pagan nada en ningún lado”, se lamenta este alto ejecutivo del Ibex.

Acusan a Obama de que, en sus ochos años en el Despacho Oval, solo ha tenido ojos para un reducido círculo de empresarios afines, los caballeros de la mesa rectangular de Palo Alto, California (véase fotografía superior), que tanto le han mimado como donantes en sus campañas. Curiosamente, al igual que el Dow Jones ha subido en estos días, el Nasdaq, que agrupa a estos valores tecnológicos, se ha movido en guarismos negativos.

Acusan al anterior inquilino de la Casa Blanca de que, en los últimos ochos años, solo ha tenido ojos para los caballeros de la mesa rectangular de Palo Alto

Eric Schmidt, presidente de Google, y Jeff Bezos, mandamás de Amazon, que frecuentaban a Obama una semana sí y la otra también, han visto descender el valor de sus compañías. “Imaginaos que sucediera lo mismo en España, que Mariano Rajoy comiera con Pallete [Telefónica], Botín [Santander] o González [BBVA] todas las semanas y quedara grabado fotográficamente. ¿Qué dirían los medios? Pues allí sucedía continuamente con Google”.

Hace cuatro años, Barack Obama organizó una cena con un ramillete de empresas tecnológicas líderes de California. A un lado, el genio de Apple, el difunto Steve Jobs, a su vera, Mark Zuckerberg, el milmillonario creador de Facebook, y presidiendo la mesa, Eric Schmidt, gran amigo y mecenas del partido demócrata y, en especial, del anterior inquilino de la Casa Blanca. No es de extrañar, por tanto, que las mismas empresas que recelaran de las amistades de Obama se congratulen ahora por la llegada del excéntrico candidato republicano.

Tanto la élite política de la costa este, que es el pasado, como la élite económica de la costa oeste, que es el futuro, apoyaban a Hillary Clinton y ambas han sufrido un serio traspié con la victoria de Donald Trump. Ha ganado el presente, que es populista, reflejo de una realidad descarnada cuyas plegarias no llegan a oídos del 'establishment' ni a los medios de comunicación, un mundo endogámico seriamente zarandeado tras los resultados del 8-N.

Los ha dejado descolocados a todos. Ora por pereza intelectual, ora por cohabitar en un mundo encorsetado, elitista y excesivamente endogámico, los ha pillado con el pie cambiado. A los sesudos intelectuales norteamericanos, a los medios de comunicación, a los expertos en demoscopia y a los mercados de acciones. Sí, también a estos últimos. Había consenso en que las bolsas sufrirían un desplome con la victoria de Trump y, abracadabra, ha sucedido lo contrario. Al menos en algunos mercados. El principal índice norteamericano, el Dow Jones de Industriales, se encuentra en zona de máximos históricos. ‘God bless Donald’.

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