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Del desapego a la independencia
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Joan Tapia

Confidencias Catalanas

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Del desapego a la independencia

La última encuesta trimestral del CEO (Centre d´Estudis d´Opinio), una especie de CIS catalán, ha levantado una gran polvareda. Por primera vez una mayoría absoluta de

La última encuesta trimestral del CEO (Centre d´Estudis d´Opinio), una especie de CIS catalán, ha levantado una gran polvareda. Por primera vez una mayoría absoluta de catalanes, el 51,3% (frente al 44,6%, 45,4% y 42,8% de sondeos anteriores) afirma que votaría a favor de la independencia en un hipotético referéndum. En contra lo haría el 21,1% y otro tanto se abstendría. La mayoría de los electores de CiU (64%), Esquerra (95%) e ICV (53%) votaría a favor pero también el 41% de los electores socialistas e incluso el 8,8% de los populares. Y a otra pregunta, el 55,5% de los encuestados dice que el nivel de vida sería más alto si Cataluña fuese independiente.

Hay que matizar el “independentismo” de la encuesta. Por varios motivos. El primero es que, al contrario que en otras ocasiones, no revela las razones de la abstención o del voto en contra, que acostumbraban a ser muy coincidentes y podrían alterar el resultado final. Alguien apunta a una progresiva a manipulación del CEO desde que gobierna CiU. 

El segundo, señalado por Durán Lleida, es que a la pregunta fija de la encuesta (desde antes que CiU ganara las elecciones en el 2010), “sólo” el 34% dicen desear un estado independiente frente a un 28,4% que desea un estado dentro de una España federal, un 25,7% que prefieren la Comunidad Autónoma dentro de España y un 5,7% que opta por ser una región. Con todo, la opción del estado independiente gana por primera vez al pasar del 29% (febrero de este año) al 34% y haber progresado diez puntos desde el 24% de enero del 2011.

El tercer argumento a favor de cierto relativismo es que la mayoría relativa de los encuestados (37,3%) se sienten tan españoles como catalanes frente al 30,2% que de mas catalanes que españoles, o el 22,7% que se dicen sólo catalanes. El porcentaje de los que se definen más españoles o solo españoles es muy bajo (7,5% del total).

Así pues quizás el independentismo no sea el sentimiento dominante pero es indudable que ha avanzado mucho. Ahí está también el 76,5% (nada menos que el 32,5% de los electores populares) que dice estar a favor del modelo vasco y que las administraciones catalanas recauden y decidan la distribución de todos los impuestos que pagan los ciudadanos y las empresas de Cataluña. Ese es precisamente el objetivo político de CiU en estos momentos, al que quiere atraer al PSC tras haber logrado la promesa de abstención de Alicia Sánchez Camacho.

La razón de esta deriva independentista –exagerada por la encuesta del CEO que parece casi la respuesta del núcleo de CDC del entorno de Artur Mas a la moderación de Durán Lleida- hay que buscarla en el progresivo sentimiento de desapego de Catalunya, como respuesta al creciente unitarismo español, que señaló José Montilla en sus últimos meses de presidente de la Generalitat.

Durante muchos años el sentimiento dominante en CiU (nacionalista) y el PSC (catalanista), los dos grandes partidos, era que Cataluña podía tener una autonomía creciente en una España autonómica que evolucionaba hacia el federalismo asimétrico. Y que el déficit fiscal se podría corregir con un pacto de financiación.

Pero en junio del 2010 esta esperanza de una plena autonomía catalana en una España democrática recibió un fuerte golpe con el rechazo parcial del Tribunal Constitucional a un Estatut que previamente había sido votado por amplia mayoría en el Parlament de Catalunya, aprobado tras un serio “afeitado” por el Congreso de los Diputados y el Senado de España, y avalado en referéndum en Cataluña pese a la oposición conjunta –por motivos radicalmente contrarios- del PP y de ERC. Y a renglón seguido el nuevo pacto de financiación fue también incumplido. Por falta de voluntad política de Zapatero (ahora de Rajoy) y por la caída de ingresos del Estado consecuencia de la crisis.

El 51% de los catalanes dice que votaría a favor de la independencia (según el CEO) pero las formulas del estado en una España federal o de la Comunidad Autónoma reciben también un fuerte apoyo. Si la vía estatutaria fracasa, o experimenta continuos jarros de agua fría, no deja de tener cierta lógica que el nacionalismo pragmático sea tentado por el independentismo. Y que los catalanistas del PSC (y de otros partidos) se sientan huérfanos de unos partidos españoles que parecen competir en una carrera al unitarismo.

Claro, ante la complejidad de la situación, la tentación es el simplismo. En Cataluña, proclamar que la vía autonomista está muerta y que la culpa de la crisis es de España por el  déficit fiscal. En España, tras reaccionar con incomprensión y malhumor, atribuir el independentismo a ignorancia, egoísmo y mala voluntada y aseverar (de boquilla) que lo mejor es que los catalanes se vayan si quieren (y se atreven). Y luego no reconocer la independencia de Kosovo (no vaya a ser) y negarse en redondo a discutir el encaje de Cataluña en España. Como diría Rajoy, “son cosas que no interesan a la gente”.

Esa es la tentación simplista. Estamos seguros de que es lo que mas nos conviene en una Europa que atraviesa una seria crisis –también política- y en la que sólo influyen los fuertes? Qué pinta realmente Estonia en Bruselas? Sería mas escuchada una España que tuviera a Cataluña en cierto grado de rebelión política?

Sin olvidar que la mayoría de los catalanes –como explicita incluso la discutida (y discutible) encuesta del CEO- tiene un sentimiento de identidad compartida. No conviene dejarse arrastrar por el simplismo pero cada vez el encuentro de Adolfo Suárez y el Tarradellas que volaba a Madrid desde el exilio queda más lejos en el tiempo y en el espacio.

La última encuesta trimestral del CEO (Centre d´Estudis d´Opinio), una especie de CIS catalán, ha levantado una gran polvareda. Por primera vez una mayoría absoluta de catalanes, el 51,3% (frente al 44,6%, 45,4% y 42,8% de sondeos anteriores) afirma que votaría a favor de la independencia en un hipotético referéndum. En contra lo haría el 21,1% y otro tanto se abstendría. La mayoría de los electores de CiU (64%), Esquerra (95%) e ICV (53%) votaría a favor pero también el 41% de los electores socialistas e incluso el 8,8% de los populares. Y a otra pregunta, el 55,5% de los encuestados dice que el nivel de vida sería más alto si Cataluña fuese independiente.