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Joan Tapia

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Cercle d´Economia no secunda a Artur Mas

CiU va a llevar próximamente al Parlament su propuesta de pacto fiscal a la vasca. Su mayoría política es escasa, ya que sólo tiene el apoyo

CiU va a llevar próximamente al Parlament su propuesta de pacto fiscal a la vasca. Su mayoría política es escasa, ya que sólo tiene el apoyo seguro de ERC y el muy probable de ICV. Pero estos tres partidos “concertistas” (partidarios del concierto) tuvieron en las últimas elecciones catalanas (las legislativas del pasado 20-N) 100.000 votos menos que los otros dos partidos (PPC y PSC) refractarios al concierto.

Sin embargo, CiU compensa esta debilidad argumentando -no sin razón- que las encuestas muestran que una amplia mayoría no sólo desea una mejora de la financiación (pacto fiscal), sino que quiere que Cataluña recaude y decida sobre todos los impuestos. Y que este sentimiento, basado en el agravio de un déficit fiscal que todas las estadísticas fiables reconocen (aunque con discrepancias en su cuantía), es lo que ha hecho que los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, y la patronal (el Foment) apoyen el pacto fiscal. Incluso añade -exagerado- que toda Cataluña clama por el pacto fiscal a la vasca y que ha habido “un cambio de chip”, porque “el pacto fiscal es la última estación conocida antes de pasar a estaciones y terrenos más desconocidos”. Oriol Pujol dixit.

La exigencia de un nuevo pacto fiscal es una reivindicación casi unánime, ya que hasta el PPC de Alicia Sánchez Camacho dice que no se opondrá, sino que se abstendrá. Pero este pacto fiscal provoca también preocupación. Primero, porque la cuota solidaria es un modelo único en el mundo (fruto del resultado de las Guerras Carlistas del siglo XIX) que blindó la Constitución del 78. Segundo, porque es muy improbable que pueda salir adelante, ya que tanto el PP como el PSOE (no digamos ya UPyD) están en contra. Tercero, porque se teme que su rechazo -y la campaña nacionalista española en contra- conduzca a aumentar la tensión entre Madrid y Cataluña, lo que sectores muy amplios de las clases medias catalanas creen inconveniente, en especial en momentos de crisis. Cuarto, porque el Estado español tiene una crisis fiscal muy fuerte (déficit del 90.000 millones, el 8,9% del PIB, en el año 2011 y con tendencia a subir).

Toda Cataluña quiere un nuevo pacto fiscal (la mejora de la financiación) pero no toda Cataluña suscribe el pacto fiscal a la vasca. Y ayer el Círculo de Economía fue la primera entidad de la sociedad civil catalana que marcó diferencias con Mas

Toda Cataluña quiere un nuevo pacto fiscal (la mejora de la financiación) pero no toda Cataluña suscribe el pacto fiscal a la vasca. Y ayer el Círculo de Economía fue la primera entidad de la sociedad civil catalana que -educadamente- marcó diferencias con el Gobierno catalán. El Círculo de Economía no es una patronal ni un ‘lobby’ organizado, es algo así como un club muy plural de empresarios, profesionales y economistas unidos por el impulso modernizador que originó el plan de estabilización de 1959 y el europeismo.

Su primer presidente fue Carles Ferrer Salat, luego presidente de la CEOE. Dos ministros del primer Gobierno de Felipe González -Narcis Serra y Ernest Lluch- fueron destacados miembros de su junta. Sus dos últimos presidentes han sido José Manuel Lara, empresario pragmático próximo al PP, y Salvador Alemany, ahora presidente del Consejo de Asesores Económicos de Artur Mas. Su presidente actual es Josep Piqué, ministro con Aznar y que quiso “catalanizar” al PP (fue ‘purgado’ por Ángel Acebes). Y en su junta directiva hay personas muy próximas a CiU y a la burguesía catalanista. Quizás la más representativa hoy sea Joaquim Triadú, conselller de Presidencia con Jordi Pujol y que en su momento intentó competir con Artur Mas por el liderazgo de CDC.

Pues bien, el Círculo de Economía -al contrario que el Foment, UGT o CCOO, que han dado un apoyo genérico al pacto fiscal que propone CiU- publicó ayer un extenso documento en el que toma distancias de la propuesta. El documento -que El Confidencial reproduce- dice tres cosas básicas.

1) Que la idea de que Cataluña está mal financiada por el déficit fiscal con el Estado es muy mayoritaria en Cataluña.

2) Que la solidaridad entre autonomías debe ser corregida por la “ordinalidad”. Las CCAA que aporten más que lo que reciben no pueden quedar luego (tras la solidaridad) perjudicadas respecto a las receptoras. Como pasa en el IRPF, el pago no puede ser confiscatorio. 

3) Que el nuevo pacto fiscal debe lograrse con el máximo consenso posible en Cataluña y, preferentemente, con el respaldo de los dos grandes partidos españoles.

4) Que la demanda de un nuevo pacto fiscal puede concretarse de dos formas diferentes igualmente legítimas. Una, la federal, se puede hacer dentro de la Constitución y admite muchas variedades e incluso una  diferenciación para Cataluña. Por el contrario, el pacto fiscal confederal o bilateral -lo que plantea ahora CiU- exigiría la reforma de la Constitución.

El mensaje implícito es claro. Un pacto fiscal federal podría tener un mayor consenso en Cataluña y, como consecuencia, más posibilidades en España, mientras que el pacto fiscal confederal (el concierto) exigiría una muy difícil reforma de la Constitución. Sería imprescindible que los dos grandes partidos estuvieran de acuerdo en extender a Cataluña un modelo de concierto similar al de Euskadi o Navarra.

Pero el Círculo también parece lanzar un mensaje a los círculos dirigentes de Madrid. Si los grandes partidos españoles se oponen a un nuevo pacto fiscal para Cataluña, la consecuencia será el fortalecimiento de la exigencia de un pacto fiscal a la vasca. De hecho, algo así ya se ha producido tras la no aplicación de muchos capítulos de la nueva financiación pactada por los Gobiernos Zapatero-Montilla. La prolongación del contencioso entre Cataluña y Madrid sólo podría incrementar la desafección de Cataluña respecto a España. Algo que la junta del Círculo -que desde el principio se ocupó de establecer un diálogo entre los empresarios catalanes y los ministerios económicos- ha juzgado siempre negativo y contraproducente. 

CiU va a llevar próximamente al Parlament su propuesta de pacto fiscal a la vasca. Su mayoría política es escasa, ya que sólo tiene el apoyo seguro de ERC y el muy probable de ICV. Pero estos tres partidos “concertistas” (partidarios del concierto) tuvieron en las últimas elecciones catalanas (las legislativas del pasado 20-N) 100.000 votos menos que los otros dos partidos (PPC y PSC) refractarios al concierto.

Artur Mas Círculo de Economía