Es noticia
¿Habrá una segunda oportunidad en Cataluña?
  1. España
  2. Confidencias Catalanas
Joan Tapia

Confidencias Catalanas

Por

¿Habrá una segunda oportunidad en Cataluña?

¿Qué pasará tras las elecciones catalanas del 25 de noviembre, en especial si Artur Mas logra la mayoría absoluta? No es imposible, porque “la desafección” de

¿Qué pasará tras las elecciones catalanas del 25 de noviembre, en especial si Artur Mas logra la mayoría absoluta? No es imposible, porque “la desafección” de los catalanes con España -advertida por Montilla- se acentuó tras la sentencia del Constitucional y los incumplimientos de los compromisos financieros del Estatut.

Hoy, CiU cabalga sobre dos caballos, un catalanismo humillado por los portazos de España y un populismo con alguna similitud con la Liga Norte “padana” o, incluso, con reacciones de Baviera, reacio a transferir recursos, no siempre bien utilizados, a regiones más pobres (Steven Erlanger publicó un agudo análisis el domingo en el New York Times).  

Por eso en la clase media catalana hay gente que votaba PPC, o incluso PSC, que ahora se inclina por CiU. Flota la idea de que si vas a Madrid a negociar educadamente te contestan con un portazo y que ha llegado la hora de propinar un fuerte puñetazo en la mesa. Luego… ya se verá. Hay electores de CiU nada entusiastas del independentismo pero que no irán al PP (lo juzgan esclavo de Madrid) y a los que tampoco atrae el PSC (Maragall era otra cosa) por pánico a los impuestos y rechazo al jacobinismo de sectores del PSOE.  

La realidad catalana podría generar dos escenarios difíciles de conjugar. El primero, que en Europa la democracia sólo se ejerce por los cauces legales y constitucionales. El segundo, que será muy complicado oponerse a la voluntad de los catalanes si dan la mayoría absoluta a Mas y luego (menos probable) votan independencia en una consulta. ¿Qué pasará pues si Mas saca mayoría absoluta el 25-N?

Unos creen que la presión del empresariado (no solo catalán) será tan fuerte que forzará a Rajoy y a Mas a alcanzar un acuerdo, pero otros creen que hay un choque nacionalista ideológico -doblado por la lucha de dos partidos por monopolizar el poder- que hace casi inevitable un enconamiento peligroso

Hay dos teorías: la de la segunda oportunidad y la del enconamiento. La mayoría de empresarios y del mundo financiero creen que Cataluña necesita un nuevo modelo de financiación, quizás no el concierto pero si un nuevo modelo “porque los anteriores han fracasado”, como dice Joaquim Gay de Montellá, presidente del Foment. Pero también temen las consecuencias económicas de la independencia. Gay de Montellá lo dejó claro el pasado viernes en el Forum de la Nueva Economía: los empresarios quieren que Rajoy y Mas hablen, negocien y alcancen un acuerdo. Un exitoso profesional, ligado al mundo financiero, sostiene que la presión del empresariado catalán (y no sólo el catalán) sobre Rajoy y Mas será tan fuerte -a favor de una entente fiscal y de la no independencia- que ambos tendrán que bajar la tensión y pactar. Y añade que el conflicto sería fatal para Catalunya, que quedaría prisionera de su falta de liquidez para funcionar, y para España, ya que un país con una grave crisis institucional -cierta prensa anglosajona la compara con la desintegración de Yugoslavia en los 90- tampoco generaría confianza en los mercados.  

Según esta tesis habrá muchas dificultades y serios peligros -como la promesa de la consulta o la seria crisis fiscal de los países del sur de Europa-, pero, al final, la fuerza de la gravedad impondrá el seny, el sentido común. Cataluña logrará más autonomía y financiación dentro de una España que deberá reformar (con graves problemas) la Constitución. Aquí el PP tendrá un fuerte desafío. 

Pero la tesis de la segunda oportunidad tras el fracaso de la entrevista Rajoy-Mas (la tercera, si se considera que el pacto Zapatero-Mas fue la primera) tiene puntos débiles. En sectores de la izquierda intelectual creen imparable la acentuación del enconamiento. Argumentan que el PP y CiU -en Europa, García Margallo y el independentista Ramón Tremosa siempre iban de la mano- colaboran para expulsar a los socialistas del poder. Las críticas a Zapatero fueron similares, aunque CiU tuvo una actitud más suave porque el poder de Madrid no es su objetivo. Caído el tripartito (el PSC) en Catalunya y el PSOE en Madrid, CiU y PP podían establecer una amplia colaboración para implementar programas de centro-derecha. Así ha sido por un tiempo, pero el pacto se ha roto con estrépito.

Choque de nacionalismos

Según estos analistas hay tres motivos. El primero es el inevitable choque de los dos nacionalismos, cada uno con su cuota de irracionalidad. Ni CiU ni PP están dispuestos a aceptar lo que apuntaba la Constitución del 78 de una España plurinacional. CiU sueña con una Catalunya que sea un estado en la Unión Europea, como Massachusetts en Norteamérica, y el PP no admite que Catalunya sea una nación. Ya le costó admitir “la nacionalidad” del artículo 2 de la Constitución y, como los cangrejos, va para atrás.

El segundo es que los programas económicos en la Europa de Merkel acaban coincidiendo bastante (la gestión socialista de Hollande es distinta pero no tanto a la de Sarkozy), por lo que la ideología “liberal” es insuficiente para cimentar una entente PP-CiU. Por el contrario -dicen- todos los partidos españoles (incluidos los catalanes) son aparatos sedientos del máximo poder. CiU quiere acaparar todo en Cataluña (incluso el de la sociedad civil) y el PP no está dispuesto a dejar de dominar el Principado. Unos llevan la bandera 'estelada' y otros la rojigualda, pero la clave es que los dos quieren monopolizar el poder.

¿Qué pasará? Creo que la tesis de la segunda oportunidad es más plausible y razonable. Pero cuando los líderes, las militancias y los medios de comunicación nacionalistas (de Madrid y Barcelona) se lanzan a la carrera…

¿Qué pasará tras las elecciones catalanas del 25 de noviembre, en especial si Artur Mas logra la mayoría absoluta? No es imposible, porque “la desafección” de los catalanes con España -advertida por Montilla- se acentuó tras la sentencia del Constitucional y los incumplimientos de los compromisos financieros del Estatut.

Generalitat de Cataluña