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¿Engañan Rajoy y Mas?
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Joan Tapia

Confidencias Catalanas

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¿Engañan Rajoy y Mas?

Que los gobernantes  sean poco transparentes es algo que no solo ocurre en España.  Y la financiación irregular de los partidos es -en distintos grados- un

Que los gobernantes sean poco transparentes es algo que no sólo ocurre en España. Y la financiación irregular de los partidos es -en distintos grados- un problema de muchas democracias. Que Mariano Rajoy estéasediado por Bárcenas, o que Artur Mas tuviera que comparecer en el Parlament por las supuestas relaciones entre Fèlix Millet y CDC, o el ya remoto caso Filesa del PSOE, son asuntos que dañan la confianza en el sistema político. Pero cuando Rajoy y Mas vienen a disculparse diciendo que, en todo caso, los tesoreros de sus partidos actuaban con total libertad y sin ningún control, están deslizándose por un terreno muy resbaladizo. ¿Qué le pasaría al presidente de una compañía que dijera que el director financiero tiene poderes ilimitados? Esto ya es algo inédito. Aunque siempre tenemos a Berlusconi para consolarnos.

Sin embargo, deteriora todavía más la confianza en el sistema que los máximos gobernantesfalten a la verdad respecto a la relación o encaje de Cataluña en España, lo que compromete no sólo la estabilidad, sino el futuro del Estado. Es algo que está pasando ahora y para lo que la expresión “faltar a la verdad” es demasiado suave. Rajoy insiste en que está dispuesto al diálogo, pero siempre respetando las normas constitucionales y legales. No es así. En Cataluña ha habido dos inmensas manifestaciones independentistas dos años seguidos, hay una mayoría de 104 diputados (sobre 135) que está a favor del derecho a decidir de los catalanes, algo que ciertamente no es sencillo porque sólo en el caso de Quebec y en Escocia (el próximo año) se ha aceptado un referéndum sobre la posible separación de un territorio de un estado democrático. Y el presidente de Cataluña, elegido democráticamente y con una mayoría detrás, dice estar decidido a convocar una consulta para el próximo año. Es una crisis política de primera magnitudy no es coherente proclamar disposición al diálogo y al mismo tiempo enviar al Congreso una nueva ley de educación que liquida la inmersión lingüística, en vigor en Cataluña desde hace muchos años y que tiene gran apoyo social.

No se trata de defender la inmersión, sinode constatar que cuando partede Cataluña planta reivindicaciones independentistas no es el momento para intentar forzar el cambio de un punto esencial de la realidad catalana.Algo que incluso no tocó ni el mismo Aznar cuando tuvo mayoría absoluta. Rajoy falta a la verdad cuando asegura tener una actitud dialogante mientras deja que el ministro Wert encrespe los ánimos. ¿Por qué? Cuesta entender qué ventajas tiene para España. Cuando se dice querer dialogar con Cataluña y al mismo tiempo se da vía libre al ministro Wert, se pierde mucha -por no decir casi toda- la credibilidad. Lo mismo que cuando se dice estar abierto a una mejor financiación para Cataluña mientras el ministro Montoro recorta drásticamente la inversión pública en la comunidad en los presupuestos del 2014. Josep Bargalló, de ERC y primer consejero de Pasqual Maragall en el primer tripartito se preguntaba ayer quién fabrica más independentistas, si Wert o Montoro.

Rajoy dice estar dispuesto al diálogo dentro de la ley pero encrespa los ánimos al intentar liquidar realidades catalanas que han estado en vigor mucho tiempo. Por su parte, Mas oculta que una Cataluña independiente tendría problemas graves para una incardinación normal en Europa

Y Artur Mas actúa según un patrón similar. El pasado miércoles abrió el debate de política generaldel parlamento catalán proclamando que Cataluña siente afecto por España pero ya no se fía del Estado español. Minutos después se refería al respeto que la cultura catalana despierta en el mundo y citaba el gran éxitode la exposición de Dalí en el centro Pompidoude París, pero ocultaba que la muestra se trasladó luego al Reina Sofía de Madrid, donde ha tenido también una gran acogida. El president Mas ama a España y desconfía del Estado español, pero ignora -u oculta- que algo que considera positivo que haya pasado en París ha sucedido también en Madrid y precisamente gracias al Estado español.¡Qué rápidamente se esfuma la credibilidad de algo que quiere ser una gran frase!

Por no hablar de los problemas de incardinación en Europa que se le plantearían a una Cataluña independiente. Artur Mas lo ha venido ocultando, aunque ante las puntualizaciones de distintos comisarios ha tenido que ir admitiendo algún problema “provisional”, pero añadiendo que Cataluña siempre estaría en el euro, olvidando que una cosa es utilizar el euro como moneda (lo hacen Andorra o Montenegro) y otra muy distinta formar parte del sistema del euro y participar en el BCE. El domingo, Francesc Granell, que curiosamente fue el primer director general de exportación de Pujol y el primer jefe de Artur Mas en la Generalitat, y que luego fue director general de la Comisión durante más de 20 años y participó en las negociaciones de adhesión de Finlandia, le desmentía con rotundidad en una entrevista en El País. Y Mas no ha logrado ser recibido por Durao Barroso en sus últimos viajes a Bruselas, mientras que Duran i Lleida se reúne con el presidente de la Comisión con bastante regularidad.

Está claro que, ante la grave crisis entre España y Cataluña, Mariano Rajoy y Artur Mas están faltando repetidamente a la verdad. Si Mas es independentista se puede llegar a entender por aquello de que el fin justifica los medios, aunque el engaño en asuntos esenciales no acaba beneficiando nunca a ningún político.Pero si Rajoy quiere evitar un grave conflicto entre Cataluña y el Estado -abonado por sus campañas contra el Estatut cuando estaba en la oposición- no se entiende que tolere que sus ministros encrespen los ánimos.

El otro día en Barcelona, Alain Minc, un brillante intelectual francés que fue amigo y asesor de Nicolas Sarkozy decía que añoraba el realismo de Felipe González y Jordi Pujol y que temía queRajoy y Mas fueran incapaces de evitar un grave choque de trenes. Es así, aunque como he escrito en anteriores Confidencias, creo que intentan retrasarlo hasta después de las elecciones generales del 2015. Algo es algo. Pero retrasar el choque de trenes mientras se calienta cada día al personal puede ser una pretensión suicida.

Que los gobernantes sean poco transparentes es algo que no sólo ocurre en España. Y la financiación irregular de los partidos es -en distintos grados- un problema de muchas democracias. Que Mariano Rajoy estéasediado por Bárcenas, o que Artur Mas tuviera que comparecer en el Parlament por las supuestas relaciones entre Fèlix Millet y CDC, o el ya remoto caso Filesa del PSOE, son asuntos que dañan la confianza en el sistema político. Pero cuando Rajoy y Mas vienen a disculparse diciendo que, en todo caso, los tesoreros de sus partidos actuaban con total libertad y sin ningún control, están deslizándose por un terreno muy resbaladizo. ¿Qué le pasaría al presidente de una compañía que dijera que el director financiero tiene poderes ilimitados? Esto ya es algo inédito. Aunque siempre tenemos a Berlusconi para consolarnos.

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