¿Y si Artur Mas no es elegido?

El primer titular de las elecciones catalanas de ayer es que el separatismo ha ganado las autonómicas. Si se suman los diputados de Junts Pel Sí y los de la CUP alcanzan los 72 cuando la mayoría absoluta es de 68. Pero que ha perdido las plebiscitarias porque la suma de los votos independentistas se quedó en el 48%.

Una lectura rápida pero atenta nos dice otras cosas no menos relevantes. Artur Mas ha tenido un revolcón porque Junts Pel Sí (la coalición de CDC con ERC, un sector de Unió, la ANC y Omnium Cultural) ha sacado solo 62 diputados. Son nueve menos que la suma de CiU y ERC en 2012 y los mismos que obtuvo Artur Mas sin ninguna lista unitaria en 2010, cuando fue elegido presidente. Y de esos 62 solo la mitad serán de CDC. La CUP sí tiene un éxito porque pasa de tres a 10 diputados. Pero ya han dicho que no votarán a Artur Mas. La consecuencia es que no es seguro que el 'president' sea reelegido ya que no bastaría la prevista abstención de la CUP en una segunda votación. Si se confirman los resultados de ayer, con 62 diputados de Junts Pel Sí, la segunda votación podría dar un resultado de 62 votos a favor de Artur Mas, 63 en contra (el de todos los diputados de los otros grupos de oposición) y 10 abstenciones de las CUP.

[Consulte aquí los resultados en cada municipio]

Y aunque saliera elegido… Si desde 2012 la alianza con ERC ya ha sido difícil, ahora tendrá que coexistir no solo con los diputados de ERC y otros de disciplina difícil en su propio grupo parlamentario de Junts Pel Sí, sino que tendrá que pactarlo todo con la CUP, que es asambleario, radical y anticapitalista. Aunque en algunas cosas -por ejemplo, en creer que sin mayoría de votos no se puede hacer una declaración de independencia- es más moderado y realista que el propio Artur Mas.

Habrá que ver qué pasa, pues, los próximos días pero no se puede excluir que al final Artur Mas haya hecho el negocio de las cabras con el adelanto electoral y las elecciones plebiscitarias. Duran Lleida ya se lo advirtió pero Mas sigue vivo (al menos por el momento) y Unió Democrática ha desaparecido del Parlament.

Pero para Rajoy las consecuencias del 27-S tampoco son buenas. El PP presentó un recurso contra el Estatut al Tribunal Constitucional, pese a que el pueblo catalán ya lo había aprobado en referendo, porque creía que esa ley orgánica era un grave peligro para España. Y sus agentes actuaron torticeramente en el Constitucional (recusación de Pérez Tremps) contribuyendo al desprestigio de este importante organismo. Ahora, tras cuatro años de gobierno, se encuentra con que el 48% de los catalanes ya no quiere aquel Estatut sino la independencia y crear un nuevo Estado de Europa. Y se va a enfrentar a un Gobierno independentista débil que puede caer en la tentación de la huida hacia adelante. Además, en Catalunya ha perdido la mitad de sus diputados mientras que Ciudadanos, el partido competidor del PP en el espectro del centro derecha, ha multiplicado casi por tres sus escaños al pasar de nueve a 25.

¿No hubiera sido mejor para España, y para el PP, una actuación menos ruidosa tras la aprobación del Estatut? ¿En todo caso no habría sido mas inteligente intentar corregir la situación en sus cuatro años de gobierno?

El separatismo ha ganado las elecciones autonómicas pero ha perdido las plebiscitarias

¿Que el 47% de los catalanes voten a favor de la independencia, que el nuevo Gobierno catalán (no ganará nada si en vez de Artur Mas el presidente es Oriol Jonqueras) le vaya a desafiar continuamente, incluso en la esfera internacional, va a resultar mas rentable que haber sido mas discreto cuando el Estatut? Difícil de creer, sobre todo teniendo en cuenta que una mayoría nacionalista en el Constitucional es metafísicamente imposible y que por lo tanto el TC siempre podía actuar si -mas adelante- se creía que la Generalitat emprendía un camino “contrario a la unidad de España”. Y en esta campaña creer que “la lluvia fina” independentista de tres años podía ser combatida sacando en 15 días la caja de los truenos y amenazando con las penas del infierno ha sido una gran falta de profesionalidad.

Mas no tuvo ayer los resultados que esperaba pero Rajoy sigue con un problema vivo que gravitará negativamente sobre los ciudadanos catalanes y españoles y sobre el prestigio político y económico de España. Pedirle a Merkel, o a Cameron, que avisen de los peligros del separatismo no es ni lo mas inteligente (porque es confesar que el primer partido español se cree incapaz de ser creído por los catalanes) ni lo mas honroso para un patriota español.

Veremos si Ciutadans, el primer partido de la oposición, es algo mas que la expresión de una protesta contra el independentismo. Ahora Inés Arrimadas tendrá mas responsabilidad como líder de la oposición y la crítica al separatismo deberá ir acompañada de iniciativas con alguna viabilidad.

La campaña del PP no ha funcionado y Ciudadanos, que pasa de 9 a 25 diputados, tendrá más credibilidad en España

Ayer todo volvió a quedar empantanado (aunque los resultados pueden ser mortales para Artur Mas) y el inicio de una solución solo será posible si en Madrid y en Barcelona se imponen las tesis que defienden la negociación y el pacto. En este sentido, que Unió Democrática no haya llegado al 3% y quede fuera del Parlament es mala noticia. Por el contrario, que el PSC haya superado una coyuntura endiablada es un factor positivo. Cierto que Iceta ha perdido cuatro escaños al pasar de 20 a 16 diputados, pero su liderazgo sale reforzado porque en la campaña ha sabido plantar cara y porque la colaboración estrecha con Pedro Sánchez puede dar al PSC mayor relevancia.

Si las elecciones catalanas son un indicativo para las generales, los ganadores son Albert Rivera y después Pedro Sánchez. Y los perdedores son Mariano Rajoy y Pablo Iglesias, ya que su invento catalán -Catalunya Sí que es Pot- ha sacado menos diputados que los que tuvo sola la ICV de Joan Herrera y Dolors Camats en 2012.

No obstante me temo que la conclusión principal es que sin, que nadie salga beneficiado, todo sigue empantanado.