Moragas, los gatitos y la pachanga

De momento, parece más que claro que el equipo de la calle Génova les va sacando varios cuerpos de ventaja a sus rivales en la creación de contenidos para redes sociales. Están sabiendo generar productos virales. Y no es fácil.

El lanzamiento de esta semana es doble: una versión 'latina' de su música corporativa y un vídeo sobre gatos.

La canción es un espanto, no hay discusión posible. Es tan hortera y tan machacona como lo que puede escucharse en cualquier pista de coches de choque durante las fiestas patronales de cualquier pueblo.

Visto así, es un éxito. Si hubiesen buscado belleza, habrían llamado a los niños cantores de Viena, pero el objetivo era otro, era conectar con esta cosa pachanguera que todo español lleva dentro. Y aunque no terminen de hacerlo, lo cierto es que algo de aroma de verbena hay. De eso se trata, de dejar el enfado a los demás.

Pero… no sé, a uno siempre le queda la duda de si se han quedado cortos con el desarrollo de la idea. Me lo pregunto porque en publicidad buena parte del éxito está en llevar el concepto hasta las últimas consecuencias. Aquí tienen a alguien que, partiendo de la misma zona, se atrevió a ir más allá del límite y que, por cierto, arrasó.

Y ahora, a por el famoso vídeo. Si algo ha demostrado la breva historia de internet es que nada tiene más poder para acelerar la difusión de un contenido que la aparición de un gato. ¿Por qué? No termino de saberlo, lo único que puedo decir es lo que dijo Cortázar, que los gatos son teléfonos que maúllan cuando nos llaman desde otros mundos.

El caso es que en lo digital funcionan para todo, también para la política y también en España. No ha pasado tanto tiempo desde que el mejor equipo de redes de la campaña anterior lanzó el 'hashtag' #GatetesConGarzón.

Pero este trabajo del PP resulta eficaz por algo más reseñable que los dichosos gatos. Resulta distinto porque no trata de clavarle al espectador un mensaje cerrado, invasivo y opresivo -lo habitual en la publicidad política-. La pieza no transmite una orden, plantea un enigma y por lo tanto una rara llamada a la inteligencia del público.

Hay pistas ocultas -el número de gatos coincide con el de los diputados del PP y el recurso al dicho “llevarse como el perro y el gato” parece obvio-. Pero, entre tanto buen rollo, también hay un insulto escondido, regularmente disimulado. Eso de llamar perros a los adversarios, no es lo más amable que uno puede imaginar.

Me recuerda a lo que hizo en su día el equipo de George Bush -más subliminal-, al jugar gráficamente con la palabra 'rats' mientras hablaba de 'burocrats' en referencia a los adversarios. Fíjense en lo que ocurre entre los segundos 24 y 25.

Cosas que pasan. Pero volvamos a lo nuestro. ¿Cómo se resuelve el acertijo de este vídeo?

No se líen. Es un mensaje dirigido al cuerpo electoral del PP.

Quienes votaron a Rajoy en diciembre lo procesarán como una llamada de atención: todos los demás partidos están en contra del PP, mientras el PP está solo a favor de España. Amigos, no se me distraigan y mantengan el buen ánimo.

Y quienes votaron a Rajoy en 2011 recibirán con el maullido del gato una llamada al orden desde el otro mundo: amiga o amigo, nada de estar en contra del PP, ahora si que toca votar en serio. El texto es claro. “Hacer las cosas en contra no tiene sentido en tu vida real, tampoco debería tenerlo cuando votas. Por eso te pedimos que a la hora de elegir pienses en lo que verdaderamente es importante para ti”.