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Pepe, ¡gracias!
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Pepe, ¡gracias!

El último fin de semana ha estado lleno de celebraciones: mi mujer y yo estuvimos en Zaragoza para celebrar el  60 aniversario de mi salida del

El último fin de semana ha estado lleno de celebraciones: mi mujer y yo estuvimos en Zaragoza para celebrar el  60 aniversario de mi salida del Colegio, luego fuimos a Sabadell para una fiesta sorpresa de felicitación a un amigo nuestro que cumplía 80 años y por la noche, acabamos cenando en Barcelona con un hijo que cumplía 40 años y con su mujer.

 

¡Qué barbaridad! No paramos de fiestas. ¡Y qué bien lo pasamos! ¡Y cuántas risas echamos!

Bueno, risas y algún lagrimica que otra. Encontrar a los niños del Colegio del Salvador, de los Padres Jesuitas, en Zaragoza, reconocer a todos y darme cuenta de lo majos que son y ver lo poco que nos costó pegar la hebra y empezar a contarnos nuestras vidas, es una maravilla.

Estuve hablando bastante rato con Pepe, un chico de mi edad. Mientras me iba contando cosas, yo le iba viendo cuando era pequeño, con problemas físicos  - llevaba bastón-, hijo de un militar que había muerto en la guerra española y de UNA SEÑORA - con mayúsculas - que se mató de trabajar para sacar adelante a sus hijos.

No eran tiempos fáciles. Lo de ahora es Jauja comparado con aquello. Pero Pepe hizo o que veía hacer a su madre: matarse de trabajar. Supongo que con beca. Luego fue a Madrid al ICAI. Supongo que también con beca.

Pero lo que puedo asegurar es que SIN BECA, llegó a Director General de una empresa española muy importante, de las que cotizan en Bolsa.

Han pasado 60 años desde que acabamos el Colegio, y 70 desde que Pepe, con su bastón, jugaba al fútbol con nosotros y se caía con frecuencia.

Está mayor (yo también). En vez  de un bastón, lleva dos muletas. Está delicado de salud. Pero cuando te presenta a su mujer y cuando te habla de sus cinco hijos, piensas que si Pepe y su madre se  hubieran quedado en casa acurrucados esperando a  que el maná cayese del cielo, se hubieran muerto de hambre.

Y no. Pepe es lo que los cursis llaman un winner, un ganador. Tiene las ideas tan claras como entonces. Es un hombre fiel a sus principios, como entonces. Se me hizo corto el rato que estuvimos juntos. ¡Cuánto aprendí! ¡Qué agradecido me quedé, a él, a  su madre, a los que le pegaron un empujón cuando lo necesitó!

Me quedé agradecido porque Pepe y otros Pepes como él - hubo muchos - son los que han hecho España, callados, callados y venga a trabajar, sin tiempo de quejarse.

Estoy seguro de que hay muchos Pepes por ahí. Lo que pasa es que no brillan nada. Y pasa, además, que, como no dicen tonterías como algunos otros, no salen en la prensa.

Hablando de tonterías:

1.El portavoz del PSOE en El Congreso, que fue Ministro antes, se ha descolgado diciendo que la única moral posible es la de la Constitución.

2.La Ministra de Sanidad, llena de fervor patriótico, ha dicho que fracasaría  como madre si su hija no le dijera que va a abortar.

Pero, ¿qué les pasa a estos chicos? Les ha debido dar el sol y deben estar en pleno golpe de calor, porque si no, no se explica que dos personas, que, vistas  desde fuera, tienen pinta normal, digan semejantes cosas.

Ah, por cierto, cuando José Blanco dice que lo del aborto ya estaba en vigor con el PP, yo digo: Y a mí, ¡¿qué me importa?! Si he repetido centenares de veces que estamos gobernados por una serie de impresentables y que los que se oponen a los impresentables son tan impresentables como ellos, no me importa nada que los que se carguen a los niños sean de derechas o de izquierdas.

Y si Blanco dice que antes los obispos se callaban, aparte de que no es verdad, vuelvo a repetir: Y a mí, ¡¿qué me importa?!

Yo ya soy mayorcito y, como a Pepe, procuraron educarme bien: primero en mi casa, luego en el Colegio. Y por eso, Pepe y yo distinguimos el bien del mal.

Y me parece que hay muchos, pero que muchos, y muchas, pero que muchas, a los que les ha patinado el embrague y llaman bueno a lo malo, malo a lo bueno y regular a lo fenomenal.

Pues peor para ellos, peor para sus familias y peor para nuestra España, que, así va. Lo que pasa es que, al fin, los Pepes ganarán.

P.S.

 

1.Uff, ¡qué día más malo tengo! Debe ser que estoy cansado. Lo que pasa es que esto lo escribí ayer noche y lo he vuelto a leer hoy, después de dormir 10 horas y he decidido que no he escrito lo anterior porque estoy cansado, sino porque estoy muy convencido. O sea, debo ser un convencido cansado. Ya se me irá el cansancio. Dios quiera que no se me vaya el convencimiento.

 

2.Aunque creo que es innecesario, quiero dejar claro que mi amigo Pepe se llama José. Y que no tiene nada que ver con el otro PP, el de Rajoy, a pesar de que se pronuncien igual.

 

3.Y, como consecuencia, que no he pretendido hacer una publicidad subliminal del partido político, sino una publicidad absolutamente no subliminal de Pepe y los otros Pepes, gracias a los cuales aguanta este país.

 

4.Cuando califico de impresentables a los que nos gobiernan y a los otros, no pretendo insultar a nadie. Quiero decir, simplemente, que no los presentaría en ninguna empresa en la que hubiera que trabajar en serio.

El último fin de semana ha estado lleno de celebraciones: mi mujer y yo estuvimos en Zaragoza para celebrar el  60 aniversario de mi salida del Colegio, luego fuimos a Sabadell para una fiesta sorpresa de felicitación a un amigo nuestro que cumplía 80 años y por la noche, acabamos cenando en Barcelona con un hijo que cumplía 40 años y con su mujer.