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McChrystal y las sorpresas al presidente
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Leopoldo Abadía

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McChrystal y las sorpresas al presidente

Acabo de ver una foto que me ha hecho una cierta gracia. A bordo del Air Force One, en Copenhague, el Presidente Obama, en mangas de

Acabo de ver una foto que me ha hecho una cierta gracia. A bordo del Air Force One, en Copenhague, el Presidente Obama, en mangas de camisa, habla con el General McChrystal, que lleva lo que me parece que es uniforme de combate.

 

Obama le está pegando bronca al General, porque al General se le ha ido la lengua y ha dicho cosas que no son las que debía decir, según Obama.

McChrystal no es un soldadillo cualquiera (antes se les llamaba sorches). Es el Comandante de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán. O sea, que tiene un empleo que muchos no lo querríamos ni por todo el oro del mundo.

Pues resulta que Stanley, que así se llama ese señor, querría que aumentasen las tropas que hay en aquel país, y se le ha ocurrido decir que lo contrario, o sea, reducir ese número, es “corto de miras”.

Pero parece que en la Casa Blanca algunos quieren reducirlas y supongo que el Presidente debe estar, más o menos, en esa dirección, lo que no me extraña nada, porque menudo lío tiene montado allí.

Y claro, le ha molestado lo que ha dicho el militar. Otro militar, supongo que también de alto nivel, y que ya está retirado, ha dicho que cree que el discurso le sorprendió al Presidente y que al Presidente no hay que sorprenderle.

Lo cierto es que el pobre Stanley, a sus 55 años, ha tenido que ir a Copenhague, se ha vestido de batalla y supongo que ha aguantado, intentando no parpadear, un buen chorreo de Barack.

Leía esto y pensaba que sería bueno que a nuestro Presidente le diéramos una sorpresa.

Ahora se va a Estados Unidos a hacerse una foto con Obama. Supongo que irá con traje normal y no se vestirá de uniforme, porque no creo que le peguen ningún chorreo. Bastante chorreo le han pegado teniéndole en la sala de espera durante no sé cuántos años desde que tuvo aquella ocurrencia de no levantarse cuando pasó la bandera de Estados Unidos en un desfile.

Será una entrevista amable, conseguirá la foto, que es el único objetivo del viaje, y luego se irá a Israel, donde le recibirán bien y, si puede, hablará con Olmert, que es del Barça, como él, y encontrar almas hermanas por esos mundos de Dios siempre se agradece. Lo malo es que Olmert no lo está pasando bien ahora e igual no tiene tiempo para recibirle.

¿Y si aprovechásemos que está fuera para darle una sorpresa? Imaginaos que, durante esos días, y sin decirle nada, se reuniesen todos los Presidentes de Comunidades Autónomas y acordasen examinar a fondo cuántos euros de los que se gastan están bien gastados y cuántos está miserablemente tirados a la basura.

Y que, paralelamente, se reuniesen dos o tres, o los cuatro (porque parece que hay cuatro), Vicepresidentes del Gobierno para hacer lo mismo.

Y que, a la vuelta de sus viajes, el Presidente se encontrase con una cifra encima de la mesa grande de su despacho (de la mesa grande, para que cupiera la cifra), con un juramento que dijera que juran que no van a despilfarrar ese dinero.  Que juran que, antes de gastar un euro de esos, se lo pensarán mucho mucho y luego no lo gastarán. Y que juran que, antes de decir que qué bien se vive estando muy endeudados y que aún podemos endeudarnos más, se lo pensarán, no se endeudarán y se callarán.

Porque cuando lo de la izquierda (ingresos) no coincide con lo de la derecha (gastos), hay que actuar sobre la izquierda (por ejemplo, subiendo los impuestos), pero hay que actuar mucho sobre la derecha, reduciendo gastos. Y me parece que en lo de la reducción de gastos tenemos un campo casi inmenso.

Y además, de este modo, los gobernantes hasta darían buen ejemplo a los gobernados. Y digo gobernantes en el mejor sentido (o sea, como si gobernaran, cosa que no hacen) y gobernados en el mejor sentido (o sea, como si fuéramos gobernados, cosa que no somos.)

Al acabar este artículo pienso lo que puede dar de sí una foto de Obama en mangas de camisa y el General vestido como si viniese de la guerra (que viene.)

P.S.

En uno de los párrafos anteriores, iba a poner “compromiso” en vez de “juramento”, pero me parece que haría falta un juramento, porque en esta tierra, los compromisos van y vienen y no permanecen. Y, aunque muchos de los que quiero que juren no creen en Dios, igual se sentían comprometidos, no vaya a ser que Dios exista y la fastidiemos.

Acabo de ver una foto que me ha hecho una cierta gracia. A bordo del Air Force One, en Copenhague, el Presidente Obama, en mangas de camisa, habla con el General McChrystal, que lleva lo que me parece que es uniforme de combate.