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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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El visionario (aprox)

Me dicen que van a llamarme de una emisora de radio y que quieren hablar conmigo de los “momentos convulsos que estamos viviendo”. Me dicen que

Me dicen que van a llamarme de una emisora de radio y que quieren hablar conmigo de los “momentos convulsos que estamos viviendo”. Me dicen que sea visionario, como podrían recomendarme que me hiciera unas tarjetas que dijeran: “Arreglador de todo lo que está pasando y de lo que pasará en el futuro para que todos vivamos muy bien, muy tranquilos y muy contentos”.

Me quedo con lo de “visionario”, porque lo otro es muy largo y no me cabría en la tarjeta. Esto solo tiene un problema para mí: que si con lo de “gurú”, mis hijos se parten de risa, como añadamos lo de “visionario” no podré ir a ninguna reunión familiar.

Di el otro día una conferencia en Pamplona. Hablé, como siempre, de que esta crisis no es más que una consecuencia de la crisis de decencia, de falta de vergüenza, de jugar al todo vale, de pensar que los que mejor ponen las zancadillas son los más listos, que el que engaña al prójimo es un crack, que el único objetivo que hay que marcarse en la vida es ser rico, para después ponerse como objetivo ser más rico y, cuando ya lo has conseguido, intentar volver a ser más rico. Y si para eso hay que pisar a la gente y utilizarles como escalones para subir, allá ellos (los escalones.)

A la hora del coloquio, se levantó un chaval, majo, con buena pinta. Agarró el micrófono y me preguntó: “¿cómo se puede ser bueno y no ser tonto en un mundo corrompido?”.

¡Toma castaña! Porque, en los coloquios, se supone que hay que contestar sobre la marcha y que no puedes decirle a ese chico que ya me lo pensaré y de aquí a un mes te contesto. Y, por supuesto, no le puedo decir que le contestaré de aquí a un mes aprox, porque esto de las imprecisiones me repugna, o sea, “me causa aversión o asco”. En mi caso, las dos cosas.

Salí de la pregunta más o menos bien (o sea, bien aprox), pero, por la noche, en la cena que tuve con los organizadores, tuve la suerte de que me pusieran en frente de uno que tenía las ideas claras y que, además, estaba dispuesto a aclararme las mías, lo que siempre es de agradecer.

Me dijo que el chaval no había preguntado cómo conciliar ser bueno con ser rico, sino ser bueno y no ser tonto. Y que eso le hacía ver que aquel chico estaba preocupado por ser bueno, no por ser rico. Que lo de rico venía por otro lado: por trabajar muy bien, por tener un producto fenomenal, por dar un servicio espléndido…, y que no venía por engañar al prójimo miserablemente, por soltar discursos falsos, por estafar a todo el que pasara por la acera…Porque así podías ser rico, pero no bueno. “Y yo -me decía mi compañero de cena- prefiero que en la lápida del cementerio me pongan ´buena persona que sobrevivió dignamente´ que ´canalla que se hizo rico´”. Y añadió: “manías que tengo”.

O sea, me resolvió la primera parte de la visión: un mundo -podemos empezar por San Quirico, luego seguir por Barcelona, Cataluña, España, etc.-, donde todos seamos honrados, donde nadie meta la mano en la caja ajena, donde a nadie se le ocurra ir a las Bahamas todas las semanas con el dinero del municipio, donde el prójimo sea eso, el próximo, y no el bobo al que voy a estafar en cuanto mire a otro lado.

Una vez que ya tengo a todo el mundo luchando por ser buena gente, abro Expansión para ver qué es lo que tiene que hacer esa gente hoy. Me encuentro con unas noticias que exigen que haya buena gente.

La primera, que unos señores que se llaman BlackRock y Oliver Wyman, a quienes no he conocido porque nos movemos en círculos distintos, “van a realizar un examen global del sector financiero español y otro sobre la situación de cada entidad española”. (“español” y “española” son dos añadidos míos, para que se entienda mejor.) Y como sigo con mis visiones, y en una página interior aparecen las fotos de los responsables de estas dos empresas y los dos tienen cara de buenas personas -uno parece un poco chulillo, pero eso no es necesariamente malo- estoy seguro de que estos señores harán las cosas honradamente, no se dejarán comprar por nadie, y lo que nos digan, irá a Misa, como dicen en Aragón. Y que cuando digan que la Caja de Ahorros de San Quirico está sana y es un ejemplo para las entidades financieras europeas, lo dirán con detalle, o sea, poniendo en una lista todos los activos y, si puede ser, precisando su origen y su valor: el terreno que se quedaron cuando el que todos sabemos no pudo pagar, el edificio cochambrosete que compraron en Tarragona porque el presidente de la caja tenía un amigo tarraconense que andaba en apuros, etc. Todo. O sea, no todo aprox. TODO.

Otra titular dice que “Goirigolzarri desembarca con su equipo en Bankia”. Sigo con mis visiones: todos son honrados, por lo que lo primero que harán no será fijar sus sueldos y sus incentivos. No. Saben que Bankia está hecha unos zorros y que hay que salvarla. En primer lugar, porque tiene muchísimos accionistas y muchísimos clientes (yo tengo domiciliado allí el recibo de la luz) que, en algún momento, se fiaron de Bankia.

Estoy seguro de que estos señores, como son honrados, harán una limpia poderosa, o sea, echarán a la calle a algunas personas que sobran en Bankia. (Aunque no venga a cuento, me ha hecho gracia que, en la primera reunión del Consejo, “los ´consejeros políticos´ han participado menos que en reuniones anteriores”. Me parece una sabia medida de prudencia. Seguramente, sus familias les han dicho: “cállate. Que no se note que estás ahí por ser del PP, del PSOE, de UGT o de CCOO. Pon cara seria. Que parezca que sabes”)

Sigo leyendo: “Montoro rechaza los hispanobonos”, o sea, eso de que Madrid nos avale a todos. Yo estoy seguro de que habrá hispanobonos pronto, muy pronto, lo que exigirá un férreo control de algunas autonomías, porque si no, las malvadas agencias de rating bajaría automáticamente el rating a España, y es lo que nos faltaba. Me llama la atención ver que la Comunidad Valenciana y Cataluña son las que piden los hispanobonos con más insistencia. No leo periódicos de la Comunidad Valenciana, pero sí leo los de Cataluña, y me parece que lo que dijo ayer en Barcelona el señor Mas (“si no hay pacto fiscal, no nos quedaremos con los brazos cruzados”), no es lo que dice en Madrid (“aváleme, hombre, no sea así”).

El señor Montoro, que es muy buena persona, tiene que ir encargando a su gente que busque un nombre adecuado para los hispanobonos, para no tener que desdecirse dentro de muy poco. En este sentido, su colega De Guindos le puede sugerir otros nombres, que esto a él se le da bien, como cuando dijo que España no estaba intervenida, sino supervisada. (Luego ves que Montoro dice que “todo lo que está haciendo el Gobierno, lo hace con Europa” y entiendes mejor lo de la supervisión/intervención.)

Por cierto, leo que en esto de los hispanobonos, el señor Montoro no está de acuerdo con el señor de Guindos. Me reafirmo en lo que he dicho alguna otra vez: cállense y no hablen más de la cuenta, porque se puede ser buena persona (ustedes lo son, sin duda) pero un poco bocazas, lo cual no es pecado, pero pone nervioso al personal.

Y como se me acaba el tiempo, no leo mas. Sí leo que un señor en Cataluña ha relevado a otro, porque dicen que el otro ha hecho cosas que no están del todo bien con un dinero que no era el suyo. Si es verdad, este señor no puede contestar a la pregunta del chaval que asistió a mi conferencia en Pamplona.

P.S.

1. Cuando yo me dedicaba a enseñar (¿?) Política de Empresa en el IESE, siempre decía que los objetivos -en el caso de este artículo, mis visiones-, no servían de nada, si no determinabas lo que había que hacer para conseguir eso, quién lo iba a hacer, cuánto iba a costar y en qué plazo lo querías conseguir. Porque si no, todo podía quedar en una serie de deseos teóricos y todos sabemos que de lo teórico a lo no hecho hay una distancia muy corta.

2. Por tanto, releo el artículo y veo que no he contestado a la pregunta del chaval. Lo dejo para la semana que viene. Así tengo espacio para escribir y así lo pienso mejor. O sea, espera 7 días, que intento contestarte. Mientras tanto, sigue siendo buena persona, que me dio la impresión de que tú ya sabes lo que hay que hacer para ser bueno sin ser tonto.

Me dicen que van a llamarme de una emisora de radio y que quieren hablar conmigo de los “momentos convulsos que estamos viviendo”. Me dicen que sea visionario, como podrían recomendarme que me hiciera unas tarjetas que dijeran: “Arreglador de todo lo que está pasando y de lo que pasará en el futuro para que todos vivamos muy bien, muy tranquilos y muy contentos”.