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El valor del servicio
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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El valor del servicio

Aviso preliminar: Hoy estoy muy blando. Ayer operaron a mi mujer en la Clínica de la Universidad de Navarra. Operación larga -16 horas-. De 8

Aviso preliminar:

Hoy estoy muy blando. Ayer operaron a mi mujer en la Clínica de la Universidad de Navarra. Operación larga -16 horas-. De 8 de la mañana a 12 de la noche, hay mucho tiempo para pensar, para ilusionarte, para angustiarte. Si estas acompañado -yo, gracias a Dios tenía a mis 12 hijos conmigo y a un cuñado, que hizo no se cuantos kilómetros para estar con nosotros- la cosa se hace mas llevadera.

A las 9,30, primera llamada: "La operación ha empezado bien". A las 10 de la noche, otra: "Hemos acabado. Todo muy bien. Vamos a cerrar. En hora y media, la llevamos a la UCI".

Hasta aquí, el aviso preliminar.

Lo he querido poner así porque ayer no me acorde de todo lo que pasa por España, o por Europa o por el mundo. Me acorde de lo fundamental.

A la 1 de la madrugada, reunión con los médicos en la UCI. Amables, tranquilos, como si hubieran estado en el monte todo el día. Información concisa, competente, sonriente. Mi cuñado, medico, y mi hija, medica, escuchan, preguntan y aclaran dudas. Sin ninguna prisa. Pasamos a ver a mi mujer. Sedada, tranquila. Nos vamos al hotel felices. Mientras salimos de la clínica, nos encontramos con los médicos, unos chavales majos (guapos, dice una de mis hijas), humildes, que se van a cenar a sus casas, contentos. Como se queda contento uno que trabaja bien.

Hoy, jueves a medio día, escribo este artículo. Solo he hojeado los periódicos. Veo que las cosas siguen igual. Me parece que muchos no saben a donde van. Se siguen criticando unos a otros. Da la impresión de que el afán no es curar al enfermo, sino decir cosas extrañas y aplastar al otro. Y, mientras tanto, el enfermo, mal.

Almuerzo con un hijo mío, impresionado por el buen hacer de los médicos de la Clínica. Me pregunta si he escrito el artículo de esta semana. Cuando le digo que no, me dice que escriba lo que quiera, pero que el titulo tiene que ser "El valor del servicio".

Y lo pongo, porque me parece un buen titulo y porque vuelvo a admirar el valor del servicio. Seguramente, es más acertado hablar del valor que tienen los que sirven. Con frecuencia llaman "servidores públicos" a los que, "profesionalmente", dicen que sirven al público.

Pero son mucho más importantes los que sirven a cada una de las personas que constituyen "el público".

En mi caso, los médicos, auténticos servidores. Supongo que cobrarán dinero. Supongo que la Clínica pasará a mi aseguradora una factura importante. Pero esos servidores sirven (son útiles) porque, al trabajar, quieren servir (ayudar a los demás.) Y eso les hace buenos profesionales y un buen ejemplo de lo que, a veces, digo: que no hay que elegir entre ser un buen profesional y querer a la gente. Y otra cosa, que no se si la he dicho en alguna otra parte: que cuando una persona no quiere a otra, se le nota. Y cuando le quiere, también.

Los médicos que han atendido a mi mujer me lo han recordado. Se les notaba. Por eso estoy blando.

P.S.

Me endurezco un poquito.

1. Mi mujer siempre ha dicho que donde más seguro esta el dinero es debajo del colchón. Todos nos reíamos, diciéndole que era una exagerada.

2. Pero ahora, cuando Draghi ha puesto los intereses de la facilidad de depósito al 0 %, los bancos han decidido seguir el consejo de mi mujer: poner el dinero debajo del colchón, o sea, en otra cuenta del BCE donde les dan poco, pero lo tienen seguro.

3. Y mi mujer esta orgullosa. Considera a los banqueros europeos como colegas suyos y dice que si alguna vez todos ellos decidieran hacerse una foto juntos, por favor que le llamen, porque le haría mucha ilusión retratarse con ellos, y que hasta le pediría a la señora Merkel que le prestase una chaqueta.

Aviso preliminar: