Es noticia
La Constitución, el Dragón Khan y las escaleras de Moncloa
  1. España
  2. Desde San Quirico
Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

Por

La Constitución, el Dragón Khan y las escaleras de Moncloa

He empezado a leer la Constitución. Entre unas cosas y otras, el trabajo no me cunde, y por eso  no he pasado del Preámbulo. Como en

He empezado a leer la Constitución. Entre unas cosas y otras, el trabajo no me cunde, y por eso  no he pasado del Preámbulo. Como en el artículo de la semana pasada dije que me la iba a leer, escribo lo que se me ha ocurrido hasta ahora, aunque solo sea para cumplir (en parte) mi palabra.

En la primera línea dice que el sujeto es la Nación española, que quiere alcanzar unos cuantos objetivos. Hago un resumen:

1.    Establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de los que integran dicha Nación española.

2.    Garantizar la convivencia democrática.

3.    Consolidar un Estado de Derecho,

4.    Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.

5.    Promover el progreso de la cultura y la economía.

6.    Establecer una sociedad democrática avanzada.

7.    Colaborar en el fortalecimiento de relaciones con todos los pueblos de la Tierra.

Y el Preámbulo acaba diciendo que, como la Nación española quiere eso, las Cortes y el pueblo español ratifican la Constitución.

O sea, que el 27 de Diciembre de 1978, los que entonces formábamos "el pueblo español", dijimos que queríamos funcionar así, porque nuestros objetivos estaban claros y considerábamos que el funcionar dentro de la Constitución nos ayudaría a conseguirlos.

Pongo "ayudaría" y no pongo "garantizaría", porque en este mundo, nada se garantiza. Las cosas que se hacen -las Constituciones, por ejemplo- ayudan o no ayudan, pero nunca garantizan. O sea, nunca eliminan el esfuerzo que cada uno tiene que hacer.

Ahora hay quien se quiere saltar lo que firmamos. Quizá siguiendo el mal ejemplo de uno que me dijo que lo que se firma se desfirma y ya está.

A mí me parece muy bien que los documentos fundamentales se revisen de vez en cuando. En las empresas, en los organismos, en las naciones. Pero me gusta que se revisen por el mismo procedimiento que se redactaron. Por ejemplo, no me gusta que la señora Merkel nos diga que hay que modificar la Constitución y que, con dos llamadas telefónicas de Génova a Ferraz y otras dos de Ferraz a Génova se cambie. (Por favor, que nadie vea aquí una crítica a Dª Ángela, que ya sabéis que la considero como la salvación de mi Patria -España- dentro de una Patria más grande -Europa-.)

En Cataluña hubo hace poco una manifestación, a la que fue mucha gente. Vi muchas banderas como la que está en la Plaza Mayor de un pueblo cercano a San Quirico, que yo pensaba que era la bandera de ese pueblo.

El President de la Generalitat no fue a esa manifestación, pero tengo la sensación de que aquella noche, su mujer le dijo: "Artur, o corres y te pones delante de toda esa gente o estos te echan". Y corrió y se puso delante.

Y se fue a Madrid en el AVE, a ver a Rajoy. Lo curioso de esta entrevista es que los dos, Rajoy y Mas, anunciaron la víspera que no serviría para nada. Y, por lo que parece, no sirvió para nada, aunque tenía que haber servido para que el President hubiera metido un gol a lo Messi, cuando, realmente, ni acertó con la portería. Y, curiosamente, fue recibido en olor de multitudes con aplausos en vez de con abucheos por no haber conseguido nada.

Luego dijo que convocaba elecciones y que, cuando las ganase, convocaría un referéndum, es decir, que nos preguntaría a los 7 millones y medio de personas del "pueblo español" que vivimos en Cataluña si queríamos irnos de España, porque nos roban, nos humillan y el President, muy demócrata él, no está dispuesto a pasar por el Congreso, donde los representantes de todo el pueblo español le pueden dar un revolcón. (El paso por el Congreso ahora se llama Via Crucis.)

Todo lo anterior me desconcierta. Y cojo La Vanguardia y leo un artículo de Francesc de Carreras, que dice que lo del "expolio fiscal" y lo del "España nos roba" es falso. Resulta que el señor Carreras es Catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. O sea, no es un chisgarabís. (Aquí iba a poner "como otros", pero no lo pongo, por si alguien me incluye en la lista de chisgarabises, que hay gente muy mala.)

Leo, además, que el President dice que emprendemos un viaje a lo desconocido.

Y pienso que, si cuando viajas a lo conocido, no siempre llegas en buenas condiciones, cuando viajas a lo desconocido, la cosa puede ser peor. Y si llevas detrás a 7 millones y medio de personas y si el Catedrático Carreras tuviera razón, la cosa sería aún peor.

Para hundirme más en la miseria, leo a Josep Antich, también en La Vanguardia, que dice que, al oír a Mas, los grupos parlamentarios tuvieron una sensación de vértigo.

A mí, que no he subido nunca en el Dragon Khan ni subiré en cualquier cachivache del Barcelona World, aunque lo monte la Caixa con Enrique Bañuelos, "polémico empresario" y, según una cadena de televisión, "primera víctima del boom inmobiliario", que ya es decir, lo del vértigo me da vértigo.

Y pienso que si te llevas a 7 millones y medio de personas al Dragon Khan y de Carreras tiene razón, ai que patirem, (ay que sufriremos, como dicen los catalanes cuando algo va mal y puede ir a peor.)

Resumen:

1.    Si hay que cambiar algo, se cambia, por el procedimiento reglamentario.

2.    Lo de tirarse al monte, aunque se hable de Via Crucis, tiene el inconveniente de que luego hay que bajar y, si hay niebla, la subida y la bajada pueden ser peligrosas.

3.    Cuanto menos gritemos y menos tonterías digamos, mejor.

Ejemplo de tontería, la siguiente frase cripto-cabalística: "Hay que apostar por un proyecto federal, por un federalismo cooperativo, que descarte la bilateralidad y el confederalismo asimétrico". (Si alguien necesita la traducción de la frase, que se la pida a D. Mario Jiménez, número 2 de Griñán en el socialismo andaluz.)

4.    Cuanto más finos y más delicados seamos, mejor.

Ejemplo de falta de finura: recibir a una persona sin bajar la escalera. D. Mariano, aprenda pronto, por favor, que no estamos para tonterías.

P.S.

Esta semana seguiré leyendo la Constitución.

He empezado a leer la Constitución. Entre unas cosas y otras, el trabajo no me cunde, y por eso  no he pasado del Preámbulo. Como en el artículo de la semana pasada dije que me la iba a leer, escribo lo que se me ha ocurrido hasta ahora, aunque solo sea para cumplir (en parte) mi palabra.