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El envejecimiento de la población y los rabos de pasa
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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El envejecimiento de la población y los rabos de pasa

Cuando te vuelves mayor, se te olvida lo que hiciste ayer o dónde has puesto las gafas hace un rato y te acuerdas perfectamente de lo

Cuando te vuelves mayor, se te olvida lo que hiciste ayer o dónde has puesto las gafas hace un rato y te acuerdas perfectamente de lo que pasó hace muchos años. Me lo van a decir a mí, que, por supuesto, no sé dónde he dejado las gafas, pero me acuerdo perfectamente de la zancadilla que me puso Paco Pepe, un chaval de mi clase del Colegio del Salvador de Zaragoza, que jugaba muy bien al fútbol y con el que un día tuve mis más y mis menos. (Mis más, cuando él me puso la zancadilla y mis menos, cuando le cacé en un intento de profundizar en mi área).

Ahora estoy muy animado, porque veo que esto mismo les ocurre a bastantes, a muchos, a muchísimos. Y he decidido hacer un trabajo de investigación sobre el terreno. O sea, nada de teorías: cosa que veo, cosa que apunto. Y luego, a sacar consecuencias.

Oigo a Rubalcaba quejándose de algo que el Gobierno (actual) hizo el 1 de enero de 2012, olvidándose de que, muy pocos días antes, él era vicepresidente del Gobierno (anterior) y que los del Gobierno (actual) no habían tenido tiempo de hacer nada, ni bueno ni malo.

Oigo que los catalanes ponemos verde al Govern por los recortes que hace el señor Mas y se nos olvida que durante unos años disfrutamos de un engendro que se llamó tripartit, en el que se juntaron tres mozos, Montilla, Carod Rovira y Saura, dispuestos a hacer carreras para ver quién lo estropeaba más.

Veo en televisión manifestaciones y más manifestaciones por los recortes que se están haciendo ahora en muchas cosas que son muy necesarias. Y esos señores que se manifiestan se olvidan de que el Gobierno anterior, el último año que trabajó, se gastó 91.344 millones de euros más de los que ingresó.

Veo que nadie se acuerda de que Mas, hace cuatro días, quiso crear una aerolínea de bandera catalana y que 533 millones de euros más tarde, esa aerolínea se fue a la porra, de donde nunca debió salir, porque ya estaba allí. (Esto lo siento en el alma, porque me hice muy amigo de pilotos y de azafatas de Spanair, que eran todos majísimos y que, curiosamente, alguna vez me preguntaron cómo veía su futuro.)

Veo manifestarse, con toda la razón, a muchas personas contra los recortes, sin darse cuenta de que se han de manifestar contra el que se gastó todo el dinero en tontadicas.

Pienso que la gente viaja poco por España y que muchos aún siguen el viejo consejo del ministro franquista cuando decía que menos viajar y más leer el periódico”. Pero yo he viajado y he visto unos auditorios preciosos, unos polideportivos maravillosos, unos aeropuertos increíbles. Vacíos, pero increíbles.

Y todo esto se les ha olvidado a los manifestantes. Menos mal que hemos dejado de abrir fosas donde están los muertos que los que hicieron la guerra dejaron por allí. Y, por favor, que no me hablen de los bestias que fueron fulanito y menganito, porque la guerra, en sí, es una bestialidad, o, como dicen mis amigos catalanes, una bestiesa. Y en una bestiesa se hace el bestia, se mata al vecino y se le echa a una fosa común, porque, una vez que nos lo hemos cargado, para qué vamos  a andar con florituras. Y si el vecino era de derechas, a la fosa. Y si era de izquierdas, también. Y si no era de nada, pero me caía gordo, también.

De eso nos acordamos perfectamente. Pero no nos acordamos del déficit que dejó José Luis, a quien los de su partido lo tienen escondido y solo lo sacan para que diga que en el PSOE hay que mantener los afectos, la lealtad y la unidad. Una vez dicho esto, y algunas cosas más de este cariz, lo mandan a su casa, que allí está muy bien y molesta poco. Y así, nos vamos olvidando del presidente más nefasto que ha dado la democracia, la dictadura y lo que hubo antes, que no sé lo que fue.

Esto de olvidarse de lo de ayer y acordarse de lo de antes de ayer es una prueba más de lo que, en un eufemismo finísimo, se llama envejecimiento de la población”, que supongo que está relacionado con la noticia de que los nacimientos en España bajaron un 3 % en 2011. Menos mal que los jugadores del Barça se han puesto de acuerdo para tener niños todos a la vez.

Y cuando Artur suda para intentar gobernar lo menos en solitario posible, todos le aplaudimos y, entonces, habla de Felipe V, creyéndose que hace Patria, y olvidándose de que, hace 27 días, se gastó unos millones de euros en un viaje a lo desconocido que acabó como el Rosario de la Aurora, a farolazos, porque si uno se pone la zancadilla a sí mismo, normalmente se cae.

Cuando ayer leía que Artur se ha rendido ante el poder de seducción de Oriol Junqueras, de ERC, me entró la risa tonta, y cada vez que me acuerdo de semejante bobada, me vuelve a entrar.

Mi abuela me decía que había que comer rabos de pasa para tener memoria. Tendríamos que hacer una importación masiva de rabos, que, por cierto, no sé dónde se cultivan. Solo nos faltaría que se cultivasen en Alemania y mi amiga la Merkel nos los vendiera carísimos. Esta es capaz de todo. 

P.S.

Como lo de recordar y actualizar lo que pasó hace años no siempre es malo, veo que las calles están llenas de luces. Algunos dicen que es para que nos animemos a consumir. Yo prefiero pensar que, consciente o inconscientemente, todos estamos alegres en esta época del año, agradeciendo que Dios se hiciera hombre.

¡Feliz Navidad!

Cuando te vuelves mayor, se te olvida lo que hiciste ayer o dónde has puesto las gafas hace un rato y te acuerdas perfectamente de lo que pasó hace muchos años. Me lo van a decir a mí, que, por supuesto, no sé dónde he dejado las gafas, pero me acuerdo perfectamente de la zancadilla que me puso Paco Pepe, un chaval de mi clase del Colegio del Salvador de Zaragoza, que jugaba muy bien al fútbol y con el que un día tuve mis más y mis menos. (Mis más, cuando él me puso la zancadilla y mis menos, cuando le cacé en un intento de profundizar en mi área).