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No sé si quiero ser japonés
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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No sé si quiero ser japonés

Creo que acabo de inventar un nuevo vocablo. Digo "creo" porque la experiencia me hace ver que casi todo lo que invento ya se le ha

Creo que acabo de inventar un nuevo vocablo. Digo "creo" porque la experiencia me hace ver que casi todo lo que invento ya se le ha ocurrido a alguien antes. Mucho antes.

Ahora hablo de geo-economía, porque he pensado que el prefijo 'geo' puede ayudarme a aclarar las ideas.

La geo-economía viene de la geo-estrategia, o sea, de lo que hacen directivos de multinacionales, banqueros, políticos que ven el mundo como un todo, se sientan en su sillón y empiezan a mover las piezas de aquí para allá. Cierran una empresa en París y la trasladan a Cuenca. Hacen una camisa en la India y alguien me la regala a los muy pocos días en San Quirico. China compra petróleo en África a cambio de infraestructuras.

Esto me recuerda a la película El gran dictador, cuando Charles Chaplin, en su papel de Hitler, juega con un globo-mapamundi enorme, sintiendo que es suyo... hasta que el globo estalla.

Ahora tenemos tres organismos en el mundo, el Banco Central Europeo, la Reserva Federal americana y el Banco del Japón, que hacen cosas distintas y que te dejan un poco desconcertado, como me pasa cuando voy a comprar unos vaqueros, me enseñan unos cuántos, me pruebo esos cuántos y, al final, vuelvo a casa sin comprar nada, le doy los vaqueros viejos a ml hija Cristina y le digo: "Por favor, cómprame unos como estos".

La Reserva Federal americana se ha tomado en serio lo de estimular la economía, que creo que para eso la inventaron, y se ha puesto a echar 85.000 millones de dólares al mes, a base de enchufar la maquinita de fabricar billetes y no dejarla descansar ni los domingos por la tarde. Supongo que, aunque externamente, los papelitos que esa máquina fabrica son iguales; a más papelitos, menos vale cada uno de ellos, con lo que el dólar se devalúa y los americanos, que son muy suyos, exportan con más facilidad. Algo de inflación vendrá, pero en este mundo no se puede tener todo. 

El Banco del Japón no se ha quedado atrás y se ha lanzado por un camino parecido. Acaban de elegir primer ministro y este mozo, que está fresco, ha salido corriendo, como cuando un futbolista sustituye a otro. Lo único que no ha hecho es santiguarse -o lo que sea- tocando previamente el césped, pero es que debe ser sintoísta y los sintoístas no se santiguan -o lo que sea-. 

Y en este salir corriendo ha convencido al Banco del Japón para que ponga en marcha la máquina, tire yenes a la calle como quien tira dólares en Estados Unidos, el yen se devalúe y hala, otro que exporta.

Nuestro Banco Central Europeo piensa de otra manera, porque se inventó para controlar la inflación, que yo creo que está bastante controlada, después del subidón que se produjo cuando, en una tarde, un café pasó de 100 pesetas a un euro, o sea, lo que en Zaragoza llaman una inflación del 66,386 %.

Como las cosas en Europa no andan finas, también el Banco Central Europeo ha fabricado euros en lo que se ha llamado 'barra libre' para los bancos, pero sigue teniendo fama de serio y cuando le dicen que fabrique euros, pone mala cara.

El último que se lo ha dicho ha sido Rajoy, que, con todas estas cosas, duerme mal, y al que la señora Merkel le empieza a caer gorda con tanta ortodoxia, tanta  seriedad y tanta exigencia de austeridad: "Entre todos debemos plantearnos si Europa debe tener las mismas competencias que el resto de bancos centrales del mundo o mantener las que tiene ahora". 

Es decir, Rajoy quiere que el Banco Central Europeo (BCE) tenga la misma capacidad que la Reserva Federal y el Banco de Japón para acelerar la máquina de imprimir billetes. 

Otra cosa que pasa es que, como Japón y Estados Unidos han bajado mucho los tipos de interés, los inversores, o sea, nosotros a través de un fondo cualquiera en el que hayamos puesto unos eurillos, traen el dinero a Europa, donde por lo de la prima de riesgo les pagan más. Como hay muchos inversores que se ponen en cola para prestarnos dinero, nos podemos poner un poco chulillos y pagarles menos intereses. Y si pagamos menos intereses, bajará el déficit y viviremos ligeramente mejor.

A mí esto de la geo-economía me viene grande. Pero como la idea de los Estados Unidos de Europa me entusiasma y creo que vamos por ese camino, y la inflación en Europa no me preocupa ahora, pienso que, en la próxima reunión del BCE, Mario propondrá una bajada de los tipos de interés.

Esto, unido a que nos estamos portando bien (bajada del déficit de 91.000 millones de euros a 70.000 en un año, ¡menuda machada!) y a que, en algún momento, Mariano se decidirá a racionalizar la Administración pública y que, en otro momento, la banca nacionalizada empezará a hacer que fluya el crédito según ha dicho de Guindos, hace que lo de la geo-economía me empiece a gustar.

P.S.

1. En mis dudas sobre si ser japonés o no, no me ha ayudado nada Tarro Aso, ministro de Finanzas que, durante una reunión de expertos sobre la reforma de la Seguridad Social, ha dicho que el sistema médico debe cambiar de modo que se mueran pronto muchos de los pacientes terminales que ahora utilizan el dinero del Estado para sus caros tratamientos.

2. Acabo de leer que, aquí en España, en el Consejo de Ministros del próximo día 26, quieren aprobar el "factor de sosteniblidad", que representará una reforma profunda en la Seguridad Social.

3. No sé si Fátima Báñez ha asistido a la reunión donde habló Tarro. Dios quiera que no.

Creo que acabo de inventar un nuevo vocablo. Digo "creo" porque la experiencia me hace ver que casi todo lo que invento ya se le ha ocurrido a alguien antes. Mucho antes.