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El día en que me definí
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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El día en que me definí

Me definí el 13 de septiembre de 1933, el día en que con seis días de vida me bautizaron y me convertí en católico. Lo sobre el aborto está en el Catecismo.

13.9.33

Suele ocurrir. Escribes de algo y alguien se queja de que no escribas de otra cosa. Y no se dan cuenta de que no escribes de eso porque no sabes, porque te da pereza o porque piensas que te puedes meter en un huerto.

Varios amigos me han preguntado por qué no escribo sobre el aborto.

Cuando era joven, era bastante ingenuo. Y así fui a Harvard. Me sorprendió que, en Estados Unidos, hablaran del aborto como un tema con derivaciones políticas. Pensé que era un error del articulista.

Luego me fui haciendo mayor y vi que, en los programas electorales, se hablaba mucho del asunto. Los partidarios del aborto eran progresistas. Los no partidarios, retrógrados.

Ahora he perdido mi ingenuidady me dicen que me defina.

Sigo rompiendo papeles. Me admira la cantidad de bosques que he deforestado, porque las carpetas se amontonan mientras las repaso para ver si hay algo que quiero conservar: cartas de amigos, actas de algún consejo al que le tengo un cariño especial, folletos de publicidad de alguna empresa con la que tuve relación... Todo ello, vigilado por mi mujer, que sabe que, si tuviera sitio, guardaría todo.

De repente, encuentro lo inesperado: mi partida de bautismo, de 13 de septiembre de 1933. O sea, que desde esa fecha, en que cumplí 6 días de vida, soy católico. Os parecerá una tontería, pero el hallazgo me impactó. Yo siempre había pensado que era católico "de toda la vida" y resulta que soy católico de "prácticamente toda la vida".

El 13 de septiembre de 1933 no me enteré. Luego, sí, y me di cuenta de que esto de ser católico tiene sus ventajas y sus desventajas. Una de las desventajas es que, si eres católico, hay que serlo full-time. No tengo datos a mano, pero me parece que fue Lenin el que dijo que no quería comunistas de fin de semana, que los quería a tiempo completo. Pues, salvando las distancias, con el catolicismo pasa lo mismo.

Y otra desventaja es que tienes que saber qué quiere decir ser católico. Salvando otra vez las distancias, es como ser socio del Barça, que como es más que un club, te hace actuar de una manera concreta: hay que odiar al Madrid, hay que decir que hace 61 años nos robaron a Di Stefano, hay que saber cantar que tot el camp es un clam y cosas así.

Todo lo que pienso sobre el aborto, el divorcio o los homosexuales está en el Catecismo, porque hace muchos años decidí ser católico

Pues a mí me pasa lo mismo con el catolicismo. Hace años me compréel Catecismo, porque en el prólogo decía que allí estaba todo. Y si te dicen que está todo, te lo compras, te lo lees y ya te has enterado de todo.

El Catecismo fue un auténtico best seller. No estoy muy seguro de que se lo leyeran todos los que lo compraron. Y lo comprendo, porque, entre nosotros, no es un libro apasionante. Es un tocho que no se puede leer en la cama, primero porque pesa un poco y, segundo, porque hay que fijarse bastante y yo, cuando leo en la cama, o sea, todas las noches, bastante hago con seguir el argumento y no perderme con los personajes. Intenté leer hace poco una novela de un autor alemán, con muchos nombres largos y complicados, y no pude con ella.

El Catecismo habla del aborto. Habla del divorcio. Habla de los homosexuales. Y esto me va muy bien, porque cuando me piden que me defina, contesto que ya me he definido. Y que me definí el 13 de septiembre de 1933, y cuando me eduqué en el catolicismo, me fui definiendo más. Y que todo lo que pienso sobre esos temas es lo que pone en el Catecismo, porque hace muchos años decidí ser católico.

El otro día, por televisión, vi a una señora que decía que ella era una católica que podía ser mejor católica. Me pareció una frase perfecta, porque los católicos siempre podemos ser mejores, como, vuelvo a salvar las distancias por última vez, los del Barça pueden ser mejores barcelonistas.

Oigo muchas veces eso de "soy un católico no practicante", cosa que, con todo respeto, me parece absurda, porque, o juegas al fútbol, con todas sus consecuencias (copas ganadas, copas perdidas y algún tobillo roto) o toreas, con todas sus consecuencias (orejas cortadas, salidas en hombros, cogidas o broncas si lo haces mal). Y si eres un futbolista no practicante y los días de partido te vas a Las Ventas a torear, no eres futbolista. Eres torero.

Y esto sirve para todos. Cuando una persona, laica, cura o monja, dice que, en algunos temas, los que sean, no está de acuerdo con la doctrina católica, la del Catecismo, es un futbolista pasado a torero.

Por eso vivo muy tranquilo, sin tener que volver a definirme todos los días. Porque mis padres me ayudaron a ser católico y porque un día decidí serlo.

Como Lenin, full- time.

13.9.33

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