Es noticia
Pobres, pero honrados
  1. España
  2. Desde San Quirico
Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

Por

Pobres, pero honrados

Se me acumulan noticias:1. Nuestros parados, que no dejan de ser noticia, y que se mantienen ahí.2. Mientras, seguimos discutiendo si queremos ser independientes (¿de quién?).3.

Se me acumulan noticias:

1. Nuestros parados, que no dejan de ser noticia, y que se mantienen ahí.

2. Mientras, seguimos discutiendo si queremos ser independientes (¿de quién?).

3. Mientras, hacemos unas publicaciones de autopropaganda que nos darían para pagar el sueldo de una enfermera.

4. Mientras, contemplamos el espectáculo de Sacyr en el Canal de Panamá: que si lo hace, que si no lo hace, que si se lo avalamos, que si no…

5. Mientras, asisto con perplejidad al desembarco de políticos que, convocados sin duda por su saber en la materia, han tomado por asalto el consejo de Enagás. Menos mal que van como independientes (¿de quién?).

6. Mientras, veo a inmigrantes que se juegan la vida para entrar en la Unión Europea a través de España.

7. Mientras, nuestros bancos, alguno extranjero, por cierto (España representó un 7% de los beneficios del Santander en 2013), siguen luchando por cumplir las exigencias de Basilea y ya no se acuerdan de que en su letrero pone "Banco" (me parece que Santander ya lo quitó).

Se me acumulan noticias.

8. Reducimos el déficit subiendo impuestos, recortando gastos.

9. Mientras, todos los implicados se resisten como gatos panza arriba a los recortes, en nombre de la historia, de la patria pequeñita que se han inventado y del entorno, palabra que utilizó Cruyff para hablar del lío que ha rodeado, rodea y, por lo que se ve, rodeará al venerable Barcelona Fútbol Club, que para algo tiene muchos años (creo que menos que el Recreativo de Huelva, pero es que no se puede ganar siempre en todo a todos).

10. Como no llegamos a fin de mes, hacemos lo que cualquier familia: endeudarnos.Ya andamos por 961.555 millones, el equivalente a nuestro producto interior bruto (PIB).

En la acumulación de noticias, alguna buena:

11. La prima de riesgo, de la que hace poco se hablaba en todos los bares, ha dejado de ser tema de conversación. Ha bajado, supongo que porque los inversores nos ven un poco más fiables, lo cual tiene mérito por su parte.

Como no llegamos a fin de mes, hacemos lo que cualquier familia: endeudarnos. Ya andamos por 961.555 millones, el equivalente a nuestro producto interior bruto (PIB)

Salgo a la calle. Necesito airearme. Y así, me doy cuenta de que el mundo no se acaba en las paredes de mi casa y que hay más. Incluso puedo comprobar que, gracias a Dios, hay quien piensa de manera distinta.

Barcelona es grande, pero, como pasa en Nueva York, al fin y al cabo, es un pueblecico. Nos conocemos todos. Y todos nos vamos encontrando por la calle.

Hoy encuentro a tres amigos. Con los tres cojo un capazo, expresión aragonesa que ya he utilizado alguna vez en estos artículos y que significa pararse a hablar, sin prisa, con tranquilidad.

Me encuentro con tres historias:

12. Un lío familiar gordo, basado en la avaricia y el odio y, por supuesto, no resuelto.

13. Un ejecutivo importante, que ha decidido incorporarse a la lista de despedidos de su empresa, porque dice que se ha pasado muchos años formando un buen equipo y ahora les echan a todos por una reorganización interna de la multinacional a la que pertenecen. A él le han ofrecido un buen puesto en la nueva organización. Pero no puede aceptarlo: "¿Con qué cara los miraría si me los encontraba por la calle?".

14. Un empresario de los de toda la vida, que está pasando un momento delicado y que, como me conoce, dice que, a pesar de todo, él no rebla, otro aragonesismo que quiere decir que no se acobarda, que no se achanta, que sigue adelante.

No sé cómo, hago una síntesis de las 14 cosas anteriores y pienso que nos tenemos que marcar un objetivo: ser pobres, pero honrados.

Pobresya lo somos. Menos que el Chad, ya lo sé. Pero cuidado, que en Barcelona, la ciudad donde los turistas hacen cola para ver la Pedrera y donde pagan entrada en el Parque Güell y donde Woody Allen, en cuanto nos descuidemos, rueda otra película, hay gente que pasa hambre. No hambre de delicatessen, no. Hambre que hace que se vayan a la cama con un runrún en el estómago. Y no hablo de marginados, de borrachos, de gente así. Hablo de personas que, al día siguiente, se ponen la corbata para buscar empleo. Lo que antes se llamaban pobres vergonzantes.

Pobres ya lo somos. Menos que en el Chad, pero en Barcelona hay gente que pasa hambre, no de 'delicatessen', sino hambre que hace que se vayan con un runrún en el estómago a la cama

Y en la cabeza de los gobernantes hay que meter que gobiernan un país pobre, que puede permitirse muy pocos caprichos, seguramente ninguno. Que ese paro está ahí y que por ahora no se arregla. Que cualquier capricho de cualquiera de los cientos de gobernantillos que sufrimos en España lo paga el estómago de muchas personas a las que les hace runrún, mientras estoicamente van aguantando las sonrisas o las caras serias de esos auténticos –y quizá criminales– despilfarradores de las cuatro perras que tenemos (prestadas).

Esos gobernantes tienen que decir a la otra gente, o sea, a mí y a los 46.999.999 españoles restantes, que, como somos pobres, van a administrar cada euro como si fuera suyo. Y que si hay que arreglar la calle Balmes en Barcelona, igual no la arreglan (he llegado tarde). Y si hay que arreglar la Diagonal, igual ni la arreglan (aún estamos a tiempo). Y esto que digo para Barcelona lo repito para todas las ciudades de España, desde la provincia de Álava a la de Zaragoza, por orden alfabético.

Y ahora viene lo difícil: ser pobres es fácil. Ya lo hemos conseguido. Ahora hay que asumirlo, o sea, digerirlo, porque actuar como pobres es más difícil.

Convencer a la población de que somos pobres es cuestión de repetir, repetir y repetir, y de hacer, hacer y hacer. Por favor, que no me hablen de hacer pedagogía, que me pongo muy nervioso al ver quiénes son los pedagogos.

Lo dela honradez es un poco más difícil, pero hay que conseguirlo, porque una nación pobre, pero honrada, tiene muchas posibilidades de salir adelante, sin reblar.

Una nación pobre que se cree rica y que actúa como tal tiene todas las posibilidades de pegarse una galleta importante.

Una nación no honrada, formada por 47 millones de personas no honradas, no tiene nada que hacer.

Una nación formada por muchas personas honradas –la mayoría– y que soporta la falta de vergüenza de una minoría, sólo tiene que hacer una cosa.

Echarlos.

Se me acumulan noticias:

Santander Pedagogía PIB Familia Unión Europea Paro