No me gusta que me cambien las palabras

Las cosas cambian. En 1992, "sentido común" era la "facultad, que la generalidad de las personas tiene, de juzgar razonablemente de las cosas". Ahora es "modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas".

Lo he contado alguna vez. Hace 30 años, hablando de algo que había que decidir con sentido común, uno me dijo: "Es que mí sentido común no coincide con tu sentido común", con lo que me estaba diciendo que el sentido común no existía.

Me lo han cambiado, sin decir nada. Me avisan cuando añaden friki, bloguero, cameo y dron, pero no me avisan cuando cambian el significado de las palabras actuales,lo cual, en sí, es muy grave.

En un programa de televisión, alguien utilizó mal un términoy, cuando se lo dijeron, contestó: "Es que el lenguaje evoluciona". A lo que el primero dijo: "Pues, como siga evolucionando, acabaremos por no entendernos".

Estamos en plena evolución. Pero no en el sentido de "desarrollo de las cosas o de los organismos, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro", sino en el sentido de "cambiemos el significado y digamos que el anterior nunca existió o, si llegó a existir, que actualmente está obsoleto y periclitado".

Oímos hablar de "matrimonio" y, con todos mis respetos, aquello no es matrimonio. Y no pasa nada porque no lo sea.

Oímos hablar de "familia" y aquello no es familia. Y no pasa nada porque no lo sea.

Oímos hablar de "progreso" y aquello no es progreso, por mucho que el progresista se empeñe. Y no pasa nada porque no lo sea.

En 1982 yo era gay (alegre, animado, festivo). Ahora no soy gay (homosexual).

A mí, estas cosas me parecen anecdóticas, pero quizá no lo son. Porque, cuando usas palabras o expresiones y les cambias el significado, engañas al personal. Y si el personal no tiene sentido común "del de antes" y no está al día de las modificaciones del diccionario, puede pensar que un gay progresista es un señor alegre que busca el progreso de la humanidad. Y realmente es un homosexual partidario del aborto.

¡Qué lío, Señor! Que no te puedes fiar de nadie; que, en cuanto te descuidas, dices que actúas con sentido común y la gente entiende que estás defendiendo al partido que gobiernaporque sacaron mayoría. O sea, dicho en términos correctos, porque los apoya la generalidad del pueblo.

Y no me da la ganaque sea así, porque cuando yo pienso sobre algo, quiero usar mi sentido común, que puede ser que no coincida con lo que muchos piensan, o sea, con eso que llaman la generalidad, pero me da lo mismo. Allá ellos.

Estoy obsesionado por que la gente tenga criterio. O sea, por que todos discurramos. Por que nadie me diga cómo y en qué términos tengo que pensar y tengo que hablar. Para eso, me iría a la Venezuela de Maduro, al Zimbabue de Mugabe o, unos años antes, a la Alemania de Hitler o a la Unión Soviética de Stalin.

Ni me fui, ni me voy ni quiero obedecer a esos melones que me dicen lo que es políticamente correctoporque les pagan para que lo digan.

Que a mí siempre me ha gustado actuar según me ha dictado mi sentido común y no me ha ido nada mal.

P.S.: Mariano, en la próxima remodelación ministerial, pon a Soraya Sáenz de Santamaría en cualquier puesto, pero no le des la cartera de Educación.