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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Lo del día 5

Lo del 5 de Junio fue espectacular. Draghi, que se suelta el pelo y dice que ya basta de austeridad. Que ahora, a echar dinero a

Lo del 5 de Junio fue espectacular. Draghi, que se suelta el pelo y dice que ya basta de austeridad. Que ahora, a echar dinero a la economía. Mejor dicho, a que los bancos echen dinero a la economía.

Les baja el tipo de interés al 0,15%, anuncia la barra libre e inventa la comisión de mantenimiento, hace años ideada por nuestras entidades financieras, y les cobra el 0,1% por guardarles el dinero en la facilidad de depósito, a ver si se animan y se lo llevan de ahí y nos lo traen, que nos vendrá muy bien.

El Gobierno español colabora y hace que los bancos bajen las comisiones por el uso de tarjetas de débito y crédito.

Me parece que Draghi se apunta el tanto y que Soraya Sáenz de Santamaría, también. Pero, una vez apuntados los tantos, ¿llegará el dinero a la peluquera de San Quirico, que quiere comprar un secador y, si lo compra, contratará a otra peluquera? Porque si al final no llega, hemos hecho, una vez más, un pan como unas tortas.

Como, además, con muchos sudores, nos hemos portado bien, ha bajado la prima de riesgo, con lo que el Estado les pagará menos a los bancos cuando le presten dinero. Comprendo que con la peluquera tienen más riesgo que con Montoro y De Guindos, pero hombre, un esfuercico no vendría mal. Y la peluquera es de fiar. No la puedo avalar porque mi abuelo siempre me aconsejó que no avalase ni a la reina Isabel de Inglaterra. Pero es de fiar.

Ahora, los bancos españoles importantes pasarán un nuevo test de estrés antes de ser supervisados por el Banco Central Europeo (BCE). Supongo que saldrán con buena nota, porque llevan mucho tiempo limpiando sus porquerías.

O sea, que hay buenas noticias. Y que los bancos, en esta nueva época que empieza ahora, contratarán gente preparada para el nuevo negocio (hacer de bancos), porque a los que sabían se les olvidó por falta de práctica o los echaron por innecesarios, y los contratados en estos últimos años no aprendieron porque tenían que dedicarse a otras cosas.

Ha dicho Obama que hay que hacer un examen de conciencia. Se ha referido a eso que pasa en Estados Unidos que permite que todos tengan un arma en casa, que la saquen a pasear de vez en cuando y, si llega la ocasión, la utilicen contra el que les parezca oportuno.

Lo del examen de conciencia es muy viejo. Lo recomienda el Concilio de Trento, que ya sé que no tiene muy buena prensa, pero que, recomendado por Obama, igual se vuelve a poner de moda.

Examen de conciencia para que, ahora que los bancos van a tener dinero, lo pongan en eso que han llamado la economía real y no en farfolladas como las que sigo viendo por ahí.

Además de los dos periódicos de donde saco mi ciencia (¿?), ahora leo el Heraldo de Aragón. He estado mucho tiempo sin el contacto diario con mi tierra que te da leer un periódico de allí. Como es natural, ahora se habla de Agapito, persona que, en Zaragoza, no necesita que se le añada el apellido, porque allí es muy conocido por las maravillas que ha hecho con el Real Zaragoza Club de Fútbol, mi equipo, que, con ese nombre que recuerda glorias pasadas, ha conseguido quedarse en Segunda División, tres puntos por encima de los que han bajado a Segunda B.

El citado Agapito ha dejado al Zaragoza en unas condiciones lamentables y con una deuda increíble. E impagable. Deuda que se explicaría si hubiera fichado a Cristiano Ronaldo y a Leo Messi a la vez, pero que clama al Cielo viendo el nivel de fichajes de la mayoría de los 129 jugadores que han jugado a lo largo de la era de este señor.

Hoy no me importa Agapito, ni su nombramiento hace ocho años en una maniobra política, aunque no pueda dejar de preguntarme para qué querrá un partido político quedarse con el Zaragoza.

Allá Agapito y la Diputación General de Aragón con sus cosas. Pero los banqueros, bancarios o financieros de diverso pelo que le fueron prestando dinero, ¿dónde están? ¿Han hecho, o les han hecho, examen de conciencia?

Un grupo de personas de Zaragoza ha pagado ocho millones de euros y Agapito se ha ido. Ahora dicen que quieren dar el pase a un fondo de inversión árabe en el que parece que participa la familia Cruyff. También anda por allí Laporta, el expresidente del Barcelona. Además piensan, si falla el árabe, pedir dinero al padre de Iniesta, que una vez prestó dinero al Albacete.

En todo este lío, algún día, algunos de estos señores irán a un banco, presentarán sus proyectos y el banco les prestará dinero, mucho dinero, con el que podrán fichar otros 129 jugadores, construir un nuevo campo contando con la recalificación de la Romareda, y así, el Zaragoza, de aquí a unos años, estará jugando la Champions o perdido en Tercera regional, grupo VI.

Y no habremos aprendido nada. Y lo que hizo Draghi, que para entonces habrá sido sustituido como presidente del BCE por otro exempleado de Goldman Sachs, no habrá servido para nada.

Soñar es bueno. Y soñando, se me ocurre pensar que, de aquí a unos años, recordaremos que el 5 de Junio de 2014 los bancos volvieron a hacer de bancos, contrataron a gente vieja que sabía en qué consistía el negocio y dejaron en segunda fila a los que habían brillado mucho en la época en que el banco hacía de todo menos de banco.

Y que aquel día fue el comienzo de una nueva época en la que, en las cuentas de resultados de los bancos, el porcentaje del margen de intereses sobre los resultados netos creció, el de comisiones netas bajó y también descendió el ROF, donde se contabilizaban los beneficios que obtenían los bancos al captar barato el dinero que les prestaba el BCE y prestárselo caro al Estado.

Y así llegó el dinero a la "economía real" y dejó de llegar a la otra. Y algún club de fútbol desapareció y, en confianza, no se perdió nada. Y la peluquera de San Quirico compró el secador. Y contrató auna empleada. Y hubo una persona en paro menos en el pueblo. Y, al cabo de un cierto tiempo, compró otro secador, porque el director de la Caja de Ahorros le conocía de siempre –habían bailado en el envelat (entoldado) en las fiestas del pueblo de al lado, donde se habían encontrado con mí amigo de San Quirico que bailaba con su mujer– y porque ese directivo no aspiraba a salir en El Heraldo de Aragón como uno de los protagonistas de la quita multimillonaria que, fruto de la torpeza del anterior director, la Caja de Ahorros de San Quirico había tenido que hacer al Real Zaragoza Club de Fútbol.

Y alguno de los viejos de la localidad que, de pequeño, había ido con su padre al fútbol en el campo de Torrero, irá a ver al Zaragoza, que estará en Primera, en Segunda o en Tercera, pero con la cara muy alta, porque por primera vez en muchos años y gracias a que la banca no le dio créditos, hasta podrá pagar la nómina de los jugadores.

Lo del 5 de Junio fue espectacular. Draghi, que se suelta el pelo y dice que ya basta de austeridad. Que ahora, a echar dinero a la economía. Mejor dicho, a que los bancos echen dinero a la economía.

Les baja el tipo de interés al 0,15%, anuncia la barra libre e inventa la comisión de mantenimiento, hace años ideada por nuestras entidades financieras, y les cobra el 0,1% por guardarles el dinero en la facilidad de depósito, a ver si se animan y se lo llevan de ahí y nos lo traen, que nos vendrá muy bien.

El Gobierno español colabora y hace que los bancos bajen las comisiones por el uso de tarjetas de débito y crédito.

Me parece que Draghi se apunta el tanto y que Soraya Sáenz de Santamaría, también. Pero, una vez apuntados los tantos, ¿llegará el dinero a la peluquera de San Quirico, que quiere comprar un secador y, si lo compra, contratará a otra peluquera? Porque si al final no llega, hemos hecho, una vez más, un pan como unas tortas.

Como, además, con muchos sudores, nos hemos portado bien, ha bajado la prima de riesgo, con lo que el Estado les pagará menos a los bancos cuando le presten dinero. Comprendo que con la peluquera tienen más riesgo que con Montoro y De Guindos, pero hombre, un esfuercico no vendría mal. Y la peluquera es de fiar. No la puedo avalar porque mi abuelo siempre me aconsejó que no avalase ni a la reina Isabel de Inglaterra. Pero es de fiar.

Ahora, los bancos españoles importantes pasarán un nuevo test de estrés antes de ser supervisados por el Banco Central Europeo (BCE). Supongo que saldrán con buena nota, porque llevan mucho tiempo limpiando sus porquerías.

O sea, que hay buenas noticias. Y que los bancos, en esta nueva época que empieza ahora, contratarán gente preparada para el nuevo negocio (hacer de bancos), porque a los que sabían se les olvidó por falta de práctica o los echaron por innecesarios, y los contratados en estos últimos años no aprendieron porque tenían que dedicarse a otras cosas.

Ha dicho Obama que hay que hacer un examen de conciencia. Se ha referido a eso que pasa en Estados Unidos que permite que todos tengan un arma en casa, que la saquen a pasear de vez en cuando y, si llega la ocasión, la utilicen contra el que les parezca oportuno.

Lo del examen de conciencia es muy viejo. Lo recomienda el Concilio de Trento, que ya sé que no tiene muy buena prensa, pero que, recomendado por Obama, igual se vuelve a poner de moda.

Examen de conciencia para que, ahora que los bancos van a tener dinero, lo pongan en eso que han llamado la economía real y no en farfolladas como las que sigo viendo por ahí.

Además de los dos periódicos de donde saco mi ciencia (¿?), ahora leo el Heraldo de Aragón. He estado mucho tiempo sin el contacto diario con mi tierra que te da leer un periódico de allí. Como es natural, ahora se habla de Agapito, persona que, en Zaragoza, no necesita que se le añada el apellido, porque allí es muy conocido por las maravillas que ha hecho con el Real Zaragoza Club de Fútbol, mi equipo, que, con ese nombre que recuerda glorias pasadas, ha conseguido quedarse en Segunda División, tres puntos por encima de los que han bajado a Segunda B.

El citado Agapito ha dejado al Zaragoza en unas condiciones lamentables y con una deuda increíble. E impagable. Deuda que se explicaría si hubiera fichado a Cristiano Ronaldo y a Leo Messi a la vez, pero que clama al Cielo viendo el nivel de fichajes de la mayoría de los 129 jugadores que han jugado a lo largo de la era de este señor.

Hoy no me importa Agapito, ni su nombramiento hace ocho años en una maniobra política, aunque no pueda dejar de preguntarme para qué querrá un partido político quedarse con el Zaragoza.

Allá Agapito y la Diputación General de Aragón con sus cosas. Pero los banqueros, bancarios o financieros de diverso pelo que le fueron prestando dinero, ¿dónde están? ¿Han hecho, o les han hecho, examen de conciencia?

Un grupo de personas de Zaragoza ha pagado ocho millones de euros y Agapito se ha ido. Ahora dicen que quieren dar el pase a un fondo de inversión árabe en el que parece que participa la familia Cruyff. También anda por allí Laporta, el expresidente del Barcelona. Además piensan, si falla el árabe, pedir dinero al padre de Iniesta, que una vez prestó dinero al Albacete.

En todo este lío, algún día, algunos de estos señores irán a un banco, presentarán sus proyectos y el banco les prestará dinero, mucho dinero, con el que podrán fichar otros 129 jugadores, construir un nuevo campo contando con la recalificación de la Romareda, y así, el Zaragoza, de aquí a unos años, estará jugando la Champions o perdido en Tercera regional, grupo VI.

Y no habremos aprendido nada. Y lo que hizo Draghi, que para entonces habrá sido sustituido como presidente del BCE por otro exempleado de Goldman Sachs, no habrá servido para nada.

Soñar es bueno. Y soñando, se me ocurre pensar que, de aquí a unos años, recordaremos que el 5 de Junio de 2014 los bancos volvieron a hacer de bancos, contrataron a gente vieja que sabía en qué consistía el negocio y dejaron en segunda fila a los que habían brillado mucho en la época en que el banco hacía de todo menos de banco.

Y que aquel día fue el comienzo de una nueva época en la que, en las cuentas de resultados de los bancos, el porcentaje del margen de intereses sobre los resultados netos creció, el de comisiones netas bajó y también descendió el ROF, donde se contabilizaban los beneficios que obtenían los bancos al captar barato el dinero que les prestaba el BCE y prestárselo caro al Estado.

Y así llegó el dinero a la "economía real" y dejó de llegar a la otra. Y algún club de fútbol desapareció y, en confianza, no se perdió nada. Y la peluquera de San Quirico compró el secador. Y contrató auna empleada. Y hubo una persona en paro menos en el pueblo. Y, al cabo de un cierto tiempo, compró otro secador, porque el director de la Caja de Ahorros le conocía de siempre –habían bailado en el envelat (entoldado) en las fiestas del pueblo de al lado, donde se habían encontrado con mí amigo de San Quirico que bailaba con su mujer– y porque ese directivo no aspiraba a salir en El Heraldo de Aragón como uno de los protagonistas de la quita multimillonaria que, fruto de la torpeza del anterior director, la Caja de Ahorros de San Quirico había tenido que hacer al Real Zaragoza Club de Fútbol.

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