La variable que se nos olvida

Llenos de noticias. Así estamos. Noticias de todos los tipos.

1. El Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que la economía española crece.

2. Dice, además, que las cosas no están muy claras. Temen que se desencadene una nueva crisis financiera.

3. Que el 70% de los bancos europeos (el 40% a escala mundial) no pueden proporcionar crédito suficiente para la recuperación (sería conveniente que nos dieran los nombres del 30% a nivel europeo y del 60% a nivel mundial para que mis amigos farmacéuticos pudieran pedir un crédito puente hasta que la Generalitat catalana les pague).

4. Que habrá un bajo crecimiento en las economías avanzadas debido al excesivo endeudamiento público y privado (¡nos lo van a decir a nosotros!) y al envejecimiento demográfico.

5. La epidemia de ébola le preocupa mucho a mi mujer. También a bastantes millones de personas. Las bolsas bajan. Mucho enfado porque han sacrificado al pobre Excalibur, el perro de la enfermera afectada por el virus. Veo estimaciones económicas de lo que nos va a costar la enfermedad (me molesta bastante que todo lo reduzcamos a euros). Se está acelerando la fabricación de la vacuna.

6. Los de ISIS siguen haciendo de las suyas. Por cierto, "las suyas" son terribles. El califato, en construcción. Mi mujer sigue preocupada. Se ha acostumbrado a vivir de una manera y lo del califato no le acaba de convencer.

7. Espero la EPA del tercer trimestre, que saldrá hacia el 20 de octubre. Si la cifra es sustancialmente inferior (100.000 personas, por ejemplo) a las 5.622.900 del segundo trimestre, buena noticia. Si no, mala, a pesar de lo que diga el FMI.

8. Artur, una vez más, desnortado. Siguiendo sus metáforas marítimas, es un náufrago en una isla desierta, llena de desnortados que van diciendo cosas, sin acertar nunca y perdiendo elecciones siempre (ahora va a por la cuarta).

9. Mariano, 'gallegueando', como hacía Franco. Se calla, habla poco, habla de otra cosa, cede cuando no tiene que ceder (la cantidad de niños Excalibures que ha habido desde el otro día y nadie ha protestado), aprieta a veces (hemos colocado a Arias Cañete en el gobierno europeo chantajeando, o sea, si no votas a Miguel, no voto a Pierre Moscovici).

10. Tarjetas black, compra de partidos de fútbol, piratería de partidos de fútbol por Internet... todo un paquete.

11. Gente que se ha acogido a la amnistía fiscal (usted trae el dinero aquí, paga el 10% y yo me olvido) y a la que se le pregunta de dónde lo ha sacado. Yo pensaba que la amnistía era amnistía, o sea, "¿usted era comunista?, ¡bienvenido!"; ¿usted sacó dinero fuera de España o no lo trajo nunca?, ¡bienvenido!". Pues no. Era: "¿Usted regulariza? Sí. ¿De dónde lo ha sacado?". No me extraña que hayan regularizado pocos.

Mientras voy haciendo la lista, recibo un WhatsApp de los centenares que me llegan a lo largo del día. Menos mal que la mayoría dicen jajajá, o jejejé, con lo que me resulta muy fácil leerlos antes de irme a la cama, que es cuando lo hago.

Ayer noche recibí uno que me rompió los esquemas:

"La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: "¡Uf, vaya viajecito!".

(El autor es Hunter S. Thompson, de quien no había oído hablar hasta ahora. Me voy a Wikipedia y veo que este mozo es el creador e icono del periodismo gonzo, "un modelo de periodismo que plantea eliminar la división entre sujeto y objeto, ficción y no-ficción, y objetividad y subjetividad". No entiendo muy bien la definición, pero me gusta lo que Hunter dice sobre la muerte. (Como ahora está mal visto hablar de la muerte, cambio la palabra y le llamo "el final de la vida". Y si os gusta más, "el derrape".)

O sea, que mientras me preocupo del FMI, Artur, el ébola y Mariano, hay un señor, que falleció en 2005, que me recuerda que la gente se muere. O sea, que tú te mueres y que yo me muero. Y que, hasta ahora, siempre se han muerto los demás. Pero que un día, uno de los "demás" seré yo y los demás seguirán pensando que se mueren los demás.

Ese señor me dice, además, que me olvide de pensar que llegaré al final guapo, alto, fuerte y atlético. Que bastante haré con llegar derrapando, despeinado, sucio del camino y diciendo: "¡Vaya viajecito!".

Como leo el WhatsApp mientras se me van cerrando los ojos de sueño –hoy me acuesto tarde y no he dormido la siesta–, me da un pronto. Iba a decir un ataque, pero lo que me da es mucho menor. Es un pronto de relativización. Y me acuerdo de un amigo empresario, muy importante en el sector financiero, que me dijo: "No hacemos más que recibir planes estratégicos, siempre pensando en el futuro. Los estudiamos, hablamos con los responsables, comemos con ellos, les miramos a la cara, parecen buena gente, y con frecuencia lo son, pensamos que allí hay negocio y que han tenido en cuenta todas las variables lógicas, les damos el crédito, nos damos la mano, todos muy satisfechos..."

"A los tres días, vemos en la prensa una esquela. Se murió el que vino a vernos, pletórico de vida, de ilusiones... Había tenido en cuenta todas las variables. Sólo se le olvidó una: el derrape".

Y con el pronto me duermo.