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De Jordi a Rana, pasando por Artur y Javier
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Leopoldo Abadía

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De Jordi a Rana, pasando por Artur y Javier

No sé qué les pasa a estos chicos. Están nerviosos y no atinan. Jordi va al Parlament y les pega una bronca a los parlamentaris. Artur

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No sé qué les pasa a estos chicos. Están nerviosos y no atinan. Jordi va al Parlament y les pega una bronca a los parlamentarios. Artur se entrevista –quiero decir, se enfrenta– con periodistas, les explica cómo va a ser el plan B que se le ha ocurrido por la noche y cuando una le habla de "simulacro" de consulta, se encara con ella y repite unas cuantas veces la palabra “simulacro”, como si la periodista le hubiera mentado a su padre.

Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, después de decir unas cuantas tonterías sobre la pobre enfermera con ébola, recuerda que puede dimitir cuando quiera, porque es médico y tiene la vida resuelta.

¿Qué les pasa?

A mí siempre me ha parecido que el que ataca así es que tiene un complejo de inferioridad gordo. Que piensa que el puesto le viene grande, muy grande, y que tiene que defenderse de los malos como sea. (Los malos son todos los demás, excepto los que le dicen que usted es muy listo y muy guapo y que qué bien irían las cosas si hubiera muchos como usted.)

(Me acuerdo de un amigo mío que le decía a otro: “Tú no tienes complejo de inferioridad: tú eres inferior”. El segundo se reía, porque todos sabíamos lo que valía y, gracias a Dios, sigue valiendo.)

Llego a pensar que estos chicos, en su fuero interno, se sienten inferiores a los parlamentarios, a la periodista que hace preguntas o a los que se preocupan por el ébola.

En cualquier caso, el espectáculo es deprimente. Ver a unas personas, en teoría de buen nivel, perder los papeles de ese modo resulta patético.

En cambio…

Leo todas las semanas Time Magazine. Son muchos años de fidelidad a la revista y le he cogido el tranquillo. Hay artículos que me los salto y otros que me gustan, como en todas partes.

Pero no me pierdo nunca lo que escribe Rana Foroohar, que es assistant managing editor in charge of economics and business, y que, por eso, debe saber bastante de economics y de business, porque, si no, no le habrían contratado. Esta señora publica un artículo en el ejemplar del 2 de octubre en el que habla de Carmen Segarra, de la que, en confianza, yo no había oído hablar nunca. Por el nombre, hubiera pensado que era una empleada del supermercado de San Quirico y resulta que no, que trabaja (trabajaba, porque la han despedido) en la Reserva Federal Americana.

A Carmen le ha dado por contar, durante 46 horas –o sea, dos días enteros menos dos horas, que ya es hablar– los chanchullos financieros de Estados Unidos, entre ellos, el pago de 40 millones de dólares que le ha hecho el Santander a Goldman Sachs (entidad financiera ubicua, o sea, presente en todo tiempo y lugar), por lo que Rana llama “to hold shares” en una subsidiaria brasileña para poder cumplir con la normativa de la Autoridad Bancaria Europea (EBA para los que sabemos inglés).

Yo soy ingeniero y lo de “hold shares” me sonaba un poquico raro, sobre todo por la comisión (“fee”, lo llama Rana) de 40 millones de dólares, que eso sí que es una comisión y no las cicaterías que vemos por aquí.

Tengo muy buenos amigos, algunos economistas. De vez en cuando, les consulto dudas: “Oye, esto me parece que es así: ¿está bien o está mal?”. Como son muy buena gente, en vez de contestarme: “El gurú oficial eres tú; ya te las apañarás", me contestan cariñosísimos, dándome la razón o quitándomela, y, con frecuencia, añadiendo explicaciones que me van muy bien y que contribuyen a mantener mí prestigio.

Esta mañana he reunido a mi comité asesor. La ventaja de internet es que les envío correos y me contestan inmediatamente. Así da gusto tener reuniones.

De sus contestaciones y de lo que yo he discurrido, que también vale, deduzco que lo de hold shares consiste en:

1. Santander tenía en su Activo unas acciones que no eran como para presumir.

2. Vende esas acciones a Goldman Sachs (GS) a precio de mercado, supongo.

3. GS le paga en dinero.

4. En el Activo de Santander ya no están las acciones, un poco cochambrosas, sino unos dólares majos.

5. Como consecuencia, el Activo queda mucho más bonito y le gusta más a la EBA.

6. Seguramente, la venta ha sido temporal con un compromiso de recompra de las acciones por parte del Santander a GS cuando mejore el tiempo.

7. Por esta operación, Santander paga a GS una comisión de 40 millones de dólares, porque la vida es dura y hay que sobrevivir, aunque hay gente mala que dice que ha cobrado 40 millones por vigilar una maleta. Criticones que hay por el mundo.

Rana dice que así se aseguraba que el banco español aparecería más guapo sobre el papel que lo que era en realidad. La EBA le felicitará y Fernando Alonso podrá correr con las pegatinas del banco sin avergonzarse.

Con el fin de redondear la operación y que no sirva solo para este caso, sino para otros con los que pueda encontrarse el buen samaritano Goldman Sachs en su azarosa vida, un colega de Carmen Segarra dijo a los que se encargan de examinar las cuentas de GS que les comunicasen que "nuestro interés y nuestro deseo de entender mejor las cosas de los mercados financieros no debe considerarse como una crítica a su firma”. ¡Otros con complejo de inferioridad! Que no se enfade GS.

No sé qué les pasa a estos chicos. Están nerviosos y no atinan. Jordi va al Parlament y les pega una bronca a los parlamentarios. Artur se entrevista –quiero decir, se enfrenta– con periodistas, les explica cómo va a ser el plan B que se le ha ocurrido por la noche y cuando una le habla de "simulacro" de consulta, se encara con ella y repite unas cuantas veces la palabra “simulacro”, como si la periodista le hubiera mentado a su padre.

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