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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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A ver si lo entiendo...

Mí amigo de San Quirico está como en sus mejores tiempos. Hoy hacemos el desayuno completo, mucho más importante y más serio que el "Continental" de

Mi amigo de San Quirico está como en sus mejores tiempos. Hoy hacemos el desayuno completo, mucho más importante y más serio que el 'continental' de los hoteles. Como este mes ya llevo seis 'continentales', puedo comparar y juzgar con toda autoridad.

Me dice que, como las cosas están complicadas, ha decidido irse a Fráncfort –virtualmente, me aclara–, presentarse en el despacho de Mario Draghi y ayudarle a discurrir. Virtualmente, insiste. Dice que, si consigue discurrir como Mario –desde que ha ido a su despacho le ha tomado confianza y le llama por su nombre–, si lo consigue, repite, entenderá todo lo que está pasando. Como mi amigo es muy listo y por eso es muy humilde, dice que espera entender "casi todo". Y luego, con su sonrisa pícara, añade: "O sea, como Mario, que tampoco entiende todo todo".

Empieza diciéndome que a Mario le encargaron que controlara la inflación y que la controló. Que Ángela –"tu amiga", dice– le ayudó y le animó.

Meto baza y le digo que, de pequeño, yo jugaba con unos billetes alemanes, muy grandes, de miles o de millones de marcos, de alguna inversión que debió hacer mi abuelo y que sirvió para eso, para que jugase yo. A Ángela le debió pasar lo mismo y por eso piensa que lo de la inflación es un invento diabólico.

Sigue mi amigo. Piensa que a Mario se le ha ido la mano, y tanto apretar en la inflación empieza a oler a deflación. Y me dice que conoce a uno del pueblo de al lado, que como no vende todo lo que querría vender, baja los precios. Como baja los precios, reduce los sueldos, empezando por el suyo. Como bajan los sueldos, él y sus empleados compran menos en las tiendas del pueblo. Como las tiendas venden menos, bajan los precios...

Le corto, porque este, desde que trabaja con Mario, tiene una visión macro que, combinada con la micro, le convierte en una autoridad. Y como habíamos quedado en que el gurú era yo, algo tengo que decir para mantener el puesto.

Le digo que Mario no puede hacer lo que hace Janet, que es como llamamos los amigos a la señora Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed) Americana. No puede hacerlo porque a ella le encargaron que estimulara el crecimiento y, además, heredó de Bernanke una máquina de fabricar dólares a todo taco. Janet pensó que fabricar 85.000 millones de dólares al mes era mucho fabricar y ahora que quiere fabricar solo 15.000 ("retirar los estímulos", le llama) la gente se empieza a poner nerviosa. Parece que, en cuanto uno se dopa, aunque sea con drogas legales, le coge gusto.

Pero algo hay que hacer. Y mi amigo, desde el despacho de Mario, y yo desde el bar, mientras voy tomando la copa de Cardhu, que cada día está más rico, recordamos cuando Mario fabricó dinero y se lo prestó a los bancos y los bancos, o se lo guardaron o se lo prestaron a los estados, por aquello de que cuanto menos riesgo, mejor, que no están las cosas como para ponerse en peligro prestando a señores y a empresas que vete tú a saber si te lo devuelven.

Como además, el BCE tenía una hucha, empezó a cobrar a los bancos comisión de mantenimiento, para que, cuando tengan tentaciones de guardarlo allí, se lo piensen dos veces.

Ni aun así.

Luego, Mario inventó otra cosa y, para darle un poco de sabor picante, la llamó "barra libre". Ofreció muchos euros, con la condición de que fueran para dar crédito a las pymes, pero los bancos no picaron, porque si dan esos créditos, igual su balance queda un poco más feo y en el test de stress no les ponen "excelente". (Aquí no vale lo de "progresa adecuadamente". O sacas "excelente" o te suspendo. Y si te suspendo, vete a buscar capital por ahí).

Mario debe tener ascendencia aragonesa, porque es tozudo y no "rebla", palabra aragonesa que he utilizado alguna otra vez y que quiere decir que no se rinde.

Ahora se le ha ocurrido "comprar bonos titulizados de deuda privada española y francesa". Mi amigo no lo entiende y pone cara de escepticismo despreciativo. Yo, que le conozco bien, sé que la palabra "titulización" le pone muy nervioso, porque le recuerda los paquetitos de hipotecas buenas, regulares y porquería que algunos bancos vendieron y algunos bancos compraron, organizándose el lío que todos conocemos.

A la cara de escepticismo a la que me acabo de referir, añade otra de ignorancia supina, que demuestra que no entiende la operación. Le veo preguntarse –preguntarme– quiénes son los "privados", españoles y franceses, que deben dinero o a los que se les debe dinero; si deben, a quién; si se les debe, quién.

Tampoco tengo la más mínima idea, pero como no hago más que repetir que hay que discurrir, doy la vuelta al mantel de papel, que está un poco manchado de grasa, porque se me ha caído un trozo de jamón ibérico, cojo el boli y empiezo a discurrir.

1. Lo primero que se me ocurre es que si te compran deuda, es que tú la tenías en el activo.
2. De ahí deduzco que tú habías prestado dinero a alguien, "privado". Alguna empresa, algún amigo tuyo, algún desconocido.
3. Como no tenías euros en el activo, sino "deudas privadas", no podías prestar a más empresas, más amigos, más desconocidos.
4. Ahora que te han comprado, con euros, esas deudas, tú tienes dinero y puedes seguir haciendo negocio.
5. La deuda se la ha quedado el que te la ha comprado.

Al llegar aquí, mi amigo dice "¡los bancos!", como cuando en aquella vieja adivinanza, cuya solución era "¡la gallina!".

Y, como cuando ve algo claro, no hay quien le pare, y, además, se convence en seguida de que se le la ocurrido a él, me dice -casi me grita- que Mario, para convencer a los bancos, les quita las deudas, comprándoselas, y les dice: "venga, chicos, hala, que he fabricado dinero esta noche. En realidad, como yo no puedo tener máquinas de fabricar dinero, me lo ha fabricado Janet y me lo ha mandado por paquete exprés. Y ese dinero os lo he puesto en el activo (en la caja, exactamente), a cambio de los compromisos de pago de unos señores o unas empresas a los que les habíais prestado dinero. Ánimo, mocicos, a ver si os animáis".

O sea, chicos banqueros, otra oportunidad para que hagáis lo que ayer dijo Ana Patricia, que "muchos de los que trabajan en bancos a veces olvidan cuál es la función de los bancos".

La semana pasada hablé de Rana Foroohar, que, al final de un artículo en Time, se preguntaba: "Si los bancos no pueden justificarse a sí mismos demostrando que están haciendo aquello para lo que se crearon –tomar dinero y prestarlo–, ¿qué es lo que los puede justificar?".

Se lo cuento a mi amigo. Luego, escribo el artículo y se lo paso. Lo aprueba. Dice que va entendiendo. Que, realmente, casi lo sabía. Pero que lo de discurrir le ha ayudado. Y que no sabe si es que otros también discurren a ver cómo le dan la vuelta a lo que se le ocurre a Mario.

Y que le da pena.

Le ha cogido cariño a Mario.

Mi amigo de San Quirico está como en sus mejores tiempos. Hoy hacemos el desayuno completo, mucho más importante y más serio que el 'continental' de los hoteles. Como este mes ya llevo seis 'continentales', puedo comparar y juzgar con toda autoridad.

Precios Sueldos Reserva Federal Mario Draghi