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Los juicios, Silvio y la deuda ilegítima
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Leopoldo Abadía

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Los juicios, Silvio y la deuda ilegítima

Leo mis dos periódicos. Juicios y juicios. Los jueces, de moda, con mucho trabajo. La corrupción nos está gustando. No por la corrupción en sí, sino

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Leo mis dos periódicos. Juicios y juicios. Los jueces, de moda, con mucho trabajo. La corrupción nos está gustando. No por la corrupción en sí, sino porque, a fuerza de meter gente en la cárcel, se están formando grupos de opinión, como si fueran equipos de fútbol de Regional. Los que dicen que no hay derecho (aquí están los amigos de Isabel Pantoja), los que dicen que sí hay derecho (aquí están los enemigos de Isabel Pantoja, que también los tiene la pobre), los que dicen que la Juez Alaya es una crack (yo, por ejemplo), etc.

Isabel Pantoja me da pena porque me acuerdo de cuando le vi en el aeropuerto de Málaga con Julián Muñoz, montados en un cochecito de equipajes como quien se monta en su caballo para ir al Rocío, sonrientes y saludando al público. Y porque me acuerdo de que iban en el avión muy acaramelados, mientras un amigo mío decía en voz alta, suficientemente alta como para que el guardaespaldas de la pareja le rompiera la cara: "¡Qué bonito es el amor en primavera!".

No me acuerdo de otras cosas porque no he visto a otros personajes montados en cochecitos de maletas ni acaramelados en los aviones. Pero ahí están, en espera de que los jueces acaben la instrucción, o que al juez en comisión de servicio le quiten la comisión y el servicio y pierda su protagonismo. (Supongo que esto lo hacen para que los jueces no se lo crean. En tiempos de Franco, decían que el ministro Arias Salgado velaba por la castidad de los españoles. Ahora alguien, no sé quién, pero ya me enteraré, vela por nuestra humildad. Empieza por los jueces y, en cuanto alguno despunta un poco, le quitan la comisión y hala, a ser sólo juez, que tampoco está mal, pero que no sales en los telediarios.)

Juicios y juicios. Opiniones y opiniones. Hasta ahora, todos sabíamos de religión, de publicidad y de fútbol. Ahora sabemos también de justicia. Además, sabemos un poco de economía, pero como la economía nos toca el bolsillo y acabamos metiéndonos con la señora Merkel madre, o sea, con la madre de la señora Merkel a quien todos conocemos, nos vamos al fútbol, a la religión o a los jueces, que es menos molesto.

Hablando de juicios, me encuentro con el inefable Silvio Berlusconi. Veo una foto suya. Entre operaciones estéticas y peluquines, está hecho una pena. Pero como tiene más moral que la Ponferradina, que le ha quitado el puesto al Alcoyano y que hace dos jornadas, perdiendo 4-0 con el Zaragoza, hizo que me pusiera nerviosísimo porque veía que iban a empatar; como tiene mucha moral, digo, le ha dado por presentarse a las elecciones próximas (siempre hay elecciones próximas y por eso les queda poco tiempo para gobernar).

Su programa me encanta, aunque hay algunas cosas que ya no necesito. Veterinario para Helmut, nada, porque el pobre Helmut se murió. Operaciones de cataratas gratis, nada, porque ya me las hicieron. Dentaduras postizas, nada, porque dientes auténticos me quedan pocos.

Quiere que vuelva la lira, pero no del todo. Si gana las elecciones, habrá liras y euros, con lo que, lógicamente, los prestamistas harán dos colas: la de los que quieren cobrar en euros y la de los que quieren cobrar en liras, cola que, no sé por qué, pienso que estará absolutamente vacía. También pienso que habrá bofetadas para ponerse en los primeros puestos de la cola buena, porque algunos mal pensados dirán que el dinero se va a acabar pronto. Por supuesto, los que –milagrosamente– cobren y los que –sin necesidad de milagro– no cobren, no volverán a prestar dinero nunca a Italia, ni con Berlusconi ni sin Berlusconi, no vaya a ser, en este último caso, que Berlusconi se vuelva a operar, se compre un peluquín rubio y con rizos y se presente otra vez.

¡Qué fácil es hablar! Hace mucho que nadie me pregunta qué haría yo si fuera presidente del Gobierno. Deben pensar que, para lo que voy a contestar, no merece la pena perder el tiempo.

Pero, visto desde fuera de la Moncloa, desde un despacho que me ha prestado mí hijo Gonzalo mientras arreglan el que se me quemó, le diría a Mariano:

1. Que siga obedeciendo a Ángela.

2. Que sólo hable de tres cosas:

-El déficit, que el día 31 debe estar en 55.000 millones.
-La deuda, que el día 31 estará en el billón de euros, millón más, millón menos.
-Las personas sin empleo, que el día 31 deberían ser, por lo menos, 100.000 personas menos que las de la última EPA, que eran 5.427.900.

3. Yo no hablaría de más cosas, aunque algunos quieran hablar y hagan ruido, porque mientras esos chicos tengan que ir todos los meses a Madrid a cobrar la nómina, con mi silencio les estaría diciendo aquello que dijo un personaje que ahora lo está pasando un poco mal: "Avui, no toca".


P.S.

1. Cuando hablo de la deuda y digo "millón más, millón menos", me doy cuenta, una vez más, que hemos perdido el respeto al dinero de verdad.

2. Y vuelvo a insistir en una idea que tuve hace años y que motivó que, en el programa de Buenafuente, me regalasen un billete de 100 pesetas con mí efigie. Deberíamos institucionalizar el Día Nacional de la Peseta, en el que, sólo por ese día, funcionaríamos con pesetas. Y así nos daríamos cuenta de que "millón más, millón menos" se diría "ciento sesenta y seis millones trescientas ochenta y seis mil pesetas más, ciento sesenta y seis millones trescientas ochenta y seis mil pesetas menos", y quizá tendríamos un poco más de prudencia.

3. Silvio, si ganas y prospera tu idea de la lira y el euro, la cantidad de liras que tendrías que fabricar sería prácticamente infinita.

4. Como últimamente he oído hablar de la deuda legítima y la no legítima, podías poner la ilegítima en liras y, como no hay que pagarla, te ahorrarías la fabricación.

Leo mis dos periódicos. Juicios y juicios. Los jueces, de moda, con mucho trabajo. La corrupción nos está gustando. No por la corrupción en sí, sino porque, a fuerza de meter gente en la cárcel, se están formando grupos de opinión, como si fueran equipos de fútbol de Regional. Los que dicen que no hay derecho (aquí están los amigos de Isabel Pantoja), los que dicen que sí hay derecho (aquí están los enemigos de Isabel Pantoja, que también los tiene la pobre), los que dicen que la Juez Alaya es una crack (yo, por ejemplo), etc.

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