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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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2015, un año normal

Empieza un año y oigo muchos deseos: que seamos muy felices, que sea mejor que el 2014, que, por lo menos, sea como 2014…Tropiezo con Pedro

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Tropiezo con Pedro Muñoz Seca, que enLa venganza de don Mendodice que“todos iguales para mí seréis: trece, catorce, quince o dieciséis”.

Como si, por el mero hecho de ver y oír por la tele las campanadas de la Puerta del Sol o similares, y comerse unas uvas y beber una copa de cava del que se pueda beber, porque con eso de los boicots regionales es difícil a veces conseguir el que te gusta, y dar abrazos y besos a los que te rodean, lo malo hubiera desaparecido para siempre y se nos presentase un camino de rosas. Sin espinas.

Pero ¿qué es lo que entienden muchas gentes por´un año bueno´, ´un año lleno defelicidad´, etc.? Es, a no dudarlo, que no sufráis en este año ninguna enfermedad, ninguna pena, ninguna contrariedad, ninguna preocupación, sino al contrario, que todo os sonría y os sea propicio, que ganéis bastante dinero y que Hacienda no os reclame demasiado, que los salarios se vean incrementados y el precio de los artículos disminuya, que la radio y la tele y los periódicos os comuniquen cada día buenas noticias. En pocas palabras, que no experimentéis ningún contratiempo”.

A lo que dicen Pedro y Georges le añado una pizca de mis dotes de adivino: en este año 2015 tendremos alguna pena, alguna enfermedad, alguna contrariedad, alguna preocupación.

Continúo profetizando:

No todo nos sonreirá. El dinero que ganemos no será en ningún caso“bastante”(algunos, sí, pero hablo de la gente con la que me voy a encontrar a lo largo del año. No sé qué me pasa, que con“los otros”no me encuentro).

Hacienda no nos exigirá demasiado. Solo el 39% del producto interior bruto (PIB), según acaba de decir Cristóbal. Y ese 39%, en euros, son 390.000 millones.

Garantizo que la radio, la tele y la prensa no nos darán cada día buenas noticias. Para profetizar eso no hace falta ser Jeremías, Isaías ni ninguno de los otros profetas mayores ni de los menores.

Habrá gente que se siga portando muy bien (hay muchos) y gente que se siga portando muy mal (hay algunos). Muchos que se preocuparán por ayudar a los demás y algunos que dedicarán su inteligencia y su voluntad a hacer daño (esta vez no digo“a sembrar odio”para que nadie piense que tengo obsesión. Pero la tengo).

Esta es la situación. Y ahí es donde nos hemos de mover. Habrá elecciones, ya lo he dicho. De todo tipo. Y los Arriolas y Errejones y los similares en el PSOE y en C y en U y en el PAR y en Coalición Canaria y en el PNV y en ERC, que no sé cómo se llaman, pero que alguno habrá, venga a estudiar encuestas y a hacer proyecciones, extrapolaciones y a matarse a trabajar.

Todos nos prometerán el oro y el moro. Y algunos se lo creerán. Y otros, los que intentan tener criterio, no se lo creerán. Simplemente, discurrirán, demostrando lo que todos sabemos: que para discurrir no hace falta ser doctor por Harvard, porque, en confianza, también hay doctores por Harvard que no discurren y, si discurren, más valdría que no discurrieran. (He puesto Harvard como podía haber puesto la Universidad Regional de San Quirico.)

Lo que ganen esas empresas lo perderán los bancos, porque antes delQuantitativeEasing,o sea, ahora, el BCE fabricaba dinero y se lo prestaba a los bancos, que se lo prestaban a los Estados, hábil maniobra en la que, lo que captaban al 0,05% lo colocaban a más %, el“más” dependiendo de cómo estuviesen las cosas.

Estados Unidos y Arabia Saudí continuarán silbando, haciéndose los distraídos, y apretando el cuello a Vladimir, que se creía que era el rey del mambo y no pasaba de ser el chulo que bailaba en Lavapiés para las fiestas de la Virgen de la Paloma. Y a los Maduros y similares les pasará lo mismo. Porque basar todo en el petróleo y que el petróleo se te hunda tiene que ser muy desagradable.

España, con Mariano como presidente y un vicepresidente de su partido, o con Mariano de presidente y Susana Díaz de vicepresidenta, cosa que nunca se me hubiera ocurrido a mí, pero que se le ha ocurrido a un amigo mío de Zaragoza, o con Pablo como presidente o con un tripartito formado por Pedro, Pablo y Oriol J., que sería el colmo de la locura, pero peores cosas se han visto, tendrá que recordar los dos principios fundamentales de la economía, que, a fuerza de repetirlos, me los he aprendido:

Que no se puede estirar el brazo más que la manga.

Y todo lo que vaya contra esos dos principios hará que unos sin criterio digan“¡viva, viva!”y que otros, con criterio, digan“¿dónde nos quiere meter esta gente?”.

A mí me parece que esta combinación no nos tiene que sorprender, porque la vida, que también empieza, sigue, sigue, sigue y un día se acaba, eseso. El Paraíso Terrenal cerró hace unos años.

Esose llama normalidad.

¡Feliz y normal año 2015!

Tropiezo con Pedro Muñoz Seca, que enLa venganza de don Mendodice que“todos iguales para mí seréis: trece, catorce, quince o dieciséis”.

Radio Petróleo Salarios de los españoles Sueldos Trabajo PIB Susana Díaz Prensa