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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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En San Quirico hay un supermercado. Han hecho obras y lo han dejado muy majo. Acogedor, como siempre. Como los dueños y los empleados. Allí te

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En San Quirico hay un supermercado. Han hecho obras y lo han dejado muy majo. Acogedor, como siempre. Como los dueños y los empleados. Allí te sientes en casa. El día de la reinauguración, me reía con el propietario, recordando las cuentas que nuestra familia solía tener pendientes cuando, en vez de pagar al contado,apuntábamos.Esa era la palabra técnica, que quería decir:“ya te pagaré cuando pueda. Mientras tanto, fíame, por favor”.Apuntaba mi mujer, apuntaba yo, y, peor aún, apuntaban nuestros hijos. Y mucho peor, apuntaban los amigos de nuestros hijos, mediante una frase quesiempre surtía efecto:“póngalo en la cuenta de los Abadía”.

O sea, como ahora España, Estados Unidos, Italia, Francia, Grecia… Siempre pienso que mi familia y yo fuimos unos adelantados a nuestra época. Lo bueno era que no nos cargaban intereses, aunque no podíamos amenazar con una quita o con dejar de pagar, aunque solo fuera por vergüenza torera.

En una de las paredeshan puesto unas tarjetas postales de hace muchos años como parte de la decoración. Todas, menos una, están por el lado de la foto, en blanco y negro. En una se puede leer lo escrito. Me entra la curiosidad. Es del 22 de noviembre de 1933. Yo tenía tres meses y medio. Una señora le escribe a otra. No es el clásico texto de postal:“Desde este lugar maravilloso”. Esta va en serio:“La humanidad no ha avanzado nada. Tu carta, ya la contestaré después de laselecciones municipales”.

Compruebo la fecha. Sí, sí. Es de 1933, pero podría estar escrita hoy. En vez de“elecciones municipales”,habría que poner“municipales, autonómicas, generales,etc”.He puestoetc.porque alguna más habrá. Y como dice un amigo mío, buena persona, pero un poco cenizo,“no sé si nos quedará tiempo para trabajar”.

Peor sería si este amigo se refiriese a lo de que la humanidad no ha avanzado nada. Diría, estoy seguro, que ha retrocedido, y mucho. Sobre todo, si leyera la prensa de hoy, jueves, con fotos del pobre señor juzgado mientras le juzgan (pobre,aunque no se haya portado bien. Pobre). Y con fotos de los imputados en otro tema, indicando que un señor se gastó mucho dinero en“alcohol, discotecas y arte sacro”. Entiendo lo delalcohol y las discotecas, pero lo del arte sacro me desconcierta un poco. Es que el ser humano es muy complejo.

Tengo mucha suerte. Hace un par de semanas hablé de María, la amiga que se fue a Burkina Faso a ayudar a las personas de allí. Aprovechando una caja de cartón que tenemos en casa, le hemos hecho una ranura en la tapa y la hemos convertido en hucha para las bicis de Rimkieta, que así se llama la Fundación de mi amiga. Cuando viene alguien a comer a casa, le ponemos la hucha cerca, para que le entre la curiosidad y suelte unasperricas,que les vendrán bien allí.

Pero resulta que María no es la única persona buena que hay en el mundo. Ya lo sospechaba, pero hoy lo he confirmado. He ido a laCasa dels Xuclis,donde unas cuantas personas, buenas, buenas, buenas y buenas, atienden a familias cuyoschavalicos,con cáncer, están siendo tratados en el Valle Hebrón, uno de los hospitales de la Seguridad Social en Barcelona. Hace 30 años que otros, quizá alguno de los actuales, hicieron un edificio con apartamentos para esas familias, que viven como tales durante el tratamiento y descansan y tratan con otras familias y hasta, de vez en cuando, echan unas risas juntos.

Allí he rodado un vídeo en el que hablo con una cría encantadora, de lo que yo quería ser de mayor (hace muchos años) y de lo que ella quiere ser de mayor (de aquí a unos años). Una conversación deliciosa. Más deliciosa si sirve como publicidad de algo sensacional.

A la salida, me despido de los que trabajan allí. Un señor –utilizo la palabraseñoren su acepción de“persona que muestra dignidad en su comportamiento”– orgulloso, me ha dicho:“Ya llevo aquí 11 años como voluntario”.

Y me dan las gracias. El que da las gracias soy yo. Y, si supiese la dirección de la señora que escribió la postal a su amiga Pilar en 1933 y si esa señora viviera, que supongo que se murió hace años, le diría que no es verdad que la humanidad no ha avanzado, porque María, mi amiga de Burkina Faso, y las personas que trabajancon los Xuclis, me han demostrado en 15 días que la humanidad está avanzando, y mucho.

No sé si es que la gente buena abunda o yo tengo mucha suerte y tropiezo con los buenos.

Salgo de la Casa dels Xuclis y vuelvo a encontrarme con titulares de periódicos. La bolsa baja en Atenas, aquí se mantiene, un poquito más, un poquito menos. Atenas habla de quita. Debe 350.000 millones euros. Parece que a nosotros, unos 30.000. (Por algo no me gusta a mí la quita.) Los inversores, o sea, por ejemplo, el fondo que administra nuestros planes de jubilación (el mío, ya no, porque el plan de jubilación es para cuando te haces mayor y yo soy mayor hace tiempo) se llevan el dinero de allí hacia playas más tranquilas. Luego, a medida que las conversaciones avancen, que las chulerías se relajen, que Tsiprasgobierne con sentido común, etc., la bolsa subirá, los dineros volverán y seguiremos yendo a Grecia a ver monumentos y a dejarnos los euros allí. Euros que les vendrán bien para pagar la deuda, cuyos plazos de vencimiento se habrán alargado mucho y para pagar los intereses, que se los habrán rebajado.

Sigo andando y llego a otro quiosco de periódicos. Me vuelvo a parar. Más titulares: luchas internas en los partidos, personajes que dicen que ya no hablarán más porque han dicho todo lo que tenían que decir, famosas que han dejado al famoso y ya tienen otro, elecciones plebiscitarias que no se sabe si serán elecciones o serán plebiscitarias, tema en el que no puedo profundizar porque tengo cosas más importantes que hacer y porque, en el fondo, tampoco me importa mucho. Etc.

Nunca he admitido la lucha de clases. Pero hay clases, claro que hay clases. María y los Xuclis, en primera división.

Los otros, la mayoría, en 3ª regional, grupo VI (que no sé si existe, pero se entiende lo que quiero decir).

Aunque los de 3ª regional, grupo VI, chillen más.

P.S.

De todo lo que he dicho, lo más difícil, no solo para Tsipras, sino para todos los que mandan o se creen que mandan, es el sentido común. Lo he dicho como de pasada, pero es lo fundamental.

En San Quirico hay un supermercado. Han hecho obras y lo han dejado muy majo. Acogedor, como siempre. Como los dueños y los empleados. Allí te sientes en casa. El día de la reinauguración, me reía con el propietario, recordando las cuentas que nuestra familia solía tener pendientes cuando, en vez de pagar al contado,apuntábamos.Esa era la palabra técnica, que quería decir:“ya te pagaré cuando pueda. Mientras tanto, fíame, por favor”.Apuntaba mi mujer, apuntaba yo, y, peor aún, apuntaban nuestros hijos. Y mucho peor, apuntaban los amigos de nuestros hijos, mediante una frase quesiempre surtía efecto:“póngalo en la cuenta de los Abadía”.

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