Es noticia
Estoy preocupado
  1. España
  2. Desde San Quirico
Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

Por

Estoy preocupado

Pienso que esas personas que me encuentro y que están preocupadas y que me hablan de la que estamos liando no tienen miedo de los cambios políticos

Foto: Ada Colau, alcaldesa de Barcelona (3i) junto a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid (3d). (EFE)
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona (3i) junto a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid (3d). (EFE)

Tengo un amigo que vive en Estocolmo desde hace años. Cada cierto tiempo, nos mandamos correos y nos ponemos al día. Hace poco, le felicité por su cumpleaños. Me contesta agradeciéndomelo y pone una postdata: "¡La que estáis liando por ahí!".

Me pasa muchas veces. Que no me entero. Que pasan cosas y me resbalan. Luego, alguien me dice que son importantes y pienso: "Leopoldo, todo el mundo hablando de eso y tú, como siempre, en la luna".

Esto me preocupa. Me preocupa no estar preocupado ahora, porque, por lo que voy oyendo, tendría que estarlo.

Es verdad que las elecciones municipales han producido un vuelco. Supongo que vuelco de fondo, que hace que los políticos hagan gestos, guiños les llaman ahora, de forma, con un cierto grado de infantilismo tontín, que me da un poquico de risa.

Ada,yendo a parar unos desahucios que ya estaban paralizados; volviendo a trabajar en metro mientras entran unos señores con bicicletas y ella tuitea; Manuela, saludando a los que van haciendo footing por la calle...

Demagogia pequeñita que no durará mucho. En cuanto a Ada le cueste dos horas y media llegar de casa al Ayuntamiento porque al verla tan cercana –otra palabra de moda–le paren por la calle mujeres, hombres y niños para contarle sus problemas, decidirá que, si va en coche, podrá trabajar más. Empezará cogiendo un taxi, pagará, pedirá el recibo para presentarlo al cobro como gasto autorizado y, después de unos cuantos viajes, acabará pidiendo el coche oficial, resolviendo el problema laboral del chófer del alcalde, que con tantos gestos/guiños está viendo peligrar su puesto de trabajo.

No consigo estar preocupado. Lo que sucede me parece normal. Porque lo normal es que en la vida haya tramos cómodos e incómodos

Después de unos días y de hacer las limpiezas que haya que hacer en los recién nombrados, porque con las prisas no han mirado bien todos los currículumsy se les han colado algunos/as absolutamente impresentables, se pondrán a trabajar de verdad. (Nota: ya sé que el plural de curriculum es curricula, pero me suena mejor currículums.)

Para empezar, me gustaría muchoque nos dijeran cuánto dinero se han encontrado en la caja del Ayuntamiento y en las de las entidades más o menos municipales. Me da miedo que, llevados de los gestos/guiños, decidan gastárselo inmediatamente, mirando a las urnas, cosa que los políticos aprenden en seguida, pensando que, en cuanto se acaben los euros, se echa la culpa a Madrid y ya está. (Los de Madrid también echan la culpa a Madrid, departamento Administración Central y todo resuelto.)

Ser alcalde en Madrid, Barcelona, Zaragoza oValenciano debe ser fácil y me parece que no todo el mundo está preparado, aunque a muchos les siga gustando la frase "a mí me hizo máster la vida". Por eso, Ada, Manuela, y otros nombres de la geografía española, por favor, si hay algunos/as concejales/as un poco/bastante ceporros/as, haced que estudien un poquico para que, por lo menos, no se carguen cosas que ya funcionen, que definan bien las prioridades y que administren bien los euros que pasen por sus manos. No digo que sean decentes, porque como su bandera ha sido la de la limpieza, que ahora se llama regeneración democrática, doy por supuesto que ellos ya están regenerados democráticamente y que no meterán la mano en la caja por mucha necesidad que tengan y muchas oportunidades que se les presenten.

Mi amigo de Estocolmo está preocupado. Me encuentro con gente preocupada. Encuentro que la preocupación es "transversal". (Cada vez hablo más raro.)O sea, preocupados los lectores de La Razón y preocupados los lectores de eldiario.es. Preocupados solteros y casados. Gente con pinta bien y gente con pinta peor, con pantalones vaqueros rotos y muy caros, por cierto.

Y yo, tan contento, esperando que se tranquilicen relativamente las aguas. Relativamente, porque seguimos en campaña electoral, los partidos se están refundando, o riñendo entre sí o riñendo dentro de sí, o desapareciendo, o apareciendo o fusionándose o desfusionándose.

Me preguntaron el otro día por qué me gusta la monarquía. Parece que algunos han descubierto las virtudes (¡!) de la II República y quieren reproducirlas

Tan contento, en pleno desbarajuste griego. Estos chicos griegos deben pensar que, a fuerza de decir blanco aquí negro allá, a fuerza de hacer viajes y viajes sin llevar propuestas, a base de amenazar con referéndums (no sé si es el plural correcto), a fuerza de decir cuidado que me voy, van a modificar las reglas de un club en el que entraron mintiendo, aunque –todo hay que decirlo–Goldman Sachs colaboró activamente en la mentira, cambiando la moneda en la que estaba nominada la deuda.

A mí no me importaría nada que Grecia se fuera de la Unión Europea, dejando un agujero de unos 317.000 millones de euros en Europa, de los que 26.000 los dejaría en España. No me importaría nada y casi lo estoy deseando, porque si alguien molesta en un club, se le echa y ya está, aunque deje muchas cuotas mensuales pendientes de pago.

Este argumento no me sirve para Cataluña, porque es un trozo de mi patria. Grecia no lo es. Si se va, continuará estando donde está, podré ir en avión a Atenas, pagaré en dracmas y veré la Acrópolis, que no la he visto nunca y me apetece. Pero, en el caso de Cataluña, me repugna que se lleven un pedazo de mi casa, que es mía, lo mismo que son mías las Hoces de Cabriel, por las que he pasado esta tarde, viniendo de Madrid a Valencia.

Es posible que en Españaalgunos tengan obstáculos. No los ricos, que siempre tienen la culpa de todo lo pasado (cuando eran pobres), lo presente (cuando son ricos) y lo futuro (cuando no se sabe lo que serán). Hablo de la gente normal, la que se levanta por la mañana, trabaja muchas horas y se acuesta cansada.

Nota:Conozco muchos ricos que cumplen con las condiciones que he puesto para la gente normal. Ya sé que está mal visto decir que hay ricos honrados, trabajadores, que se juegan su dinero y gracias a eso muchos se ganan la vida. Pero como los conozco, lo digo. Y al que le parezca mal o se gane la vida insultándolos, que no aplauda. Porque lo de la lucha de clases es muy viejo y aún existe gente que habla de eso como si fuera la gran novedad, sembrando de paso odio, porque no saben sembrar otra cosa.

Pienso que esas personas que me encuentro y que están preocupadas y que me hablan de la que estamos liando no tienen miedo de los cambios políticos, porque si tuvieran miedo llamábamos al general Franco o similares, que algún similar habrá y le decíamos que arreglara las cosas, con lo que nos garantizábamos 40 años de paz.

Me tranquiliza oír al Papa. Me tranquiliza más todavía cuando le veo actuar. No he leído todavía su última encíclica, pero lo haré en los próximos días

Esa película ya la hemos visto y hace 37 años decidimos ver otra. Y no nos ha ido nada mal, por cierto.

Escribo todo esto y no sé si es que estoy empezando a preocuparme y a olvidar que el optimismo exige lucha para vencer los obstáculos. Si no, miren a la pobre Susana Díaz, que ha conseguido ser presidenta a la cuarta, esperando un crío, que debe estar asustado al ver los líos en los que se mete su madre. Eso es optimismo, luchar.

Es posible que algunas empresas sufran ataques ideológicos, porque oigo cosas que me hacen pensar que algunos chicos juguetones de la política no se han enterado de que, o las empresas funcionan bien, con libertad, o no disminuiremos ni en una persona las 5.444.600 que, según la EPA de 31 de marzo, estaban sin empleo.

Cuando oigo que un Gobierno es business friendly, me parece una redundancia tonta. Porque, o eres business friendly o eres business no friendly, con lo cual llevas España a la ruina, con los aplausos de los que se han quedado sin empleo gracias a la estupidez de tus políticas.

Europa está ahí. Mejor dicho, está aquí, porque Cuenca es Europa, San Quirico es Europa y La Puebla de Alfindén es Europa. Y yo, en Europa, me siento protegido de todos los que quieren pueblerinizar, dividir, meter odio, romper.

En 1962 pedimos la adhesión al Mercado Común. Cuando la pedimos, ya sabíamos que no nos la iban a conceder, porque teníamos un régimen político que no casaba con lo que era Europa. Pero, por decirlo de algún modo, "ya estábamos en la cola". Luego pasaron muchas cosas, porque 53 años dan para mucho, y aquí estamos, europeos. Y a defender Europa. Y si alguno quiere irse del club, que se vaya, ya lo he dicho. Pronto, porque aquí no le necesitamos. Él sí nos necesita, pero allá él. Ya es mayorcito.

A por las generales. Mariano hará reformas. Ya sé que no se puede decir, pero creo que lo ha hecho muy bien. Le ha fallado la corrupción, fundamental. Le ha fallado el tono. Tal como están las cosas, cuanto menos chulitos haya, mejor. No le ha fallado la obediencia a Ángela, cosa que tampoco le fallará al siguiente, ni al siguiente, ni al otro. Y el que diga que no obedecerámiente. Por si acaso no lo he dicho suficientemente alto y suficientemente claro, MIENTE.

Me preguntaron el otro día por qué me gusta la monarquía. Parece que ahoraalgunos han descubierto las virtudes (¡!¿?) de la II República y quieren reproducirlas.

Desde un punto de vista práctico, ¿os imagináis una elección presidencial este año? ¿OTRA? ¿Os imagináis que gana xx, cuyas ideas políticas no coinciden con las de yy, que asociado con zz y con vv ha conseguido formar gobierno?

Desde un punto de vista patriótico, que cada vez me gusta más, prefiero acordarme del Rey cuando hable de mi Patria, y no tenerme que acordar de todos los chanchullos, pactos y componendas que ha tenido que hacer un señorpara conseguir el nombramiento de presidente de la República y después empezar a cohabitar con el jefe de gobierno elegido con otros chanchullos, pactos y componendas.

Ser alcalde en Madrid o Barcelona no debe ser fácil y no todo el mundo está preparado, aunque a muchos les guste la frase

No consigo estar preocupado. Lo que sucede me parece normal. Porque lo normal es que en la vida haya tramos cómodos pocose incómodos bastantes–, y que haya que luchar cuando se va cuesta arriba y, cuando se ha llegado, no pensar que ahora empieza nuestra época dorada. Normalidad, por tanto. Que a veces se nos olvida que jugamos a la democracia y que hicimos una constitución muy mala, según nos dicen ahora, y una transición horrorosa, según nos dicen ahora. Pero que han ido muy muy bien.

No consigo estar preocupado. Cuando oigo esas cosas, suelo fijarme en quién las dice y, si las dice algún pájaro o pájara a los que no conozco, me meto en internet y me entero de sus fechorías. Y pienso que si yo fuera ella o fuera él, también gritaría contra la sociedad, contra cada uno de los que componen esa sociedad, excepto los que tienen un currículum como el mío. Gritaría contra la Iglesia católica, contra los Testigos de Jehová y la Iglesia Adventista del 7° día. A los musulmanes los dejaría en paz, porque son muy suyos.

Para colmo, me tranquiliza oír al Papa. Me tranquiliza más todavía cuando le veo actuar. No he leído todavía su última encíclica. Mañana la descargo y la leo el fin de semana.

Cuando uno es mayor se ríe al ver mozos que descubren la pólvora y que piensan que, antes de ellos, nada. Que, gracias a Dios, llegaron ellos. Y empezaron a tener ideas que nadie había tenido antes. Creo que esto se llama "adanismo", que el DRAE define como "hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente".

Desgraciadamente, en la misma página de internet en la que he encontrado esta definición, se hace referencia a un artículo que apareció en El País semanal, el 1 de marzo de este año, que no sé quién lo escribió y que no he leído. Me he quedado en el título: "Un país adanista e idiota".

Me estoy empezando a preocupar.

Tengo un amigo que vive en Estocolmo desde hace años. Cada cierto tiempo, nos mandamos correos y nos ponemos al día. Hace poco, le felicité por su cumpleaños. Me contesta agradeciéndomelo y pone una postdata: "¡La que estáis liando por ahí!".

Mariano Rajoy