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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Hay que pedirles a los padres de la Constitución que elijan a unos cuantos señores de su talla intelectual y patriótica. Intelectual, porque no me sirve cualquier tontaina

Foto: Último aniversario de la Constitución española. (EFE)
Último aniversario de la Constitución española. (EFE)

Esta última semana, mi mujer y yo hicimos una escapada al hotel Monasterio de Boltaña, en el Pirineo aragonés. Muy bueno, con un equipo increíble, que te atienden y no te agobian, pendientes de ti sin que lo notes.

Primera salida de mi mujer en tres años. Nos costó un poco decidirnos, pero el resultado no ha podido ser mejor.

El último día, nos quisimos despedir de las personas que trabajan en la cocina, que habían acertado con el tipo de comida que mi mujer necesita y que me habían convencido para que yo comiera el Menú del Monaguillo, consistente en migas caseras a la pastorcilla, longaniza de Graus con huevos fritos y patatas caseras, y torrija caramelizada con chocolate, que sustituí por un zumo de naranja, porque había peligro de morir de un torzón, palabra que, dicha en Boltaña, suena muy bien.

En estos días, con un tiempo espléndido, hicimos eso que llevábamos tiempo sin hacer: descansar. Que, traducido al día a día, quiere decir levantarse tarde, desayunar tarde, leer, pasear, oír gritos de niños que no son tuyos, con lo que, cuanto más griten, mejor... Esas cosas, pequeñas, muy pequeñas, que te hacen la vida feliz y que no puedes contar a la vuelta porque se te han olvidado, como se olvida todo lo pequeño, que es pequeño "de tamaño", pero no de importancia.

Recuperé una viejísima afición, dibujar. Dibujillos que he traído a algunos hijos míos -mi producción artística no dio para todos- y por los que, seguramente, no recibiré ningún premio. Pero si continúo, me servirán para desfogarme, porque mientras dibujo, me concentro, aunque el resultado, repito, no es como para presentarlos en ninguna Bienal.

La modificación de la Constitución se ha de hacer con discreción. ¡Ay Dios mío, qué difícil es que no hablen los bocazas!

Leí mis periódicos, a los que en Boltaña añadí el Heraldo de Aragón. Vi que las nuevas autoridades aragonesas siguen las consignas: ¿que en Barcelona quitan el busto del Rey Juan Carlos? Nosotros quitamos el nombre del Auditorio Príncipe Felipe. Como soy buena persona y un poco ingenuo, al principio pensé que le llamarían Auditorio Rey Felipe, pero las cosas no van por ahí. Su preocupación primordial no es la precisión.

Veo datos y cifras sueltas. Y pienso que quizá ahora están hablando de partidas más pequeñas dentro de las más grandes de los PGE, por lo que tendremos cifras y cifras que desconcertarán a la gente, porque, sueltas, te pierdes, y si nos las dieran diciendo "estos euros están incluidos en tal partida", los entenderíamos mejor.

Leo -esta vez en un periódico catalán- que al Liceo le van a dar menos euros que antes. El Liceo no levanta cabeza, desde que Ada ha decidido que es elitista y que no quiere ir al palco que tenía allí el Ayuntamiento. Luego, sí ha ido al palco del Nou Camp, que le ha debido parecer menos elitista, lo que se ha confirmado cuando Piqué, todo finura, se ha metido con la señora madre de un juez de línea, cosa que nunca ha hecho un barítono.

Pienso que la subvención al Liceo debe estar incluida en los Presupuestos Generales del Estado, Departamento de Cultura, al que le han tocado 803 millones de euros, que, aunque me digan que son un 7,3% más que el año pasado, no dejan de ser poquicos euros.

El ministro responsable de Cultura está recién estrenado, porque el anterior se enamoró de una señora que vivía en París y se casó con ella, luego dimitió, luego consiguió que le nombraran Embajador en la OCDE entre las protestas de los embajadores de verdad y se fue a París. Vete a decirle a este que el Liceo necesita más dinero. Con lo que, en conjunción planetaria, se amontonaron varias cosas: el enamoramiento/dimisión/traslado a París del responsable; la novatez del nuevo; el poco/ninguno interés del Ayuntamiento catalán y, lo peor, que NO HAY DINERO. Con todos esos aditamentos, no hay quien haga un buen Menú del Monaguillo.

En Boltaña, en uno de los paseos, me acordé de que llevo años diciendo que hay que reformar la Constitución. Durante este tiempo he repetido un argumento. Esto me pasa mucho: cuando encuentro un argumento, lo repito ad Infinitum, o sea, con ocasión y sin ella. Es muy simple: si yo empiezo a trabajar en una empresa familiar y encuentro un documento importante que escribió mi abuelo hace 38 años, lo estudio y lo actualizo, manteniendo el espíritu si aquello fue bien. Y como la Constitución fue bien en unos momentos en los que podía haber ido mal, hay que modificarla, respetando la idea básica: que se trata de unir y no de dividir, como parece que les gusta a algunos.

La modificación de la Constitución se ha de hacer con discreción. ¡Ay Dios mío, qué difícil es que no hablen los bocazas! Pongo a continuación frases que leo y, entre paréntesis, el bocazas correspondiente:

"Hay que añadir una disposición catalana". (Duran i Lleida).

"Hay que ir al federalismo". (Sánchez). (Este da la solución antes de plantear el problema).

"Tenemos por delante cuatro años de debate constitucional". (Rajoy).

"Rechazamos participar en la reforma constitucional". (CDC, el partido de Artur, que como se quiere ir de España, para qué quiere la reforma de la Constitución de España).

“Hay que ir al federalismo“. (Pedro Sánchez). Este da la solución antes de plantear el problema

Miquel Roca Junyent, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca. Tres cabezas potentes, que viven todavía, de lo que me alegro mucho. Que siguen discurriendo muy bien. Que participaron en la redacción de la actual Constitución. Que saben cómo se redacta una Constitución, cosa que no saben ni Artur, ni Mariano, ni Pedro, ni Josep Antoni ni el que manda en CDC, que no sé quién es.

Hay que pedirles por favor, a Miquel, Miguel y José Pedro que elijan a unos cuantos señores de su talla intelectual y patriótica. Intelectual, porque no me sirve cualquier tontaina. Patriótica, porque es la Constitución de mi Patria, con lo que algunos quedarán excluidos. Mejor dicho, se excluirán a sí mismos.

Y luego, fotos del grupo y a trabajar. Y a no informar a nadie de lo que están haciendo. El que quiera noticias, que se aguante durante una temporada, leyendo Marca, Sport o el As. Y a sacar un borrador y luego otro y luego otro. Y cuando tengamos el texto definitivo, referéndum serio. Digo "serio" para distinguirlo de pérdidas de tiempo y dinero que he visto recientemente.

Porque no nos sobra el tiempo y hace mucho que no tenemos dinero.

Esta última semana, mi mujer y yo hicimos una escapada al hotel Monasterio de Boltaña, en el Pirineo aragonés. Muy bueno, con un equipo increíble, que te atienden y no te agobian, pendientes de ti sin que lo notes.

Constitución Mariano Rajoy Pedro Sánchez