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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Declaración de independencia

A la vista de la catadura de mucha gente, que vive de jugar a la política, he decidido declararme independiente

Foto: El candidato de Junts pel Sí y presidente de la Generalitat, Artur Mas. (EFE)
El candidato de Junts pel Sí y presidente de la Generalitat, Artur Mas. (EFE)

Faltan dos días. Hoy, ruido. Mañana, silencio, mientras todos nos callamos y todos reflexionamos.

Hasta hoy hemos visto y oído de todo, con una finura y una delicadeza muy mejorables. O sea, con un alto grado de ordinariez y grosería, que es posible que sirva para enardecer al personal, pero no me gustaría nada que sirviera para que mi vecino de arriba y yo no nos saludemos en el ascensor de casa o para que cuando se reúnen amigos de siempre haya unos temas que no se pueden tocar. Esto último es lo que más me molesta, porque lo divertido, cuando sales con tus amigos, es poder decir todas las tonterías que quieras, entre las que no están incluidos, por supuesto, los cortes de mangas al que piense distinto de como piensas tú.

Hablando de cortes de mangas, el molt honorable president de la Generalitat ha pedido a sus incondicionales que hagan tres: uno a Mariano, otro a Pedro y otro a Pablo cuando vengan a Barcelona. Si esto lo dice el alcalde de San Quirico, no tendría importancia. Diríamos muchas cosas malas de él y ya está. Si lo dice el molt honorable, etc., conociéndole y sabiendo que sus padres le educaron bien y que fue a colegios bien y estudió Económicas y Empresariales y se casó con una chica guapa y bien educada, se puede atribuir el resbalón a que estaba en un mitin, a que se tomó un par de copas antes para tranquilizarse o a las dos cosas juntas.

Pero, dado el alto nivel intelectual de esto que llaman campaña electoral, inmediatamente Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, ha dicho que ese corte de mangas se lo van a hacer ellos a él pasado mañana. Este Pablo no es el Pablo al que amenaza Artur, pero si se hubiera callado, no se habría perdido nada. Si lo hubiera dejado en lo que dijo al principio de sus declaraciones, cuando afirmó que lo de Artur fue patético, me habría gustado más.

No sé si Pedro y Pablo (Iglesias) han dicho algo de las mangas. Pablo, en otro sitio, no sé dónde, habló de la sanidad catalana y dijo otra grosería, que no incluyo en este artículo porque yo también fui a un colegio bien, estudié carrera y me casé con una chica guapa y bien educada, delante de la que no se puede decir un taco, aunque hayas bebido demasiado.

Al llegar aquí, anuncio que el domingo votaré, porque hay que votar. Solo he dejado de votar cuando Felipe González, después de gastar mucho dinero en convencernos de que OTAN, NO, hizo campaña por el OTAN, SÍ, en un referendo que se sacó o se lo sacaron de la manga. Aquel día me quedé paseando por San Quirico, intentando que la gente viera que me había decantado por una opción: no votar.

En el fondo, haré lo que me dé la gana, y lo haré porque me he creído que Europa es una y que es grande. Que EEUU, lo mismo. Que Australia, igual

Pienso que, ahora, esa opción no existe para mí, porque esto de que se me lleven un trozo de mi Patria a un jardín del Edén donde manarán ríos de leche y miel en forma de una educación increíble, una sanidad de película, unas pensiones que harán que todos quieran ser viejos pronto porque aquello va a ser la locura, todos los manteros vestidos de uniforme vendiendo falsificaciones avaladas por las firmas auténticas, colas de bancos que se pelearán por venir a Cataluña, etc., esto, no me gusta nada.

No me gusta nada porque a los que dicen estas cosas no les creo nada. Pensar que estoy en el único lugar de Europa donde unos cuantos dicen la verdad y donde no hay que hacer caso a nadie, ni a Merkel ni a Josep Oliu; ni a Juncker ni a Jorge Gallardo; a nadie, porque la verdad, la única verdad, la verdad absoluta la tiene el estadista que quiere gobernar a fuerza de cortes de mangas, me marea.

Votaré. Externamente, sumaré mi voto a quien se lo dé. Creo que queda claro a quién no se lo daré.

Pero, a la vista de la catadura de mucha gente, que vive de jugar a la política, he decidido declararme independiente.

Obedeceré en lo que no tenga más remedio que obedecer. Externamente, nadie se dará cuenta. Pero, en el fondo, haré lo que me dé la gana, y lo haré porque me he creído que Europa es una y que es grande. Que Estados Unidos, lo mismo. Que Australia, igual.

Y como me lo he creído, he visto que Aragón, mi queridísimo Aragón, no es grande. Y que Cataluña, mi queridísima Cataluña, no es grande. Y que Andalucía, mi queridísima Andalucía, no es grande. Y que el País Vasco, mi queridísimo País Vasco (mi madre era de Irún), no es grande. Todas ellas son regiones pequeñicas, majas, simpáticas, con solera, con cultura, que hablan español y su idioma y/o su dialecto, pero que, si son algo, es porque pertenecen a algo más grande, más importante, con más solera y con más cultura.

Me voy al IESE, pero vuelvo en seguida.

Me voy, porque me acuerdo de Lorenzo, un profesor de los primeros. Es un hombre majo, listo, muy competente, ya jubilado y muy amigo mío. Solemos hablar con una cierta frecuencia. Hace años me decía que él empezaba a leer los periódicos por la página de las cotizaciones de los metales. Concretamente, iba directo a la cotización del cobre. Si había subido apreciablemente, decía: "Algo habrá pasado". Solo entonces iba a la primera página y veía lo que había sucedido. Acertaba siempre.

Yo no hago eso. Voy leyendo, me paro en las noticias deportivas para ver qué ha hecho mi Real Zaragoza que me lleva por la calle de la amargura, me paro en las páginas económicas, hago mis profecías sobre lo que pasará, las apunto en una servilleta, que guardo si acierto y tiro a la papelera si no acierto, con lo que el día que alguien encuentre mis servilletas dirá: "¡Qué cabeza la de D. Leopoldo! ¡acertaba siempre!".

En el iPhone tengo una aplicación que me da las cotizaciones de la bolsa. Hace dos o tres días vi un hundimiento de más del 3%. Y me acordé de Lorenzo. Y fui rápidamente a la primera página a ver qué había pasado. Sorpresa: no había pasado nada. Bueno, habían sucedido muchas cosas, pero ninguna era LA noticia. Me quedé un poco desmoralizado al ver que la teoría de mi amigo había fallado.

Un día más tarde, leí unas declaraciones de expertos y me tranquilicé, por aquello del "mal de muchos...".

Uno dice que "esto es una característica propia de los mercados: el nerviosismo por el nerviosismo". Luego añade: "Pero se está en modo negativo. Y cuando el runrún no acompaña, entonces pueden pasar este tipo de cosas...".

Para no quedarse atrás, otro añade que "no existe una explicación única ni demasiado sencilla. De hecho, el fortísimo aumento de la volatilidad y del sesgo bajista desde que la Fed anunció que dejaba los tipos de interés en el nivel previo sigue siendo algo misterioso".

No pienso reflexionar. Me he declarado independiente. Seré un independiente pasivo, sin molestar a nadie. Independiente “por dentro“

No sigo leyendo porque me entra nostalgia de la sabiduría de Lorenzo.

Parece que la bolsa baja porque China está flojucha. Y si China está flojucha, no compra y si no compra, los que le venden lo pasan mal. Además, ha bajado el precio del petróleo, cosa que a mí me parecía maravillosa, pero no. Porque con el presupuesto hecho a precios antiguos, Rusia anda apurada. Y Venezuela. Y algunos más. Y hay peligro de deflación.

Mientras tanto, la señora Yellen no sube los tipos de interés, porque la pobre mujer no lo acaba de ver claro. Piensa: "Ya dejé de fabricar miles de millones de dólares al mes y no pasó nada. Mira que si ahora subo los intereses, encarezco el crédito, freno la economía americana, los inversores que tienen dinero en Brasil lo traen aquí y me cargo Brasil... vamos a quedarnos como estamos y ya hablaremos en diciembre, que es cuando está convocada la próxima rueda de prensa".

Encuentro más cosas. Lo de Volkswagen es gordo, muy gordo. Hablan de muchos coches, pero que muchos, trucados. Y como todo está ligado, los de SEAT se ponen nerviosos. Y los de Skoda. Y los de, y los de.

Luego llega una siderúrgica finlandesa, que se llama Outokumpu, cae vertiginosamente en bolsa y arrastra a Acerinox y Arcelor, que las tenemos aquí al lado.

Y, mientras tanto, por Europa vagan miles y miles de personas que se escapan de donde les matan.

O sea, que ahora hay que leer todo el periódico, de arriba abajo, para saber que las cosas no andan finas y que, al no andar finas, los que tienen unos cuantos euros los sacan de la bolsa y los ponen en algún lugar que a ellos les parece más seguro.

No veo a nuestros gobernantes ocuparse de esas cosas.

Mañana, día de reflexión en Cataluña. Unos se quieren ir de España. Otros no queremos que se vayan.

No pienso reflexionar. Me he declarado independiente. Seré un independiente pasivo, sin molestar a nadie. Independiente "por dentro". Y con complejo de superioridad, cosa que, después de oír tantas cosas que oigo y de ver tantas cosas que veo, no me cuesta nada.

Faltan dos días. Hoy, ruido. Mañana, silencio, mientras todos nos callamos y todos reflexionamos.

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