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Patxi y las fórmulas
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Leopoldo Abadía

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Patxi y las fórmulas

Patxi, tienes un trabajo apasionante. Pero da la impresión de que no tienes ni idea de cómo hacerlo. Estudia, apréndete el reglamento... O sea, cumple con tu deber, porque tu estreno ha sido deplorable

Foto: El presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López. (EFE)
El presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López. (EFE)

No había pensado dedicarme a la política. La culpa es de mi padre, que me repitió muchas veces: "Hijo, no te metas nunca en política". Cuando me acuerdo de esa frase y de su cara cuando me lo decía, pienso que él debía tener 'in mente' la catadura ("gesto o semblante") de políticos de entonces y de políticos de la reciente Segunda República, que, como muchos otros, había vivido/sufrido y aún recordaba.

Entiendo que, en aquella época, los políticos, esos seres que se autocalifican como "servidores del pueblo", ay que me da la risa, se parecían a los de ahora en su afán de servicio y en su desprendimiento para dejar el sillón en cuanto vieran que se tenían que ir. Mi padre debía tener mala experiencia de todos ellos y podía pensar -Franco estaba empezando- que de aquellos polvos republicanos vinieron estos lodos dictatoriales que, por cierto, ahora, enero de 2016, siguen vigentes.

Pero hoy, a mi edad, con un DNI que señala que lo tengo que renovar el 1 de enero de 9999, ni un día antes ni un día después, he pensado que aún estoy a tiempo de presentarme. Me gustaría hacerlo representando a un partido, el mío, con un solo votante: yo.

El día de la constitución del Congreso, me pondría elegante. Traje oscuro, porque ahora solo visto de oscuro, con un toque de frivolidad en la corbata y otro de locura en las botas de color amarillo-verde-fosforito que mi editorial me ha puesto en la portada del próximo libro en la que aseguro que 'Yo, de mayor, quiero ser joven' (publicidad).

Pues eso, que iría de oscuro, con mi cartera, mi iPhone y mi iPad. Repito 'mi', porque como ya tengo las tres cosas, no haría falta que me regalasen ninguna de las tres y ese dinero que nos ahorraríamos. Seguramente me dejaría el móvil en casa. Me molesta ver a los señores diputados hablar por teléfono muy serios o jugando en el Game Center, que es muy tentador, y hasta saludable, sobre todo durante ciertas intervenciones.

Cuando me tocase decir la frase por la que me comprometo a ser un diputado como Dios manda, me levantaría y diría:

"Prometo" (no diría "juro" porque si faltas a una promesa no pasa nada y si no respetas un juramento te pueden acusar de perjurio).

"Prometo

guerra a la hoz mortal

y al destructor martillo.

¡Viva nuestro Caudillo

y España imperial!"

Una vez llegado hasta aquí, miraría al presidente del Congreso y remataría con media verónica: "Por imperativo legal".

Saludaría, mano en alto, a los congresistas y alguno, hasta me aplaudiría.

Si el tercer cargo en importancia del Estado no sabe tratar al primero, ¿cómo me va a exigir a mí que no diga lo de la "España imperial"?

Patxi, el presidente novato de un Congreso de novatos, empezaría a dar vueltas al reglamento de la Cámara, pero como parece que ese reglamento es ambiguo en cuanto a las fórmulas, no me diría nada, y yo, hecho un diputado, volvería a casa, donde mi mujer me recibiría diciendo: "Te has dejado el móvil encima de la mesa de tu despacho".

Patxi tampoco tiene ninguna autoridad para poner orden. Leo que fue a ver al Rey y le saludó diciendo "¿cómo estás?", porque una vez comieron en un 'txoko' y desde entonces, amistad eterna.

Si el tercer cargo en importancia del Estado no sabe tratar al primero, ¿cómo me va a exigir a mí que no diga lo de la "España imperial"?

A esos entes que ahora están en el Congreso se les llama "los padres de la Patria". Muchos no creen en la Patria, lo que hace que la paternidad sea muy discutible.

Se ha puesto de moda cambiar la Constitución. A veces pienso que ninguno se la ha leído. Pedro quiere hacer una España, perdón, un Estado federal, que es lo que yo quiero hacer en Europa.

Veo una tira cómica de Toni Batllori, que es un 'crack', en la que Pedro dice: "Desentierro la España plural de Zapatero".

¡¡¡NO!!!

No por lo de España plural, sino por Zapatero. Pedro, si quieres ser algo en la vida, no nombres a José Luis, que, a fuerza de vaguedades y sinsorgadas, ayudado por algunos economistas que yo me sé y que todos se saben, llevó a España a la cumbre de la mala administración, dejando a Mariano un déficit de 91.000 millones de euros, que aún estamos intentando digerir.

Pedro, si quieres ser algo en la vida, no nombres a José Luis, que, a fuerza de vaguedades y sinsorgadas, llevó a España a la cumbre de la mala administración

Mariano. Todo lo ha hecho mal, según oigo. Nadie quiere hablar con él. El Pacto del Tinell al cubo. Todo mal, porque, siguiendo las órdenes que, el 11 de mayo de 2010, le dieron a Zapatero el demócrata Obama, la democristiana Merkel y el comunista Hu Jintao, ha continuado con el severo plan de ajuste y ha bajado el déficit de 91.000 millones a unos 42.000, lo cual es una machada.

Una machada nuestra, claro, no va ser de los chinos. Porque al que 'gobernaba' -es un decir- España se le fue la mano y cuando se fue nos dejó un empandullo (aragonesismo que me encanta) muy gordo y ahora os arregláis vosotros. Y si no os gusta, no haberme votado, que me voy al Consejo de Estado.

El déficit se arregla subiendo impuestos y bajando gastos. La subida de impuestos se puede hacer de dos maneras: subiéndolos a la brava o bajándolos, de manera que las empresas -siempre acabamos ahí- se animen, la economía se anime y, como consecuencia, la cantidad recaudada por impuestos suba. Lo que pasa es que esto es más largo, por lo que, como siempre, habrá que hacer una combinación de las dos cosas, soportando los gritos de los que chillen y preguntándonos cosas tales como por qué hay que dar subvenciones al cine español y no al Serenísimo Capítulo del Vino o a la Asociación de Señoras de Vida Disoluta.

Cuando después de subir impuestos y bajar gastos no se consigue todavía reducir el déficit, te endeudas, los euros que te prestan se consideran como ingresos... pero la deuda aumenta. Como tenemos buena fama -ayer lo dijo el FMI-, nos prestan dinero y, además, barato, menos barato que a Alemania, claro, pero lejos de lo carísimo que nos lo prestaban hace años, cuando el efecto José Luis todavía estaba vivo.

Mariano, dos cosas has hecho mal. Una, lo de la corrupción. Visto lo visto, las cloacas de algunos partidos están muy sucias. Pero vosotros teníais que haber dado ejemplo, no explicaciones. Y no lo habéis hecho.

Otra, la arrogancia. Si un señor gobierna, que no sea chulo, por Dios. Que os habéis hecho antipáticos a fuerza de querer aparentar que sois los más guapos de Chamberí y de Poble Sec. Y eso, a la gente que intenta ser normal, le (nos) molesta soberanamente. Y si hay que pegar un tajo a los gastos, Cristóbal, no sonrías, por favor. Pon cara de pena y explícalo, que la gente no es tonta y lo entenderá. Y Soraya, que no parezca que siempre estás enfadada. Al pobre Luis le perdono que sonría poco, porque tiene que tragarse muchos marrones cuando está por ahí. Gracias a Dios, José Ignacio se casó y se fue a París. No sigo, pero si fuerais majos sería una suerte. (Esto sirve para los que vengan, porque majo majo no encuentro ninguno. Por ahora, todos tienen un tufillo a chuletilla barato).

Mariano, dos cosas has hecho mal. Una, lo de la corrupción. Teníais que haber dado ejemplo. Otra, la arrogancia. Si un señor gobierna, que no sea chulo

Los padres de la Patria, una vez prometido-jurado-brindado al sol y levantado el puño, quieren cambiar la Constitución, ya lo he dicho antes.

Juraría que muchos no se la han leído. Otros solo se han fijado en el artículo 8 y en el 155.

El 8 es muy breve y dice que "las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional".

Y el 155, que "si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general".

Luego remata: "Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas".

En mi tierra, cuando algo es meridianamente claro, se dice "verde y con asas". Ahora lo han cambiado, porque verde y con asas es la alcarraza, una especie de botijo que nadie sabe lo que es. Por eso han cambiado el dicho: "blanco y en jarra". Solución: leche.

Esto es lo que habría que aclarar: si cuando quieren cambiar la Constitución es porque quieren que vayamos al federalismo sin darse cuenta de que estamos en él desde hace años, o es que quieren cargarse el artículo 8 y el 155, a base de gritos verbeneros, peinados especiales y propuestas ininteligibles.

Patxi, tienes un trabajo apasionante. Pero da la impresión de que no tienes ni idea de cómo hacerlo. Estudia, apréndete el reglamento, habla con los anteriores presidentes del Congreso, habla con los diputados, toma café con ellos, estudia, estudia, estudia, pégame una bronca cuando yo diga lo del Caudillo y la España Imperial y exígeme que diga lo que hay que decir y no esa fantasmada de la hoz y el martillo...

O sea, cumple con tu deber, porque tu estreno ha sido deplorable.

Lo siento, hijo mío. Penoso.

Deplorable.

No había pensado dedicarme a la política. La culpa es de mi padre, que me repitió muchas veces: "Hijo, no te metas nunca en política". Cuando me acuerdo de esa frase y de su cara cuando me lo decía, pienso que él debía tener 'in mente' la catadura ("gesto o semblante") de políticos de entonces y de políticos de la reciente Segunda República, que, como muchos otros, había vivido/sufrido y aún recordaba.

Patxi López Constitución