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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

Por

Montoncitos

Tenemos que ser empresarios de nuestra vida, responsables de todo lo bueno y de todo lo malo que nos pase. Y eso se lo tenemos que enseñar a los chavales jóvenes

Foto: El ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro. (EFE)
El ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro. (EFE)

Hay estudios sobre todo. Veo que el 'Nature Communications', publicación que yo no sabía que existía, porque si me sacan de mis dos periódicos, del 'Time' y de El Confidencial, me pierdo, pues decía que en el 'Nature' ese han hecho un estudio sobre el comportamiento humano. Una de las conclusiones es que se pasa peor cuando no sabes lo que te espera y supones que es malo, que cuando te pasa realmente eso malo. Lo atestigua Archy de Berker, un chaval con pinta maja que hace un doctorado en la University College de Londres.

Yo no he estado nunca en esa University, pero he pensado que sí, que es verdad, que a veces se pasa peor esperando que te pongan una inyección que cuando te la ponen.

Todos estamos nerviosos ahora pensando qué va a pasar en España. Como si tuviéramos miedo de 'eso', que no sabemos qué es, pero que olfateamos que puede ser muy malo. Estamos en algo que llaman negociaciones y que consiste en que unos hablan, algunos de esos pasean por la calle de una manera espontánea mientras unos 100 fotógrafos que pasaban por allí por casualidad les hacen fotos, uno les mira desde fuera con una mueca pétrea y, mientras tanto, todos se insultan o se ponen líneas rojas para que quede claro que negociar, sí, pero solo sobre lo que me guste a mí.

Se pasa peor cuando no sabes lo que te espera y supones que es malo, que cuando te pasa eso malo

Mientras tanto, la gente me pregunta cómo veo esta situación. Como no sé muy bien qué contestar, se me ocurre poner las cosas que están pasando, clasificadas en varios montoncitos. Y al final, haré el resumen. O no lo haré, porque es posible que no se me ocurra nada.

A) Para animarme, empiezo por el montoncito de COSAS BUENAS. Aquí pongo cuatro:

1. Que en marzo ha bajado el número de personas en el paro registrado.

2. Que, también en marzo, ha aumentado el número de afiliados a la Seguridad Social.

3. Que ha disminuido la deuda de las familias con la banca.

4. Que ha disminuido la deuda de las empresas.

Me voy a las COSAS MALAS. Me salen tres:

1. El Ibex baja. Cuando escribo esto, a las 11:20 de la mañana del jueves 7, está en 8.379,40. (La máxima de las últimas 52 semanas ha sido 11.884,60 y la mínima, 7.746,30. Estamos más cerca de la mínima que de la máxima).

2. El número de coches vendidos ha bajado.

3. También ha bajado el índice de confianza del consumidor, sobre todo si es un empleado del Santander, del BBVA o del CEISS, por lo que diré en seguida.

Ahora vienen las COSAS MALAS MALAS. Hay dos, MUY MALAS:

1. No hemos conseguido el déficit al que nos comprometimos con Bruselas. Habíamos quedado en que 2015 acabaría con un déficit de 45.381 millones y se nos ha disparado hasta 55.755. Buen disparo.

2. El Santander, el BBVA y el CEISS dicen que, por el enfoque digital que quieren dar a su negocio, les sobran miles de personas. Tal como suena. Miles.

(En el caso del BBVA, esto lo dijo su consejero delegado, aprovechando un viaje a Dinamarca. Luego han dicho que era una reflexión estratégica o así y que no hay planes a corto para hacerlo, pero ya está dicho).

Sigo adelante, con las COSAS NI FU NI FA. Una:

Que ha subido la prima de riesgo, o sea, la diferencia entre el minuendo (lo que me paga el Estado español si le presto dinero a 10 años) y el sustraendo (lo que me paga el Estado alemán). Como el sustraendo ha bajado, la resta (la prima de riesgo) ha subido, aunque el minuendo haya quedado igual.

Ahora voy a por las COSAS NORMALES, que son normales, aunque no nos ilusionen demasiado. Una:

Que anteayer, 6 de abril, empezó la campaña para la declaración de la renta, que durará hasta el 30 de junio. Cosa normal, porque todos sabemos que hay que pagar impuestos, aunque, repito, no nos llene de alegría.

Me voy a Panamá. En confianza, no sé en qué montoncito poner esto que ha explotado y que ya veremos cómo acaba. (Se lo quería preguntar al ex primer ministro de Islandia, que ya lo sabe, pero no he encontrado su 'e-mail').

Posibles nombres del montoncito. Hasta ahora, se me han ocurrido los siguientes:

1. COTILLEO

2. NO PASARÁ NADA

3. APROVECHAMIENTO DE LA GLOBALIZACIÓN

4. NO HAY DERECHO

5. TRAICIÓN A LA PATRIA

6. ¡UNA VERGÜENZA!

Porque esta noticia -notición- tiene algo de todo, pero sobre todo de los puntos 4, 5 y 6. Mi tentación de llamarle 'cotilleo' se explica porque siempre me apetece ver nombres concretos en asuntos como estos. Pero no es lo importante. Lo importante es lo otro. Porque ese dinero, puesto a producir en España, nos iría bien. Y, además, Panamá no es el único país donde hay dinero español. Supongo que hay más en otros países.

Ese dinero, puesto a producir en España, nos iría bien. Y, además, Panamá no es el único país donde hay dinero español. Supongo que hay más en otros países

Repaso los montoncitos. Hay uno que me preocupa, el de las cosas malas malas, porque nos afecta muy de cerca.

Empiezo por el déficit público, que ya he dicho que en 2015 ha sido de 55.755 millones, 10.374 más de lo comprometido.

Para recuperar el terreno perdido y poder llegar en 2016 a los 30.254 (otro compromiso), en teoría deberíamos reducir este año el déficit en 55.755 menos 30.254 igual a 25.501 millones, cosa que no conseguiremos ni 'jartos' de vino tinto y peleón, por mucho crecimiento, muchos impuestos, muchos recortes y algún aumento de deuda que suframos.

El responsable de que el déficit público se dispare es 'lo público', como su mismo nombre indica.

Y lo público está compuesto por cinco sumandos: la Administración central, las 17 autonomías, las dos ciudades autónomas, los ayuntamientos y la Seguridad Social. Yo pensaba que la Seguridad Social iba aparte, pero Cristóbal también habla de su mala situación.

Si leo declaraciones de personas de la Administración central, me entero de que la culpa es de las autonomías y del envejecimiento demográfico, que se está llevando por delante la Seguridad Social.

Si leo declaraciones de personas de las autonomías, incluidas las ciudades autónomas, veo claramente que la culpa es del Gobierno central y del envejecimiento demográfico.

Todos están de acuerdo en que los ayuntamientos lo han hecho bien y no tienen la culpa de nada.

Y ya no leo más, porque estamos en la tierra de "la culpa es tuya" y del "y tú, más". Por eso he decidido que la culpa es: a) del Gobierno central; b) de las autonomías; c) de las ciudades autónomas y d) de la Seguridad Social. Y que si se quiere arreglar el déficit, o sea, la diferencia entre lo que gastamos y lo que ingresamos, hay que atacar las cuatro cosas. Y esto hay que hacerlo porque algo me dice que todos tienen la culpa. Y que, peor aún, como lo saben, se señalan con el dedo unos a otros o hablan del "envejecimiento demográfico", cosa que parece que se ha producido automáticamente, como cuando después del invierno, viene la primavera. (Digo esto porque me acuerdo de aquello que dice que "la primavera ha venido; nadie sabe cómo ha sido").

Atacar las cuatro cosas:

1. En cualquier caso, hay que hacer una auditoría a lo bestia, o sea, completa, de los ingresos del Gobierno central y de las autonomías y de cómo se los gastan. Esto no es más que examinar cuáles son las prioridades de cada uno. Saldrán maravillas.

2. En 'Expansión', Andrés Betancor dice que existen los instrumentos para conseguir que las autonomías se porten bien, pero que, por razones políticas no se aplican. Si es así, y yo creo que Andrés tiene razón, hay que recordar al próximo Gobierno que esto de gobernar es muy serio y que no se puede ni se debe mirar hacia el otro lado cuando desde Europa están esperando que miremos hacia allí y que cumplamos con lo que nos comprometimos.

3. Como consecuencia, hay que revisar, en un trabajo profundo y serio -repito: profundo y serio-, sin precipitaciones electorales, el modelo de Estado. De ahí sacaremos una conclusión: que hay que seguir con las 17 autonomías y dos ciudades autónomas o que no hay que seguir, porque es insostenible. Puede ser insostenible porque, tal como está planteado no hay quien lo sostenga, o porque los jefecillos del Gobierno central y las autonomías gastan y gastan y vuelven a gastar, como bebían agua los peces en el río del villancico navideño.

4. Hay que plantearse, en un trabajo profundo y serio -no lo repito, porque la repetición de arriba sirve también para aquí-, el posible cambio del sistema actual de pensiones, por el que los jóvenes pagan las pensiones de los viejos. Porque no hay suficientes jóvenes y hay muchos viejos. Además, los jóvenes no tienen buenos sueldos, con lo que su aportación al sistema es pobre.

Seguro que me faltan muchas cosas. Además, ahora tengo que hacer el resumen. Ya he amenazado con la posibilidad de que no se me ocurriera nada.

Pues se me ocurre algo. Se me ocurre que, como siempre y como en todas partes, pasan cosas buenas, cosas malas y cosas peores. Y si perdemos el tiempo quejándonos de lo mal que va todo, nos amargamos la vida y peor, se la amargamos a los demás; y mucho peor todavía, perdemos las energías echando la culpa a los políticos que tenemos, que son francamente mejorables; a los financieros que tenemos, que alguno habrá honrado -yo conozco a más de uno-; a Europa, que no hay derecho a que nos mande; a nosotros, que somos el ejemplo de la soberanía; al Gobierno de España si soy del 48% de catalanes que dicen que quieren la independencia; al Gobierno de Cataluña si soy del otro 52%...

Unos no saben distinguir el bien del mal y otros lo distinguen, pero se saltan la distinción y juegan al todo vale

En algún sitio escribí que teníamos que ser empresarios de nuestra vida, responsables de todo lo bueno y de todo lo malo que nos pase. Y eso se lo tenemos que enseñar a los chavales jóvenes, que corren el peligro de creerse lo que digan algunos políticos, algunos financieros, algunos agoreros que parece que, con la excusa de ser 'realistas', disfrutan refocilándose con lo mal que están las cosas.

Prefiero pensar que están como siempre y como en todas partes (en Panamá no solo hay dinero español). Ya sé que algunos deberían dar ejemplo y no lo dan; deberían iluminar y oscurecen; deberían animar y desaniman. Ya lo sé. Pero esta es la condición del ser humano. Unos no saben distinguir el bien del mal y otros lo distinguen, pero se saltan la distinción y juegan al todo vale.

Al empezar a escribir estaba un poco bajo de tono, pero lo de los montoncitos me ha ido bien.

Y además, como he decidido no quejarme nunca de lo mal que está todo, hasta me estoy divirtiendo con este baile pintoresco de Pedro, Albert y Pablo, contemplado hieráticamente por Mariano. Ya sé que es una pérdida de tiempo. Ya sé que cada uno va a lo suyo y no a lo nuestro, España. Ya lo sé.

Pero no estoy dispuesto a que unos cuantos 'desustanciaos' me pongan nervioso.

Hay estudios sobre todo. Veo que el 'Nature Communications', publicación que yo no sabía que existía, porque si me sacan de mis dos periódicos, del 'Time' y de El Confidencial, me pierdo, pues decía que en el 'Nature' ese han hecho un estudio sobre el comportamiento humano. Una de las conclusiones es que se pasa peor cuando no sabes lo que te espera y supones que es malo, que cuando te pasa realmente eso malo. Lo atestigua Archy de Berker, un chaval con pinta maja que hace un doctorado en la University College de Londres.

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