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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Soliloquio de un presidente

Me gustaría que se nombrase presidente a una persona mayor, con una buena formación, con la vida resuelta, que estuviera dispuesta a trabajar gratis cuatro años y que se retirase en silencio

Foto: El rey Felipe VI, en el Palacio de la Zarzuela. (EFE)
El rey Felipe VI, en el Palacio de la Zarzuela. (EFE)

... ¿Qué hago yo en La Moncloa? ¡Qué vueltas da la vida! Hace un mes, jubilado, trabajando para ocupar las horas del modo más útil, con tiempo libre para leer, para oír música, para ir con mi mujer al cine, para ver a mis amigos... ¿qué hago yo ahora en La Moncloa?

Mi mujer llega mañana. En nuestro apartamento se entrecruzan los gustos de Ana Botella, de Sonsoles Espinosa, de Elvira Fernández... Ahí se van a quedar, porque mi mujer y yo no pensamos modificar nada. Una foto de los hijos y de los nietos en nuestra habitación y otra en mi despacho. Que el día que esto se acabe, o sea, dentro de cuatro años, nos cueste muy poco hacer la maleta y no nos dé ninguna pena dejar esto.

Me llamaron de la Casa de S. M. el Rey. Estaba en una tienda de mi barrio comprando una funda para el iPad. El Rey quería hablar conmigo. Quedamos citados en su despacho. Cuando llegué a La Zarzuela, no sabía si la llamada era cierta o venía de algún programa de televisión tipo 'Inocente, inocente'. Pero era verdad. Los guardias civiles de la entrada me invitaron a café. Alguien bajaría en seguida a buscarme. A los cinco minutos apareció un monovolumen. El conductor, muy amable.

Yo no había estado nunca en La Zarzuela. Me recibieron unos ayudantes de la Casa del Rey. No sabría decir quiénes eran ni qué responsabilidades tenía cada uno. Me invitaron a otro café. A los pocos minutos, me acompañaron al despacho del Rey. Salió a recibirme sonriente. Me costó un poco llamarle majestad y hablarle de usted. De cerca me pareció más joven. Mantuve las formas, que siempre han sido importantes, y ahora son fundamentales.

Me explicó la situación política. Empezó diciendo: "Como bien sabes, los distintos partidos no se ponen de acuerdo". Asentí, porque eso lo sabemos todos

Rechacé con toda delicadeza el tercer café. Me gusta mucho, pero me pareció que tenía que estar tranquilo. No sabía qué quería el Rey y necesitaba tener la cabeza clara para discurrir.

Me explicó la situación política. Empezó diciendo: "Como bien sabes, los distintos partidos no se ponen de acuerdo". Asentí, porque eso, en España y en la actualidad, lo sabemos todos.

Luego se extendió en informarme discretamente de las entrevistas que había tenido estos últimos días y, al final, soltó la bomba. Quería que yo fuera presidente. Le parecía conveniente que durante una temporada -no precisó más- intentase poner orden en la situación actual. Me sorprendió la delicadeza con que hablaba de lo que yo hubiera calificado de "jaula de grillos", "lucha de egos", "pensar en sí mismos y en su partido y olvidarse de España" y expresiones similares.

Me dijo que lo pensara tranquilamente, sin agobios... y que le contestara al día siguiente.

Como siempre, cuando ya estaba en el taxi que me llevaba a Madrid, se me ocurrieron preguntas y más preguntas. Mi amigo Juan Manuel las llama "ideas de portal", o sea, las que se te ocurren en el portal cuando sales de una entrevista: "Tenía que haberle dicho, tenía que haberle planteado...".

Tenía que, pero no lo había hecho. Y ahora pienso que si lo hubiera hecho, no lo pondría aquí, porque siempre he pensado que, después de una entrevista importante, uno se calla. Y no sale corriendo a buscar un micrófono para contar a todo el mundo lo que me han dicho, lo que he contestado y lo admirada que se ha quedado la persona con la que me he entrevistado al ver mi profundo conocimiento de todos los temas.

Quería que yo fuera Presidente. Le parecía conveniente que durante una temporada -no precisó más- intentase poner orden en la situación actual

Desde el hotel, llamé a mi mujer. Es mucho más discreta que yo. Es capaz de entrevistarse con el Papa y no contármelo ni a mí.

Me dijo: "Piénsatelo. Pon condiciones. En seguida te llamo".

Un cuarto de hora más tarde, me llamó: "Dile que sí y pon las siguientes condiciones:

O

1. Cuatro años como máximo.

2. Sin cobrar nada. Solo taxis, AVE, aviones. Dile que, como ya eres mayor, te gustaría ir en preferente en el AVE y en 'business' en avión. En Vueling y Ryanair, en la primera fila.

3. Ropa, la que tenemos. Si hay que ir a un acto un poco solemne, utilizaremos lo nuestro y si hay que hacerse algo nuevo, nos lo pagaremos.

4. Con una carta de dimisión sin fecha, de manera que si el Rey decide echarte antes de los cuatro años, lo único que tiene que hacer es poner la fecha y llamarte diciendo: 'He recibido tu carta. Muchas gracias por los servicios prestados".

5. Como nos harán vivir en La Moncloa, que no toquen nada. Que nos apañaremos con lo que haya, que supongo que será suficiente para ti y para mí".

Mi mujer remató:

"6. Dile al Rey que se acuerde de que vas a cumplir 70 años y que tu inglés no es de Oxford precisamente. Que Economía sabes porque fuiste catedrático, pero de política no sabes demasiado.

7. Y, muy importante, que tienes que dormir una hora de siesta todos los días".

....

¡Cuánto me gustaría tener un gobierno formado por "personas especializadas en alguna materia económica o administrativa etc.!

Y aquí me tenéis. Le hice llegar una nota al Rey, con todo lo anterior, excepto lo de la siesta, porque no me parecía adecuado. También la carta de dimisión sin fecha.

Ahora, a trabajar. Me da una cierta pereza, porque estos chicos están nerviosos. Son majos, cada uno con sus cosas. Me han aceptado a regañadientes. Todavía no he hablado con ellos y ya se quejan de que el Rey les ha puesto un tecnócrata. Aquí, en cuanto uno sabe sumar y restar, le acusan de tecnócrata. Y dicen que es repetir lo de Italia con Mario Monti o lo de Grecia con Lukás Papadimos, sin tener en cuenta que yo no he trabajado nunca en Goldman Sachs, como Mario Draghi y ellos.

(Por cierto, según el DRAE, tecnócrata es "un profesional especializado en alguna materia económica o administrativa que, en el desempeño de un cargo público, aplica medidas eficaces que persiguen el bienestar social al margen de consideraciones ideológicas". ¡Cómo me gusta ser 'tecnócrata'! ¡Cuánto me gustaría tener un Gobierno formado por "personas especializadas en alguna materia económica o administrativa, etc.!").

He dicho, a trabajar. Rápido. Tengo poco tiempo. Cuatro años se pasan en un soplo. He convocado a Mariano, Pedro, Albert y Pablo, medio día cada uno, porque tengo que formar Gobierno en seguida, que ya vale de dar espectáculos como los que estamos dando.

A todos les voy a pedir que me den nombres de personas de su partido para mi Gobierno. Les repetiré lo de "mi Gobierno", porque quiero que se enteren de que es el mío, con lo que no aceptaré propuestas que no me gusten. Pero si vienen en buen plan, que seguro que vendrán, llegaremos a acuerdos pronto. De paso, veré si sobra algún ministerio, que no estamos para muchos gastos.

Tendré mucho cuidado en quién me proponen para Sanidad y Educación. Ya sé que ahora estas responsabilidades están muy descentralizadas en las comunidades autónomas, pero quiero verlo de cerca.

No aceptaré propuestas que no me gusten. Pero si vienen en buen plan, llegaremos a acuerdos. Veré si sobra algún ministerio, que no estamos para gastos

Como conozco gente maja, competente y tecnócrata (en el único sentido de la palabra, porque el DRAE no da otro), si veo que no se ponen de acuerdo o que alguno de los que me proponen no me acaba de convencer, amenazaré con poner uno por mi cuenta. Y cumpliré mi amenaza. Para que no haya sorpresas, les anunciaré que el ministro de Economía lo pondré yo.

Luego pediré un cuarto de hora en las televisiones, horario 'prime time', para informar de lo que estoy haciendo y para anunciar que cada 15 días contaré lo que quiero hacer y cómo voy avanzando. Después pediré salir en el programa de Buenafuente, en 'El Hormiguero', en el programa de Bertín Osborne, en el de Risto Mejide, Josep Cuní y en todo programa que tenga una audiencia aceptable, porque me interesa mucho que todos se enteren de todo.

Daré una vuelta por Europa, acompañado por el ministro de Economía, porque el que pienso yo tiene tres ventajas: un currículo fenomenal, un inglés tan fenomenal como el curriculo y unos conocimientos de 'economía humana' que me encantan. Al rebufo de este ministro, yo diré cuatro cosas y quedaré bien y la gente dirá: "Este viejo no se defiende mal".

Y dentro de cuatro años, ¡a casa! Recogeremos las fotos que hayamos puesto en La Moncloa, y a casa. Sin condecoraciones, ni discursos, ni nada. Una cena con los Reyes -ensalada y tortilla de patatas con un poco de cebolla-, un buen vino, un gin tonic, muchas risas y a seguir como antes. Se me habrán quedado atrasadas muchas cosas. Y muchos amigos.

Yo ya habré lidiado a estos toretes que andan por ahí. Me gustaría haberle dejado al Rey una clase política un poco más presentable que la actual.

Se acabó el soliloquio.

Poner en orden tu partido y gobernar España no tiene pies ni cabeza. Siempre te olvidas algo. Si te olvidas de tu partido, no pasa nada. Si te olvidas de España, sí

P.S.

1. Un presidente independiente en La Moncloa. ¡Cuánto me hubiera gustado! ¡Qué poco les gustaría a algunos!

ACLARACIÓN.

2. Hay gente muy buena que no ve más allá de sus narices.

3. Esa gente buena puede pensar que me estoy postulando para el puesto.

4. ¡¡NO!!

5. Estoy diciendo que me gustaría que se nombrase presidente a una persona mayor, no muy mayor como yo, con una buena formación (por eso, en el soliloquio le he hecho catedrático de Económicas), con la vida resuelta, que estuviera dispuesta a trabajar gratis durante cuatro años y que se retirase en silencio, tal como entró, sin buscar sitio en las paredes de su despacho para colgar las medallas ni los nombramientos ni nada.

6. Esa persona existe. No la conozco. Pero igual vive en Madrid, en Barcelona, en Cuenca o en Mérida.

7. Nos iría tan bien poner a los actuales gallitos de gallinerito a las órdenes de una persona así y que, mientras obedecían, arreglaran los gallineros en los que se han convertido algunos de sus partidos...

8. Porque poner en orden tu partido y, de paso, gobernar España, no tiene ni pies ni cabeza. Siempre te olvidas de algo.

9. Y si te olvidas de tu partido, no pasa nada. Pero si te olvidas de España, pasa algo.

10. Dentro y fuera.

... ¿Qué hago yo en La Moncloa? ¡Qué vueltas da la vida! Hace un mes, jubilado, trabajando para ocupar las horas del modo más útil, con tiempo libre para leer, para oír música, para ir con mi mujer al cine, para ver a mis amigos... ¿qué hago yo ahora en La Moncloa?

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