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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Trabajar en paz

Me hace ilusión pensar que para septiembre habrá Gobierno y todos se dedicarán a trabajar, o sea, a hacer lo que les hemos encargado que hagan y por lo que les pagamos

Foto: Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones. (Reuters)
Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones. (Reuters)

Una amiga me envía un wasap, diciéndome que "está esperando como agua de mayo" que escriba un artículo sobre el 'Pokémon Go'.

Le digo que no tengo ni idea de qué va ese asunto y me contesta en seguida: "Es un juego con el que la gente ha perdido el poco sentido común que le quedaba... muy triste...".

Me deja preocupado, porque esta chica es joven y no es de las que dicen eso de "cómo está la juventud", "en mis tiempos" y cosas así.

Hoy desayuno en otro bar. Está más cerca de mi casa y no tiene televisión, lo que me permite desayunar con paz, sin ruido.

En una pizarra, han escrito con tiza: "Cada día la normalidad es más excepcional. Muchas gracias a nuestros clientes por hacer de nuestro bar un bar normal".

Desayuno muy bien, tranquilo, con 'normalidad'. Pago -admiten tarjeta- y me voy a escribir este artículo. En la cabeza me bailan vocablos: paz, normalidad, silencio, excepcionalidad...

Me doy cuenta de que los echaba en falta.

Salto hacia atrás y me voy al wasap de mi amiga. Ahora ya sé, más o menos, en qué consiste 'Pokémon Go', porque ayer noche, tres nietos nos lo explicaron a mi mujer y a mí. Creo que mi mujer lo entendió. Yo lo entendí 'por encima', en primer lugar porque cuando me siento incapaz de profundizar en algo, desconecto sin darme cuenta y pienso que a) no jugaré nunca a ese juego, y b) mala suerte sería que alguien me pusiera un muñeco de esos en el hombro izquierdo cuando esté en misa.

Cuando la campaña electoral se convierte en el 'modus vivendi' de estos señores y se transmite en forma de crispación al público, se produce algo malo


Mi amiga dice que ya no hay sentido común, porque si este invento ha arrasado con lo que había, es que ya no queda nada de lo que el DRAE define como "capacidad de entender o juzgar de forma razonable".

Ya me preocupó hace años algo que oí a una persona con la que yo hacía un trabajo de consultoría. Cuando le dije que un tema del que hablábamos era de sentido común, me replicó: "Tu sentido común no coincide con mi sentido común", con lo que me estaba diciendo que el sentido común no existía.

Yo creo que sí existe, que lo tiene mucha gente -es común- y que le falta a mucha gente, porque no todos tenemos la suerte de tener un mínimo de talento. Y a bastantes les pasa aquello de que 'quod natura non dat, Salmantica non praestat'. Es decir, que, o hay una base de talento natural o ya puedes ir a Salmantica o a Harvard o a la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, que habrás perdido el tiempo, o, peor aún, serás un ceporrico con título universitario (el peor tipo de ceporrico que te puedes encontrar).

Ya tenemos presidenta del Congreso. No conozco a Ana. Todos dicen que es maja, no conflictiva, negociadora, normal. Seguramente por eso a todos les cae bien.

Desde fuera, parece que empieza a desatascarse la situación y que, compra de votos por aquí, venta de votos por allá, podremos tener Gobierno antes de irnos de vacaciones. No creo que hagan caso a mi propuesta de cerrar acuerdos para el día 25, festividad de Santiago, patrón de España; pero si no, igual la Virgen de las Nieves -la Virgen Blanca- nos echa una mano, en forma de latigazo de sentido común, el día de su fiesta, 5 de agosto.

Lo del Gobierno corre prisa, porque las cosas no están para distracciones. Ya sé que ahora tenemos Gobierno, pero en funciones, o sea, que puede gobernar pero no le apetece, porque total, para lo que vamos a durar...

Además, el Gobierno en funciones no puede aprobar, por ejemplo, los Presupuestos Generales del Estado, pequeño chantajillo que está haciendo ahora Cristóbal a las CCAA, porque si no hay Gobierno, seguiremos con los PGE del año pasado, y luego no os quejéis.

Ánimo, señores, que parece -parece- que este año electoral se acaba, que a partir de ahora solo oiremos cosas sensatas por parte de los políticos


Si el nuevo Gobierno, que tendrá que negociar mucho, consigue establecer un clima de diálogo, de hablar tranquilamente, de desayunar con paz sin que la tele te machaque los oídos y cuando te quejas el del bar te dice que si te molesta que te pongas de espaldas, y tú decides no volver... Si pasa todo eso, habremos ganado mucho.

Me hace ilusión pensar que para Santiago, para la Virgen Blanca, para la Virgen de Agosto o para mi cumpleaños (7 de septiembre), habrá Gobierno y todos se dedicarán a trabajar, o sea, a hacer lo que les hemos encargado que hagan y por lo que les pagamos. O sea:

1. El Gobierno, a gobernar.
2. La oposición, a oponerse y a construir.
3. Los partidos, a trabajar en serio.
4. Los 46,5 millones de españoles, a trabajar en serio.

El Gobierno, a decirnos dónde quiere llevar España. Por favor, no quiero grandes declaraciones ni fraseología sin sentido. Quiero que me digan:

1. Que estamos en Europa y que no nos vamos, porque no nos interesa.

2. Que, como estamos en Europa, disfrutaremos de las ventajas y llevaremos con garbo los inconvenientes. (Digo esto porque me parece que nos hemos vuelto un poco quejicas y un poco masoquistas, leyendo con una cierta alegría que nos van a multar y quedándonos un poco mustios cuando no nos multan).

3. Estar en Europa quiere decir, entre otras muchas cosas, que no hablaremos nunca:
-de que hemos cedido nuestra soberanía;
-del déficit, sabiendo que tenemos que dejarlo en 30.000 millones; como dicen ahora los cursis, "sí o sí";
-de un aumento de la deuda, comprometiéndonos a no pasar ni un euro del billón que debemos ahora y a empezar a reducir esa cantidad lo antes que podamos, que nos sobran 400.000 millones.

4. Que hay un tema importante, que es la revisión de la Constitución. Trabajo muy serio, que no se va a hacer con urgencias, porque la nueva Constitución ha de durar, por lo menos, otros 38 años, o sea, hasta 2054.

5. Que, aprovechando esta revisión, nos plantearemos si el modelo de Estado es sostenible. (Como he dicho muchas veces que no lo es, no sigo por ese camino).

6. Que, si se decide que el modelo es sostenible, o nos conviene que lo sea, revisaremos cuánto nos cuesta y cuánto nos debería costar, no vaya a ser que la insostenibilidad venga, en una parte muy considerable, de cómo y en qué se gastan el dinero todos los involucrados en el Gobierno central y en el de las comunidades autónomas.

7. Que nuestra mayor preocupación será el paro.

8. Que se revisará el sistema de pensiones, que también es insostenible.

Me encantaría que el Gobierno señalase estos puntos como objetivos a conseguir, no como alimento para nuestro sadomasoquismo. Ejemplos de sado, etc.:

1. Europa va tan mal que Reino Unido se larga.

2. ¡Cuánto dinero debemos! No podremos devolverlo nunca.

3. Las pensiones, un desastre. El Gobierno ha sacado 1.000 millones de la hucha y ya solo quedan 24.000. Con eso no tenemos ni para chuches.

4. Los recortes... ja. Habrá que ver quién se queda con nuestro dinero.

Me encantaría que los españoles pensáramos que hay un Gobierno honrado que hace lo que puede. Ese Gobierno debe olvidar que llevamos un año en campaña electoral, y ahora, en vez de prometer cosas que no se las creen ni ellos, tiene que calmarse y trabajar.

Hagamos un esfuerzo para tomarnos en serio la vida; para conseguir que los cantamañanas se callen y para separar lo importante del 'Pokémon Go'


Porque cuando la campaña electoral se convierte en el 'modus vivendi' de estos señores y se transmite constantemente en forma de crispación al público, se produce algo malo, que no deja trabajar en paz.

Y no deja trabajar en paz porque lo que trae como consecuencia esa manera de actuar es precisamente la falta interna de paz de cada uno de los españoles. (De esto ya hablé bastante en el artículo de la semana pasada y no es cuestión de repetirlo).

Otra cosa que quiero exigir al Gobierno es que no se distraiga y que no nos comunique sus distracciones a los demás. Ejemplos de distracciones:

1. ¿Habría que ir pensando en la III República?
2. ¿Habría que quitar de las calles todos los nombres de aquellas personas que un día vieron un desfile que presidió Franco?
3. De las fosas ya he hablado otras veces.
4. El Valle de los Caídos sería otra distracción.
5. Los papeles de Salamanca, otra.

Quiero que el Gobierno gobierne y no se dedique a calentar los cascos a la gente, que necesita un ambiente de paz para atacar sus problemas:

1. Para trabajar bien el que tenga trabajo.
2. Para buscar trabajo el que no tenga.
3. Para montar una empresa el que pueda.
4. Para contratar personas.
5. Para que se hunda la menor cantidad de empresas posible, porque a todos nos viene muy bien que haya empresas que vayan muy bien.
6. Para que la gente se pueda casar cuando quiera, sin esperar al siglo que viene.
7. Para que cada matrimonio tenga los hijos que quiera, sabiendo que un hijo es un gasto, no una inversión, si lo miras desde el punto de vista de lo que te cuesta (mucho) y de lo que recuperas (cero).

En resumen:

1. Quiero que en España haya un ambiente de paz.
2. O sea, que se ataquen los problemas que existen y NUNCA se inventen problemas nuevos.
3. O sea, como dice mi amiga la del 'Pokémon', quiero recuperar el sentido común.
4. O sea, la normalidad, para que mucha gente pueda ir a ese bar que he descubierto y donde están buscando eso, gente normal.

La responsabilidad es del Gobierno, que, como ya he dicho y su mismo nombre indica, tiene que dedicarse a gobernar.

La responsabilidad es de los ciudadanos, que tenemos que dedicarnos a 'ciudadanear' -perdón-, o sea, a ser "miembros activos de un Estado, titulares de derechos políticos y sometidos a sus leyes".

Ánimo, señores, que parece -parece- que este año electoral se acaba, que a partir de ahora solo oiremos cosas sensatas por parte de los políticos.

Puede ser que nos cueste un poco, porque nos hemos acostumbrado a lo otro, pero hagamos un esfuerzo para tomarnos en serio la vida; para conseguir, a base de abucheos, que los cantamañanas se callen; para separar lo importante del 'Pokémon Go'; para ser decentes todos, los normales y los otros. Para que el sentido común rebose en nuestras conversaciones. Sobre todo, si tenemos responsabilidades públicas.

Y recordemos todos: la campaña electoral se ha acabado.

Ahora hay que hablar en serio.

Una amiga me envía un wasap, diciéndome que "está esperando como agua de mayo" que escriba un artículo sobre el 'Pokémon Go'.

Le digo que no tengo ni idea de qué va ese asunto y me contesta en seguida: "Es un juego con el que la gente ha perdido el poco sentido común que le quedaba... muy triste...".

Me deja preocupado, porque esta chica es joven y no es de las que dicen eso de "cómo está la juventud", "en mis tiempos" y cosas así.

Hoy desayuno en otro bar. Está más cerca de mi casa y no tiene televisión, lo que me permite desayunar con paz, sin ruido.

En una pizarra, han escrito con tiza: "Cada día la normalidad es más excepcional. Muchas gracias a nuestros clientes por hacer de nuestro bar un bar normal".

Desayuno muy bien, tranquilo, con 'normalidad'. Pago -admiten tarjeta- y me voy a escribir este artículo. En la cabeza me bailan vocablos: paz, normalidad, silencio, excepcionalidad...

Me doy cuenta de que los echaba en falta.

Salto hacia atrás y me voy al wasap de mi amiga. Ahora ya sé, más o menos, en qué consiste 'Pokémon Go', porque ayer noche, tres nietos nos lo explicaron a mi mujer y a mí. Creo que mi mujer lo entendió. Yo lo entendí 'por encima', en primer lugar porque cuando me siento incapaz de profundizar en algo, desconecto sin darme cuenta y pienso que a) no jugaré nunca a ese juego, y b) mala suerte sería que alguien me pusiera un muñeco de esos en el hombro izquierdo cuando esté en misa.