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Leopoldo Abadía

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El gesto mohíno

Mezclo unas cuantas cosas: el gesto mohíno de Mariano, la exultación de Alberto, la venta de la empresa de mi amigo y esa afirmación de que "no hay buenos negocios con malas personas"

Foto: Alberto Núñez Feijóo (i), acompañado por el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (EFE)
Alberto Núñez Feijóo (i), acompañado por el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (EFE)

Leo que "una estampa ha llamado la atención: el gesto mohíno con el que el líder del PP ha recibido a su exultante paisano, Alberto Núñez Feijóo. La espada de Damocles de verse reemplazado vuelve a inquietar a Rajoy".

Como niños. Ojalá sea una interpretación del periodista, que quería que Mariano, flemático él, recibiera a su compatriota Alberto con grandes efusiones y alharacas, olvidando que este presidente en funciones que tenemos no se entusiasma ni cuando Contador gana una etapa.

Digo que ojalá sea una interpretación del periodista y no refleje la realidad, porque si la refleja, me da una impresión muy pobre de Mariano, que me cae muy bien, cosa que, curiosamente, me pasa con casi todos los personajetes que al grito (¿?) de ¡viva España!aspiran a gobernar este bendito país. (Entre paréntesis, me parece que ninguno ha dicho en su vida ¡viva España!, alguno porque no quiere que viva y algún otro porque no sabe quién es España).

Este presidente en funciones que tenemos no se entusiasma ni cuando Contador gana una etapa

Me llama un amigo. Está contento. Ha vendido su empresa. Estaba en un buen momento. Le conozco mucho. Le he visto trabajar mucho, de sol a sol. Y dirigir a su gente. Y hacer equipo con ellos. Y no dormir. Y reinventar la empresa. Y cansarse mucho, como es natural en quien pretende trabajar bien. Y ser generoso.

Y ahora, se va. Feliz, cansado, se va.

Le doy solo un consejo. Que resuelva el tema fiscal muy bien. Que no se deje aconsejar por quienes le recomienden "construcciones fiscales" que le llevarán a la cárcel. Me tranquiliza. Me dice que todo lo que haya que pagar a Cristóbal, lo recibirá Cristóbal, que lo ingresará en la caja correspondiente. Que si es mucho, mejor para Cristóbal y su caja correspondiente.

Me da pena, porque se pierde un empresario. Todavía joven, aunque a alguien le parecerá que, a mi edad, el concepto de 'joven'ha "dado de sí", como decía mi mujer cuando los calcetines de un hijo pequeño servían para uno mayor.

Pero la gente se cansa. Los empresarios, también. Traducen a euros lo que han hecho y se van.

Media hora más tarde, tengo una entrevista en un programa de radio.

Me dicen que el sueldo bruto promedio en España es de 2.188 euros al mes. Que ha aumentado el poder adquisitivo de la gente.

Quizá sí, pero 2.188 euros brutos, objetivamente, es poco.

Me acuerdo de mi amigo Jorge. Todo un señor. Un hombre rico casado con una señora rica. Falleció hace unos años, bastantes.

Estábamos él y yo, solos, en mi casa de San Quirico. Por la tarde, anocheciendo. La hora de las confidencias. No habíamos encendido la luz. Casi no nos veíamos. No sé de qué hablábamos. Me dijo: "No sabes la suerte que tengo de ser rico, para poder dar más".

En esta sociedad de desigualdades graves, todos tenemos cerca a alguien que lo está pasando peor que nosotros. Y hay que ayudarle

En la radio, al hablar de los 2.188 euros brutos, me he acordado de Jorge. Y he pensado que Jorge daba... y que el que gana 2.188 euros debe dar al que gana 2.187. Ya me entendéis. Quiero decir que, en esta sociedad de desigualdades graves, todos tenemos cerca a alguien que lo está pasando peor que nosotros. Y hay que ayudarle.

Se me ocurre decir eso por la radio. No sé qué reacciones habrá en las redes sociales. Como siempre, división de opiniones. Unosen contra y otros, más en contra. Alguno habrá a favor, ya lo sé, pero prefiero ir preparado y así los en contra no me afectan.

Me encargan que dé una conferencia en una universidad. Me dan el título: "No hay buenos negocios con malas personas". Acepto, a pesar del ramalazo de pereza que me da poner en orden cosas un poco liadas que tengo en la cabeza y que coinciden con el título.

Para ayudarme, me envían unas notas:

1. El comportamiento dudoso de muchas personas durante los últimos años.

2. Las diferentes éticas en las diferentes situaciones en las que una persona desarrolla su actividad.

3. Lo que está bien y lo que está mal.

Y unas cuantas más, por el estilo.

Yo creo que Mariano es una buena persona; que Alberto también lo es; que mi amigo es una buena persona, y que los de la universidad también lo son

Como me pasa siempre, mezclo en mi cabeza unas cuantas cosas: el gesto mohíno de Mariano, la exultación de Alberto, la venta de la empresa de mi amigo y esa afirmación de que "no hay buenos negocios con malas personas".

Y me quedo parado en la última. Porque yo creo que Mariano es una buena persona; que Alberto también lo es; que mi amigo es una buena persona (en este caso pongo la mano en el fuego), y que los de la universidad también lo son.

Pero se me va la cabeza —me pasa con frecuencia— y añado a Albert, a Pedro y a Pablo. Y todos me parecen buena gente.

Buena gente en el sentido de que tienen un trabajo y quieren hacerlo bien.

Mientras preparo la conferencia, sin papeles y paseando por mi despacho y por las habitaciones adyacentes, porque mi despacho es muy pequeño, veo en la imaginación a los asistentes y observo caras de escepticismo. Algo así como si me dijeran: "¡Qué inocente eres! ¿Te crees de verdad que todos estos mozos, que están pensando primero en sí mismos, luego en sí mismos y en tercer lugar en sí mismos, son buena gente? Seguro que son buenos ciudadanos, que le quieren mucho a su primera o a su segunda mujer, a los hijos de la primera o a los que aporta la segunda; que pagan sus impuestos...PERO ¿te fías de ellos?".

¿Te crees de verdad que estos mozos que piensan primero en sí mismos, luego en sí mismos y en tercer lugar en sí mismos son buena gente? ¿Te fías de ellos?

Y me sale que NO. No sé por qué, pero me sale que no. Quizás es por su historial, por algunos brotes de desfachatez que veo en algunos de ellos, quizá por cómo veo mentir a alguno sin mover un solo músculo de la cara...

Es muy viejo aquello de preguntarse si les compraría un coche de segunda mano.

Yo siempre compro los coches de primera mano. Alguien me dice que es un error, porque nada más salir del concesionario, se ha depreciado no sé cuánto. Pero siempre lo he hecho así y así no tengo que plantearme si me fío o no me fío del vendedor.

Menos mal.

Si veis al nuevo Gobierno no sonreír en la foto oficial, es que se han enterado de que se ha acabado el jugueteo y empiezan a tomarse el trabajo en serio

P.S.

1. Hablando de gestos mohínos, la cara de Pedro saliendo de Ferraz es todo un tratado de 'mohinez'.

2. Mientras tanto, Pablo, que se iba a Latinoamérica, ya no se va, no vaya a ser. Otro gesto mohíno.

3. El pobre Albert, que firmó con unos y luego con otros, otro.

4. El único que sonríe, Carles, que quiere obedecer a la CUP porque les ve patriotas, desinteresados, no pensando en sus sueldos. Lo que se dice gente generosa, a la que solo le preocupa su país...

5. ¿Habrá Gobierno pronto? ¡Y yo qué sé! Pero sí sé que, cuando tomen posesión, se encontrarán con Merkel sentada en la mesa de gobierno, y con tres cosas: a) el compromiso de llegar a un déficit de 41.000 millones este año y de 31.000 el año que viene; b) el compromiso de ir reduciendo la deuda hasta 600.000 millones; c) el objetivo de reducir el número de personas sin empleo, que ahora son 4.574.700.

6. Por tanto, si veis al nuevo Gobierno salir de la primera reunión con gesto mohíno y no sonreír cuando se hagan la foto oficial, es que se han enterado de que se ha acabado el jugueteo y han empezado a tomarse el trabajo en serio.

Leo que "una estampa ha llamado la atención: el gesto mohíno con el que el líder del PP ha recibido a su exultante paisano, Alberto Núñez Feijóo. La espada de Damocles de verse reemplazado vuelve a inquietar a Rajoy".

Mariano Rajoy Alberto Núñez Feijóo Pedro Sánchez Carles Puigdemont Cristóbal Montoro