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Faltas de ortografía y juicios prematuros
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Faltas de ortografía y juicios prematuros

Hablando de la revisión de nuestra Constitución, escribí que el primer artículo debía decir que "todo español es sujeto de obligaciones y de derechos". Por ese orden

Foto: Varias personas en una concentración contra el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)
Varias personas en una concentración contra el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)

En cualquier época hay gente que tiene ideas y que las pone en práctica. A veces salen bien a la primera y otras a la segunda, a la tercera o cuando sea. Pero esa gente sigue y sigue.

A unos amigos míos, hijos de compañeros de clase del colegio del Salvador, se les ha ocurrido seleccionar una serie de restaurantes de primera fila, no necesariamente los más caros, pero sí de calidad y pedir a sus clientes que saquen una foto de la cuenta. Ellos abonan un 5 % a ese señor, que va acumulando puntos para gastar en cualquiera de los restaurantes que se han adherido a este plan. A los puntos les llaman Cicerones, como les podían haber llamado San Sebastián de los Reyes. Lo que pasa es que el invento lleva el nombre de Ciceroneclub – y al conocer esta historia pienso en la cantidad de comidas y cenas de empresa que he tenido en mi vida, el dineral que me he dejado en ellas y lo bien que me hubiera venido que, al menos, alguien me hubiera premiado por ello.

Me lo cuentan, me mandan documentación y, como me pasa con una cierta frecuencia, la leo en diagonal. O sea, no me entero, porque yo creo que para enterarse de algo, hay que leer en horizontal y despacico: si escribimos así, no entiendo por qué se nos ocurre leer de otra manera.

Este señor habla de los clientes B.I.P. y uno, que ha estado en Harvard, piensa cómo se le puede ocurrir a nadie escribir very con b

Una vez mal leído en diagonal, descubro una falta de ortografía. El propietario de uno de los restaurantes cuenta el día que Miguel Induráin fue a comer allí y él, en voz muy alta, dijo que estaban invitados todos los clientes presentes que hubieran ganado alguna vez el Tour de Francia. Gran ovación a Miguel, y muchas risas de todos los que no habían ganado nunca el Tour, ni lo ganarán.

Cuando me estaba riendo de la ocurrencia, veo la falta de ortografía. Este señor habla de los clientes B.I.P. y uno, que ha estado en Harvard, piensa cómo se le puede ocurrir a nadie escribir very con b. Porque pensar que a ese restaurante va 'bery important people' rompe los esquemas y nos escandaliza a los cultos (¡?), estropeando el negocio de mis amigos, por ignorantes.

Pero este señor, o no es inculto, o tiene amigos que también fueron a Harvard o tiene mucha cintura, porque, en lugar de sonrojarse por su ignorancia y de pedir perdón asegurando que no lo volverá a hacer, asegura que B.I.P. quiere decir 'Best Important People', que a mí me parece que está mal dicho, aunque él diga que significa "La gente más importante".

Felicito a mis amigos porque si todos los que participan en este programa tienen la misma flexibilidad, va a ser un éxito.

...Y luego me quedo pensando en el inevitable Donald, que, a fuerza de decir cosas y de poner cara feroche, nos tiene aterrorizados por lo que nos va a hacer, por lo que nos va a exigir, por lo que nos va a apretar...¡a nosotros!, con lo que nos gusta el bienestar que nos da el Estado, con lo que nos gusta no tener hijos y exigir unas buenas pensiones, con lo que nos gusta tener a Estados Unidos guardándonos las espaldas, mientras, a base de reuniones vamos retrasando las decisiones importantes...¡a nosotros!

Hablando de la revisión de nuestra Constitución, escribí que el primer artículo debía decir que "todo español es sujeto de obligaciones y de derechos"

Donald todavía no ha hecho nada, pero nosotros ya hemos hecho un juicio sobre él, prematuro como el del B.I.P. y no dormimos pensando lo que nos puede pasar, como en aquel chiste viejísimo en el que uno insultaba al propietario de un gato para el coche después de hacerse un lío mental pensando en los inconvenientes que le pondría para prestárselo.

He escrito hace poco un artículo en el que digo lo contento que estoy porque Trump es una gran oportunidad para que Europa sea EUROPA, con mayúsculas, pero no quiero repetir.

Hoy quería hablar solo de los juicios prematuros, del terror a lo desconocido, de lo que paraliza a una persona y a una sociedad el miedo a lo que puede ocurrir.

Hace muchos años, hablando con un viejo jesuita, me dijo: "líbrenos Dios de todo lo que nos puede pasar".

Y también hace tiempo, me encontré con un amigo. Le pregunté por un hijo, qué iba estudiar. Él se lo había preguntado al chaval. La contestación, de libro: "estudiaré lo que tú me digas, con tal de que me asegures que tendré trabajo".

Pensé: "este tipo es un desgraciado. Nunca hará nada en su vida".

Me encontré a su padre el otro día. Está muy contento. El chico estudió Económicas y está trabajando en una auditora importante. Con novia y a punto de casarse. Y me dice: "¿Te acuerdas?"

Me acuerdo. Y enlazo con los clientes B.I.P. Y lo empalmo con todo lo que vamos a sufrir con Trump. Y con todo lo que nos puede pasar.

Y pienso si será verdad que, como dice mi mujer, necesitamos una posguerra. Le miro con cara de que eso no me gusta y me contesta: "Ya entiendes a qué me refiero".

Le entiendo. Me está hablando de fortaleza, de reciedumbre, de mirar al futuro sin miedo, porque ese futuro depende de lo que haga YO.

Y me acuerdo de que, hablando de la revisión de nuestra Constitución, escribí que el primer artículo debía decir que "todo español es sujeto de obligaciones y de derechos"

Por ese orden. Porque, a fuerza de juicios prematuros, cada vez somos más blanditos.

Y cuando viene alguien chillando y con mala cara, nos vamos corriendo a defender nuestros derechos.

Funcionamos a base de juicios prematuros, a los que en mi tierra les llaman de otra manera.

Miedo.

En cualquier época hay gente que tiene ideas y que las pone en práctica. A veces salen bien a la primera y otras a la segunda, a la tercera o cuando sea. Pero esa gente sigue y sigue.