Esperanza

Estoy suscrito a 'Time' desde noviembre de 1963. El primer número que tengo encuadernado es el del asesinato de Kennedy. Bueno, lo tenía, porque en el incendio de mi casa se me quemó la colección entera. Solo quedó un tomo de 1997, que a veces me apetece tirar a la basura, para que la pérdida sea completa.

Ahora lo descargo y lo leo en el iPad. Me interesa mucho ver 'desde allí' las noticias de las que me entero 'desde aquí'. Además, me mandan unos resúmenes a diario, que no leo a fondo, pero que repaso y me mantengo al día.

Así me entero de que los días 2 y 3 de diciembre se ha celebrado en Roma y Ciudad del Vaticano el Fortune-Time Global Forum, con el tema 'The 21st-Century Challenge: Forging a New Social Compact'.

Los participantes, primeras filas mundiales.

"El capitalismo es bueno. El capitalismo salvaje no existe. Existen salvajes que hacen de capitalistas"

El último día, en el Vaticano, el Papa les recibió y pronunció un discurso, que me apetecería reproducir entero, pero para eso ya está 'Time'. Lo he leído a fondo, porque como el Papa habla de "conversión institucional y personal", de "cambio de corazón", de "generosidad hacia los que tienen necesidad", he visto que me afecta a mí, que tendré que hacer algo en cuanto a conversión personal, a cambio de corazón y a generosidad.

En el ejemplar de 12 de diciembre (las fechas van por adelantado), Nancy Gibbs, publica, en la sección 'From the Editor', un artículo titulado 'A new vision for business', refiriéndose a este acontecimiento -porque es un acontecimiento, o sea, "un hecho o suceso, especialmente cuando reviste cierta importancia-".

Con todo mi respeto para Nancy, que es una profesional como la copa de un pino, creo que la 'new vision' es la 'vision' de siempre, la basada en un comportamiento decente, ético, humano, correcto, de personas que tienen ese comportamiento cuando están con su mujer, con su marido, con sus hijos, con sus amigos...y, por tanto, con y en su empresa.

Releo cosas que escribí hace tiempo: "El capitalismo es bueno. El capitalismo salvaje no existe. Existen salvajes que hacen de capitalistas". Y me siento reconfortado. No en el sentido de "ya lo decía yo y ahora el Papa me apoya", sino en el del sentido común, cuando vemos que hay tremendas desigualdades, en España también, por supuesto, y que miramos hacia otro lado.

Llevo años hablando de la necesidad urgente de una revolución civil, que es revolución "por dentro", difícil y menos espectacular que la revolución "por fuera"

Veo un artículo de Antón Costas en 'La Vanguardia' del 30 de noviembre. Habla de la relación actual entre el sueldo del principal directivo de una empresa y el salario medio de los empleados, que hace años fue de 30 a 1 y que ahora es de 300 a 1. Antón califica este despropósito como "un mecanismo de apropiación privada de rentas generadas por la acción colectiva de todos los implicados en la empresa".

Llevo años hablando de la necesidad urgente de una revolución civil, que es revolución "por dentro", más difícil y menos espectacular que la revolución "por fuera". Pero mucho más fundamental, porque si es por dentro, es 'quasi' definitiva, con muchas más probabilidades de durar, ya que cambia la manera de pensar y de actuar.

Tiempo difícil, tiempo de esperanza.

Ver reunidas tantas personas de muy alto nivel preocupadas por este tema, leer el artículo de Antón, y escuchar al Papa, me hace pensar que "e pur si muove". Que aquí se mueve algo.

Y, como es natural, no se mueve porque sí. Se mueve porque muchas personas, individualmente, se han dado cuenta de que

1. Hay cosas básicas que van mal.

2. No van mal porque sí, sino por muchas, muchísimas decisiones en contra de que vayan bien.

Normalmente, nuestros actos decentes serán más pequeños, más sin importancia externa, aunque, en algunos casos, de mucha más importancia objetiva

Vuelvo a citarme. Perdón, porque alguien puede pensar que me estoy mirando al espejo y me encuentro guapo. No es eso. Es que, para una vez que se me ocurre algo, lo repito.

La cita está en alguno de mis libros. Hablé en una entrevista de la crisis de decencia, causante, a mi juicio, de todo lo que ha pasado recientemente. El periodista me preguntó cómo se había producido y le contesté que por la repetición de miles de actos indecentes. Luego me preguntó cómo se arreglaba. La contestación salió sola: "Por la repetición de miles de actos decentes".

El Fortune-Time Global Forum ha sido un acto decente. La audiencia con el Papa, otro.

Normalmente, nuestros actos decentes serán más pequeños, más sin importancia externa, aunque, posiblemente, en algunos casos, de mucha más importancia objetiva.

El Papa les ha llamado "ideas concretas y acción decisiva que beneficie a todas las personas y que empiece a responder a los problemas más importantes de nuestra época".

Empezamos a enterarnos.

Esperanza.