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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Hoy va de frases

En todas las épocas ha habido mediocres. Ahora puede ser que haya más, o que los que son mediocres griten para que se les vea y exijan que se baje el listón para cualquier actividad

Foto: Foto: iStock.
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Tengo almacenadas bastantes frases para utilizarlas en los artículos cuando vienen a cuento. Y, a veces, aunque no vengan.

Digo esto porque, al abrir mi iPad, me encuentro con algo que escuché a Mario Alonso Puig, en una conferencia acertadísima, como son siempre las suyas.

Aquel día, Mario afirmó que "no hay nadie que haya nacido para ser mediocre".

He pensado bastante en esta frase, mientras contemplaba el espectáculo de mediocridad que se desarrolla delante de mis narices, protagonizado, claro está, por mediocres, porque los espectáculos no se dan porque sí, sino porque hay protagonistas.

Supongo que en todas las épocas ha habido mediocres, o sea, "de calidad media", o bien, "de poco mérito, tirando a malo", según el DRAE. Y ahora, puede ser que haya más, o que, manteniendo el mismo número, los que son mediocres presuman de ello y griten para que se les vea y exijan que se baje el listón para cualquier actividad: la carrera de cinco años ahora es de cuatro; la ducha fría se ha convertido en ducha templada/calentita, y el objetivo de muchos mocicos es aprobar, no aprender, porque los profesores no les exigen más, no vaya a ser que se cansen y protesten.

Consiguen que sus virtudes menores parezcan atributos excepcionales, porque en un entorno mediocre el saber resistir se disfraza de talento

Me encuentro con otra frase: "Iré a cualquier parte, siempre que sea hacia adelante". (Esta es de Mr. Wonderful, una empresa de dos chicos muy majos. Mi mujer tiene un bloc de notas, editado por ellos, con dibujos naíf y frases divertidas que con frecuencia copio, porque me hacen gracia).

Leo 'La Vanguardia', siguiendo mi vieja recomendación de leer todos los días dos periódicos, uno generalista y otro económico, siempre los mismos, porque así se les coge el tranquillo. Y me encuentro con exhibiciones de mediocridad, de no exigencia, de 'yavalismo', de no hace falta afinar tanto...

(Entre paréntesis, el "no hace falta afinar tanto" conduce a afinar menos y menos. Y cuando eso se hace en la conversación, se llega a la mentira, que parece que es lo que se lleva ahora).

Pero también me encuentro con reacciones a lo mediocre.

Veo que Josep Maria Pou paró una representación teatral y exigió a una espectadora, repantingada con los pies en el escenario, que se desrepantingase y se sentara bien.

Francesc-Marc Álvaro habla de dos políticos: "Han conseguido que algunas de sus virtudes menores parezcan atributos excepcionales, porque en un entorno mediocre el saber resistir se disfraza de talento".

Personajes equidistantes de los extremos, preocupados por quedar bien, sin ofender a nadie, con lo que acaban ofendiendo a todos

Para que no todo quede en los periódicos que leo, almuerzo con un catedrático de Economía. Me dice que cuando un alumno utiliza el móvil en clase, él se va. No el alumno. Él. Porque si le quita el móvil, igual le acusan de violencia hacia el pobre niño y si es pobre niña, alguien hablará de violencia machista.

Así están las cosas y con estos bueyes hemos de arar. Y con estos bueyes tienen que arar nuestros hijos y nuestros nietos. Si nos descuidamos, pasarán a engrosar las filas de los mediocres. Y como han ido a la universidad y algunos a Harvard, que ahora está de moda porque el otro día fue Puigdemont, pueden ir subiendo, a fuerza de pesar poco, a puestos altos y a responsabilidades importantes, donde, con sus hechos, harán propaganda de la mediocridad.

Hace algunos años, los romanos dijeron que 'in medio virtus', con lo que los que piensan de otra manera son extremistas. Y como en el 'medio' se agolpa mucha gente, hay centro derecha, centro izquierda y —supongo— centro centro, que no sé qué es.

Años más tarde, otros que no eran romanos inventaron lo políticamente correcto, que contribuyó a lo de ahora: personajes equidistantes de los extremos, preocupados por quedar bien, sin ofender a nadie, con lo que acaban ofendiendo a todos.

Hace tiempo, en una conferencia, dije en broma que pensaba que mi editorial me pondría 'un negro' para escribir un libro. Inmediatamente, un señor se levantó para decirme que no ofendiera a las personas de otra raza. Menos mal que entre el público había un chico de color —de color negro— que dijo que a él no le ofendía, porque sabía lo que se llamaba un negro: "Persona que trabaja anónimamente para lucimiento y provecho de otro, especialmente en trabajos literarios". (No sé qué haría yo si no tuviera el DRAE).

La mediocridad está extendiéndose, y si no la paramos, estamos perdidos porque el mediocre es peor que el malo, porque el malo puede ser bueno

Me da mucha esperanza una frase que también tengo guardada: "Cada uno posee mucha más riqueza y más bondad que sus defectos".

De ahí deduzco que como la mediocridad está extendida y, peor, extendiéndose, y si no la paramos estamos perdidos porque el mediocre es peor que el malo, porque el malo se puede convertir y ser bueno y el mediocre se lo pasa de película siendo mediocre...

Como siempre, me sale un párrafo larguísimo, que tengo que cortar.

Continúo.

... pues de ahí deduzco que tenemos que formar chavales con las siguientes características (lista no exhaustiva, como es natural):

1. Que cuando hablen, digan cosas serias, buscando construir y no meramente hacer gracia, o peor, decir 'soezas', palabra que, aunque está en desuso, quiere decir "suciedad, infamia". Decirlas para sorprender al otro, y, como ya se sabe, recibir los aplausos de su bancada, que animan mucho.

2. Que su compostura —su manera de vestir, de moverse, de hablar, de escuchar, etc.— sea adecuada a lo que es y a lo que representa. Si es viajante de comercio, con compostura. Si es diputado en el Congreso, con compostura.

3. Que no confunda las 'cosas de mi carácter' (es que yo soy así) con las 'cosas de tu falta de carácter' (ya sé que soy así...¡y qué!).

4. Serenidad, transmitiendo paz y no guerra.

5. De voluntad firme. Lo que hay que hacer, se hace. Y si no les gusta a algunos, que no les guste. Y si pierdo votos, los pierdo. Y si me echan, me echan. Y a partir del día siguiente, YO me busco empleo. Vuelvo al anterior o me pongo en el mercado. Y que me contraten por lo que valgo, no por lo que valga mi agenda.

6. Que se crezcan ante los obstáculos. Aquí viene muy bien otra frase, también de Mr. Wonderful: "Cuando tengas un marrón, no lo odies. Será un gran profesor".

7. Si tienen un choque con alguien, que sepan que pensar distinto es lo normal y es bueno, y no hay que sorprenderse y hay que construir, aprovechando lo bueno tuyo y lo bueno suyo, que algo habrá.

8. Y que sean claros, porque —hoy voy de frases— "el buen estilo debe ser, ante todo, claro". Esto se le ocurrió a Aristóteles, pero me habría encantado que se me hubiera ocurrido a mí.

Siempre llego tarde.

En esta ocasión, 25 siglos.

Tengo almacenadas bastantes frases para utilizarlas en los artículos cuando vienen a cuento. Y, a veces, aunque no vengan.