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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Cambio de definición

El conglomerado de talento es fundamental, en el Santander, en el BBVA y en cualquier negocio de la calle Mandri, en Barcelona

Foto: Foto: iStock.
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En 'La Vanguardia' leo que una empresa, Mujeres & Cía., elabora anualmente lo que llaman un panel de las cien mujeres más influyentes de España.

Esta semana, 'Time'publica las 100 personas más influyentes del mundo.

Cristina Sen, la autora del artículo de 'La Vanguardia', dice que Mujeres & Cía no pretende hacer un 'ranking', sino un conglomerado de talento. Veo que 'Time' tampoco pone a los influyentes en orden: este es más influyente que esta, o al revés. El "conglomerado" no pasa de "conglomerado".

Con frecuencia se publican 'rankings' de la escuelas de negocios. Con frecuencia, los criterios de valoración son distintos. En consecuencia, las clasificaciones, también. Nunca les hago demasiado caso.

Gracias a Cristina y a mi facilidad de bajar de lo importante a lo muy poco importante, pienso que el conglomerado de talento es fundamental, en el Santander, en el BBVA y en cualquier negocio de la calle Mandri, en Barcelona. Calle a la que, en un libro, llamé "capitalism street", porque todos los propietarios de los negocios de esa calle -bares, quiosco de periódicos, perfumería, papelería, floristería, etc,- han puesto allí su capital y lo están defendiendo con su talento.

Trabajar mucho y, por supuesto, bien, empezando cuando hay que empezar y terminando cuando el trabajo esté hecho del todo y bien acabado

Con su talento y con las horas -muchas- que dedican a su negocio. Porque, a la definición de "talento: capacidad de entender/capacidad para el desempeño de algo", yo creo que hay que añadir que el que tenga esas capacidades debe trabajar mucho. Prefiero el normalito muy trabajador al talentoso vago. Cuando una señora me dice que su niño se mira la lección en dos minutos y con esos dos minutos tiene suficiente, no me gusta, porque a ese pobre crío talentoso y que -peor aún- se lo cree, le van a dar muchas bofetadas morales en la vida.

Trabajar mucho y, por supuesto, trabajar bien, empezando cuando hay que empezar y terminando cuando el trabajo esté hecho del todo y bien acabado.

Se me olvidaba la constancia. He seguido en su carrera a personas a las que les sobrepasaba la responsabilidad. No eran tontos, pero no formaban parte del conglomerado de talento.

...No formaban parte, si se utiliza la antigua definición de talento. Pero, como siempre, cuando quiero demostrar algo o tener razón en otro algo, cambio la definición y ya está.

El éxito del IESE es más que la demostración de lo que pueden hacer unas cuantas personas de inteligencia normal, trabajando en serio ocho horas

Recuerdo algo que me pasó en mi primer año en el IESE. Alguien habló muy bien de nosotros. Muy ufano, se lo comenté a Antonio Valero, que era eldDirector en aquella época.

Como siempre, Antonio me puso los pies en el suelo: "El éxito del IESE no es más que la demostración de lo que pueden hacer unas cuantas personas de inteligencia normal, trabajando en serio ocho horas diarias". Me llenó de satisfacción, porque mi objetivo era llegar a ser uno de inteligencia normal. Las ocho horas, ya las pondría yo.

Hasta aquí, tenemos tres componentes de la nueva definición:

1. La inteligencia normal

2. Las muchas horas.

3. Las muchas horas todos los días, que eso es la constancia.

Añadimos otro: dedicar tiempo a formarse, porque, tal y como están las cosas, suena a profecía lo que decía la conversación de Alicia con la Reina Roja en 'Alicia en el país de las maravillas'.

Corren juntas Alicia y la Reina. Alicia está agitada y confusa, porque se da cuenta de que el esfuerzo no le ha servido de nada y que sigue en el mismo lugar. Entonces le dice a la Reina Roja que, en su mundo, "cuando uno corre, se suele llegar a alguna parte”.

"Tu país debe ser algo lento -le contesta la Reina-. Aquí, tienes que correr a toda velocidad para poder permanecer en el mismo lugar, y si quieres desplazarte a otro...¡tienes que darte el doble de prisa!"

O sea, que a la lista de componentes hay que añadir

1. Horas de formación para quedarte en el mismo lugar

2. Horas de formación para avanzar.

Pero esto no se acaba aquí. Falta lo que ya sabéis. Algo que no es un sumando, porque es esencial, que, en el momento en que falta, lo demás no sirve de nada: la decencia, que tiene que impregnar todo el hacer de una persona. Por eso he dicho que no es un sumando.

El talento sirve para algo y se extiende a los demás, que perciben que aquel no es un listo, sino una PERSONA que es lista

Y, con la nueva definición, el talento sirve para algo y se extiende a los demás, que perciben que aquel no es un listo, sino una PERSONA que es lista.

Estamos rodeados de gente lista, con el talento de la antigua definición. O sea, pasados de moda. Mucha gente les tiene envidia. Con cierta -con mucha- frecuencia, quizá tienen más inteligencia que los 'normales'. Y ahí se acaba la historia. Ni muchas horas, ni muchas horas muchos días, ni formación. Todo eso se compensa con la falta de decencia.

Me encuentro con otros, que avanzan en la nueva definición: listos, trabajadores, constantes, preocupados por la formación...y absolutamente ignorantes de la decencia, porque, o no se les ha ocurrido que existe o han pensado que eso, ahora, no se lleva.

El telediario de la noche en La 1 es desmoralizante. Menos mal que mi mujer y yo lo consideramos como una antesala de la intervención de Mónica López en la sección del tiempo. Hoy estamos en pleno "desplome" de las temperaturas, acompañado por una explicación completísima de por qué se desploman.

Pero, mientras esperamos a Mónica, nos tragamos todo lo que ha pasado en la Audiencia Nacional y en todos todos los juzgados de España, por donde van pasando personajes que puede que sean listos con la antigua definición, pero no con la segunda.

Por eso, cuando alguien me pregunta por alguno de ellos, digo: "¡Pobres!" Mi interlocutor siempre me dice: "Sí, sí, pobres" y habla de los millones de euros que han pasado por las manos de algunos, que, de paso, se han quedado alguno.

Viendo su grado de desconocimiento de lo que es ser listo, añado: "¡Ignorantes!"

Pues pensándolo bien, repito: "¡Pobres!"

Y viendo su grado de desconocimiento de lo que es ser listo, añado: "¡Ignorantes!"

P.S.

1. Para dejaros descansar, no he escrito esta semana el Catexit (VI), aunque ya lo tengo preparado.

2. Pero ha pasado algo estos días, de lo que hablaré la próxima semana, que me parece un salto cualitativo, a peor.

3. Se trata de la amenaza que ha hecho un señor que antes se dedicaba a cantar y ahora, a decir que se lo piensen bien los que no piensen como él.

4. O sea, democracia pura, parecida a la del "señor Franco" como le llamó ayer uno de estos mozos a D. Francisco.

5. La amenaza del excantante se ha visto acompañada de los aplausos amenazantes de los parlamentarios, excepto algunos, que inmediatamente serán calificados de franquistas o, peor aún, de tardofranquistas, que no sé qué quiere decir, pero suena muy mal.

6. Hablaremos la próxima semana.

En 'La Vanguardia' leo que una empresa, Mujeres & Cía., elabora anualmente lo que llaman un panel de las cien mujeres más influyentes de España.

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