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El primer verano real sin Urdangarin (o eso creíamos)
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Matías Vallés

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El primer verano real sin Urdangarin (o eso creíamos)

Empieza el verano siguiente en Mallorca. La labor del cronista se ve dificultada porque no estamos en el mismo país que un año atrás. De

La versión oficial prohíbe la entrada de Urdangarin en su chalet privado del complejo de Marivent, aunque lo utilizó de trampolín cuando aterrizó en Mallorca desde La Zarzuela, con vistas a su declaración como imputado ante el juez José Castro. El yerno no caía con todo el peso de la ley, sino con todo el peso del rey. Por cierto, se ha destacado la heroicidad del interrogado durante 25 horas, olvidando que el interrogador también sufrió ese calvario, a sus 67 años y sin cobrar ningún plus de fin de semana. Al contrario, el magistrado sacrificó los ingresos de la guardia que en esa fecha le correspondía a su juzgado.

¿Por qué dispuso Urdangarin de Marivent hace unos meses, y ahora es persona non grata en los reales sitios? Precisamente porque, a raíz de la declaración por primera vez como imputado de un familiar del Rey –bajo amenaza de proceder a su detención si no se personaba–, La Zarzuela comprendió tras innumerables vacilaciones que el destino del yerno favorito era el banquillo con un horizonte carcelario. Por tanto, el Jefe de Estado decide actuar como pater familias, cargo más difícil de desempeñar que el anterior, y declara proscrito al pícaro balonmanista que amenaza la estabilidad y continuidad de la Corona. Me ha quedado una frase ansoniana. La última disculpa interpuesta como dique de contención por palacio es que el hijo político de los Reyes no había actuado como un vulgar bribonzuelo, sino dominado por el instinto de emulación que domina a los humanos según el sociólogo Thorsten Veblen. Es decir, quería demostrar a sus nuevos familiares que él también podía salir adelante por sus propios medios.

Sin embargo, la Familia Real es un conglomerado dispar donde la Reina tiene ideas propias, consistentes en pensar y actuar siempre contra las disposiciones de su marido. De hecho, ya intentó trasladar el veraneo regio a Cantabria. Mientras el Rey quiere ver a su yerno en Botsuana, su esposa lo amadrina y lo atrae hacia Mallorca. El polo magnético dominante decidirá sobre la arribada de Urdangarin a las costas isleñas. No ha de instalarse forzosamente en Marivent, los millones de lectores fieles supieron gracias a estas crónicas que Iñaki y señora adquirían pisos masivamente en Mallorca. Hasta cinco, en la capital palmesana. Tres de ellos son tan modestos que se les omitidos piadosamente en los reportajes televisivos de denuncia del enriquecimiento centrifugado de los duques. Los otros dos están situados cerca del mar y a un kilómetro de Marivent.

Siempre a la vanguardia de los escándalos políticos y de su persecución judicial, Palma puede presumir de ser la única ciudad que dedica una de sus arterias principales a un presunto corrupto. Ahí sigue la 'Rambla dels Ducs de Palma' aunque la izquierda chillona desea suprimir esa denominación, seguramente por algo así como 'Rambla Kim Jong Un'. Y como tarea final para quienes hace un año consideraban inverosímil la imputación del yerno y hoy desean que Cristina de Borbón corra idéntica suerte, pueden desmenuzar la frase utilizada por el conservador John Roberts, presidente del Tribunal Supremo norteamericano, para salvar la reforma sanitaria de Obama. "No es nuestro trabajo proteger al pueblo de las consecuencias de sus opciones políticas". El pueblo son ustedes, por si no habían recaído.

Iñaki Urdangarin