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Manzanas podridas en el cesto del PP
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Manzanas podridas en el cesto del PP

Este fin de semana el Partido Popular celebra su Foro Abierto, una especie de Convención nada tradicional que, de alguna manera, es el disparo de salida

Este fin de semana el Partido Popular celebra su Foro Abierto, una especie de Convención nada tradicional que, de alguna manera, es el disparo de salida de la larga precampaña electoral que nos ocupará hasta junio, con dos citas entre medias: las elecciones vascas y las gallegas. Pero lo que de verdad va a atraer la atención de los medios de comunicación estos dos días, y por tanto de la opinión pública, es el `caso del espionaje´ en la Comunidad de Madrid. No es la primera vez que un acontecimiento inesperado le hace la pascua al PP en sus planes. Lo de este fin de semana prometía ser un revulsivo, aunque solo fuera por lo distinto que aparecía frente a las tradicionales convenciones abundantes en discursos y con poca presencia de la sociedad civil. Esteban González Pons y María Dolores de Cospedal habían puesto mucho empeño en que el Foro resultara algo distinto, que de verdad permitiera acercar más el partido a los ciudadanos gracias a las nuevas tecnologías. Con la llegada de González Pons el PP está empezando a descubrir que existe un mundo en la red por descubrir y el vicesecretario, de quien al principio se decía que no encontraba su lugar en la nueva estructura, se está haciendo un sitio de la mano de Cospedal gracias a su visión del papel que juega internet y todo lo que conlleva en el futuro –y presente- de la propaganda política.

 

Pero lo que yo les cuente da un poco igual. Desde que a principios de esta semana nos desayunáramos con una supuesta trama de espionaje anclada en la Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid y dirigida a determinados políticos del Partido Popular, todo lo que el principal partido de la oposición estaba haciendo para intentar recuperar la iniciativa, acercarse más a los ciudadanos y ofrecer alternativas serias y eficaces ha saltado por los aires. Es como de coña, y perdonen la expresión, pero entiendo lo que me decía, desesperado, un alto cargo de Génova 13: “A veces te entran ganas de tirar la toalla”. Es difícil que puedan volver a darse una circunstancia mejores que estas para que el PP remonte en las encuestas y gane las elecciones frente a un Gobierno que está dirigiendo al país al borde del abismo, y sin embargo ese cainismo cerril y tabernario que encierra la derecha en sus entrañas parece decidido a jorobarle al PP la mejor oportunidad que podía tener para arrebatarle el poder a un Rodríguez enfangado en su propia inoperancia. Génova ha reaccionado con dureza, pero echo de menos un gesto de Rajoy de nuevo hacia Aguirre y Gallardón obligándoles a deponer las armas de su absurda guerra por el liderazgo del PP, en bien del interés de su partido y del general de la sociedad española. Si los liderazgos se fabrican sumando y no restando –y tenemos un ejemplo muy reciente de que esto es así al otro lado del Atlántico-, desde luego ya podemos tener muy claro quién o quienes no podrán nunca liderar el PP.

Como comprenderán yo no puedo tener la certeza de que desde la Consejería de Granados se estuvieran realizando labores de espionaje a cargos del PP, pero les diré que lo que si me consta es que durante los meses previos y posteriores al Congreso de Valencia, en medio de una lucha encarnizada cuyo fin era echar a Rajoy del PP, circularon dosieres sobre algunos miembros de su equipo, y que la paternidad de alguno de esos dosieres se atribuía a Granados y a su gente. ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué hay de verdad? Pues vaya usted a saber, porque a la vista de las pruebas aportadas no podemos asegurar nada con certeza. Por lo único que me atrevo a poner la mano en el fuego es por el desconocimiento que pudiera tener Esperanza Aguirre de estos hechos, pero precisamente por eso la presidenta debería haber realizado un gesto de redención personal apartando, al menos de manera temporal y hasta que se aclare el caso, a Granados de su puesto. Ya sé que eso es igual a señalarlo como sospechoso pero es que, francamente, nadie cree lo contrario. Granados tuvo una participación muy activa en el movimiento anti-Rajoy de esos meses, y es más que probable que llevado por un exacerbado deseo de acabar con él –políticamente, se entiende-, se extralimitara de sus funciones. Claro que todo esto habrá que probarlo, pero en Génova 13 están incluso bastante más convencidos que yo de que es así.

Lo que resulta sorprendente y nada parece tener que ver con este equipo de espías que recuerda a la serie Los hombres de Paco, es el seguimiento a Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid. Por el grado de sofisticación y los medios empleados, todo apunta a que se trata de una operación de encargo, hecha desde fuera. ¿Caja Madrid? ¿El PSOE? La entidad financiera tiene dinero de sobra para contratar a gente que sabe hacer estas cosas y el pasado del ministro Rubalcaba no es precisamente limpio y transparente respecto a estos temas. Lo de González es, en apariencia, lo más grave y lo que de verdad debería empeñarse en resolver la Justicia y la policía. Pero al Gobierno esta bronca interna del PP le viene de perlas, y no va a dedicar esfuerzos a aclarar lo que de verdad resulta ser un delito, sino que más bien parece decidido a echar más leña al fuego de la tormenta política interna del PP, y los medios que le hacen el juego no van a hacer otra cosa que seguir las instrucciones que salgan de Ferraz en cuanto a este asunto. Y los demás medios de comunicación, como corderos siguiendo los pasos que marca el diario El País: si cualquier otro hubiera publicado la mitad de lo que ha publicado el diario de Prisa, y hecho las insinuaciones que ha hecho el diario de Prisa, con las mismas pruebas que ha puesto negro sobre blanco el diario de Prisa, hoy estaría siendo juzgado por el Tribunal Mediático Nacional en manos de la izquierda progresista y condenado a galeras, como lo fue El Mundo en su día cuando se le ocurrió cuestionar la versión oficial del 11-M con cosas que, en apariencia, tenían bastante más verosimilitud que estas. Pero no, ahí vamos todos, como auténticos gilipollas, haciéndole la ola al diario de Cebrián: a veces esta profesión produce nauseas.

Pero a lo que voy. Es evidente que a pesar del Congreso de Valencia y del tiempo que ha pasado desde entonces, el cesto del PP sigue conteniendo manzanas podridas dispuestas a extender su podredumbre al resto. El `caso del espionaje´ se ha convertido en un episodio más de las luchas intestinas dentro de la derecha: Gallardón contra Aguirre, Aguirre contra Rajoy, Granados contra González Pons, González contra Cobo… Mientras los medios pescan en estas aguas revueltas y animan a que sigan así para bien de sus cuentas de resultados. ¡Qué poco sentido común el de todos! Este país necesita que en este momento se aglutine en torno al único partido que puede ser alternativa de Gobierno toda la fuerza del centro-derecha, sin fisuras, cohesionado… Ya habrá tiempo de arreglar cuitas, pero ahora lo que importa es sacar a este país del pozo infernal en el que lo está sumergiendo Rodríguez, y para eso Rajoy tiene equipo, un equipo que da mil vueltas, en este momento, al que puedan aportar Gallardón, o Aguirre, o Rato, o Aznar o cualquiera que pretenda hacerse con el poder en el PP. A poco más de un mes para las primeras citas electorales, lo que debería estar haciendo el centro-derecha es cerrar filas y pensar en el interés general, pero en lugar de eso cada uno de ellos, cada una de esas manzanas podridas, se ocupa solo de lo suyo, de su interés particular y de ver la manera de arrebatarle al otro la cuota de poder que ostenta.

Este fin de semana el Partido Popular celebra su Foro Abierto, una especie de Convención nada tradicional que, de alguna manera, es el disparo de salida de la larga precampaña electoral que nos ocupará hasta junio, con dos citas entre medias: las elecciones vascas y las gallegas. Pero lo que de verdad va a atraer la atención de los medios de comunicación estos dos días, y por tanto de la opinión pública, es el `caso del espionaje´ en la Comunidad de Madrid. No es la primera vez que un acontecimiento inesperado le hace la pascua al PP en sus planes. Lo de este fin de semana prometía ser un revulsivo, aunque solo fuera por lo distinto que aparecía frente a las tradicionales convenciones abundantes en discursos y con poca presencia de la sociedad civil. Esteban González Pons y María Dolores de Cospedal habían puesto mucho empeño en que el Foro resultara algo distinto, que de verdad permitiera acercar más el partido a los ciudadanos gracias a las nuevas tecnologías. Con la llegada de González Pons el PP está empezando a descubrir que existe un mundo en la red por descubrir y el vicesecretario, de quien al principio se decía que no encontraba su lugar en la nueva estructura, se está haciendo un sitio de la mano de Cospedal gracias a su visión del papel que juega internet y todo lo que conlleva en el futuro –y presente- de la propaganda política.